Genes
Mi abuelo fue un asesino en serie, mi padre está en el corredor de la muerte, yo he matado ya a dos personas; estoy empezando. La palabra remordimiento no la conozco.
Mi economía carece de fondos, por lo que entro en este banco para agenciarme algún dinero: "Banco de Esperma".
Mi economía carece de fondos, por lo que entro en este banco para agenciarme algún dinero: "Banco de Esperma".
Siniestro este "genes", con la donación al banco de esperma la genética de esta familia se va a repartir sin control, ¿cuantos asesinos pueden nacer? inquietante.
ResponderEliminarBuen relato Salvador, me ha gustado, muy bien contado.
Un abrazo.
Salvador, espero que el Banco de Esperma haga bien su trabajo y lo rechace como donante. De no ser así, puede ser terrorífico.
ResponderEliminarMuy bien contado Salvador.
Enhorabuena!
Besos
¡Vaya árbol generacional! ¡Y lo que queda aún por venir si nadie pone remedio!
ResponderEliminarVa mi me gusta, Salvador, por este cincuenta tan bien narrado y algo turbador.¡Enhorabuena!
Un abrazo.
Mi querido Salva, desde que descubrí la existencia de Hanibal Lecter no me había quedado tan pasmá. ¡Qué bueno! Un final de los de quitarse el sombrero, ahuecar las plumas, y rendir a vuecencia mi más mejor reverencia.
ResponderEliminar¡Besos de admiración!
Perversa genética la de esta familia, Salvador. Y se extiende sin remedio.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho cómo lo cuentas, con ese desparpajo del asesino satisfecho de su condición.
Un abrazo, Salvador.
Ay, los genes !.¿Son los culpables de todos nuestros actos?. Sería un tema para debatir y desarrollar.
ResponderEliminarPara que luego digan que los micros no son profundos.
Un saludo muy cordial, Salvador
Y la semilla maldita quedo sembrada. Casi hubiera sido mejor que hubiese atracado un banco -entidad financiera-, que dejar esa herencia que parece imparable. Un buen texto que lleva a hacerse la pregunta de si actuamos movidos por pura química o realmente somos dueños de nuestros actos.
ResponderEliminarUn abrazo, Salvador
¡Menudo legado!¿El instinto asesino es genético? Esa es la pregunta.
ResponderEliminarDicen que hay un gen, que vinculado a niveles bajos de dopamina, contribuye a potenciar la agresividad.
Por si acaso mejor no nos lo hacemos mirar.
Muy interesante tu relato. Un beso
¿Qué es más importante, la herencia o el ambiente en que nos desarrollamos?
ResponderEliminarPara pensarlo mucho, Salvador.
De los mejores relatos en lo que va del mes, en mi humilde opinión.
Saludos.
Vicente
Cuando parece que va a atracar un banco, pues no, es peor!!
ResponderEliminarSobre el debate, parece que importan las dos cosas: los genes y el ambiente-educación al crecer. Podrá la educación cambiar lo que aportará el protagonista en sus genes?
Esperemos que sí. O que se estropee la muestra ;-)
Un beso.
¡Qué escalofrío!
ResponderEliminarA esto le llamo yo concebir un embrión y dejar que los demás lo gestemos. Muy bueno, Salvador.
Un abrazo
Pues como nuestro amigo el psicópata sea alto y bien parecido, ahí se van a quedar los espermatozoides, muertos de frío, hasta que una desdichada decida tener una cita a ciegas con el destino.
ResponderEliminarUn relato original que da que pensar. Enhorabuena, Salvador.
Un abrazo.
¡Que inquietante Salvador!
ResponderEliminarUn saludo,
La genética es un tema que me apasiona, cadenas de ADN que nos esclavizan. Lastran la vida de muchas personas y otras, en cambio, juegan con las cartas marcadas, con ventaja. El condicionamiento ambiental a veces también suma en nuestra contra, y ante eso solo nos queda la libertad de raciocinio para luchar contra el destino. Muchas gracias a todos y cada uno de vosotros, amigos. Un placer transitar en vuestra compañía por esta carretera de las letras que nos lleva a mundos desconocidos. Abrazos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Carmen; el tono con que tu protagonista cuenta su historia recuerda a aquella canción del circo de RTVE, que decía: "Mi familia, si señores, somos músicos de honores..."
ResponderEliminarEstupendo relato, Salvador; inquietante y de los que hacen pensar y debatir.
Un abrazo.
Que bueno Salvador. Desde luego no tiene remordimientos ni nada parecido, nada más nada menos que a un banco de esperma, me parece que unos añitos la criminalidad va a ir en aumento.
ResponderEliminarUn abrazo.
genial relato para un final lleno de sátira. Además, va a entrar en uno de los pocos bancos que no cobran comisión ni intereses. Quizá se decida a donar y así ganar unos eurillos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
La va a liar parda tu protagonista, menudo regalito para la humanidad. Tu historia deja cierta inquietud en el cuerpo al pensar: ¿Y si…? Me ha gustado mucho, Salvador. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Jolín, Salvador! Visto así, da mucho que pensar. Desde luego que no se erradica el crimen con especímenes así.
ResponderEliminarMuchos genes y mucho genio en este micro, felicidades.
Besos.
Malu.
Parece que a los genes de esta estirpe les falta el cromosoma E, de escrúpulos.
ResponderEliminarSensacional historia, Salvador.
Un abrazo.
Genes e influencia ambiental condicionan nuestras capacidades, pero siempre nos queda un atisbo de individualidad y libertad para cambiar nuestro destino. Gracias, amigos, por vuestras amables palabras. Abrazos.
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