La jugada
Las primeras puntadas pasaron casi inadvertidas. Apenas un leve escozor.
La punta de la lengua buscó recorrer las pequeñas heridas pero las prisas, opresoras, le arrojaban dentelladas a doquier.
Recién, cuando el hilo surgió en la otra comisura de los labios, comprendió la jugada: la palabra le había sido vedada.
Tati, si es lo que imagino, es un castigo cruel,inhumano, impedir que una persona se exprese libremente es un mal acto, pero hacerlo como parece cosiendo los labios del protagonista es de una crueldad bestial.
ResponderEliminarBuen relato Tati, me ha gustado.
Besos.
Muchas gracias Javier por tu comentario. Como dices es cruel y es una crueldad camuflada que sigue vigente. Fuerte abrazo.
EliminarExcelente crítica a la censura y/o violaciones de la libertad de expresión de un pueblo. Quizá sea al maltrato y a la sumisión que este ejerce sobre sus víctimas. En cualquier caso, excelente relato Tati.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Raquel por tu comentario. Lamentablemente la falta de libertad de expresión sigue siendo moneda de cambio en muchísimos lugares. Un abrazo.
Eliminar«Las primeras puntadas pasaron casi inadvertidas». Al leer esta frase y contemplar nuestro entorno, uno se lleva la lengua a los labios, temeroso de encontrar hilvanes incipientes.
ResponderEliminarExcelente, Tati.
Saludos.
Vicente
Muchas gracias Vicente por tus palabras. Saludos.
EliminarQuerer sellar unos labios nunca es una acción inocente. Negar la capacidad de expresión es un intento de acallar la expresividad humana en beneficio de un pensamiento único, corto y excluyente; sin duda, la peor de las jugadas.
ResponderEliminarUn saludo
Tal cual Ángel, la peor de las jugadas. Gracias por comentar. Saludos.
EliminarLos primeros recortes a la libertad de expresión pasan casi desapercibidos, pero el poder sabe cómo acallar del todo las voces disidentes. Y ahí sí duele.
ResponderEliminarExcelente micro, Tati. Un beso.
Así es Carmen,una táctica subversiva y lamentablemente corriente. Gracias por el comentario. Saludos.
EliminarTenemos derecho a guardar silencio si es nuestro deseo, pero lo que no tienen derecho es a callarnos, a silenciarnos si lo que queremos es gritar. La palabra es nuestra arma de expresión y su fuerza es la que temen quienes buscan que no tengamos libertad.
ResponderEliminarVa mi me gusta, Tati, por este relato en el que nos descubres que, desgraciada y lamentablemente, hay personas a las que no se les permite hablar, pensar.
Saludos cordiales.
Coincido contigo José Antonio, la fuerza de la palabra causa mucho temor a los que ejercen su poder con demagogia. Saludos y gracias por el comentario.
EliminarMuy potente, tanto la historia, como la forma de narrar el relato.
ResponderEliminarPor la libertad de expresión, para que la palabra no le sea negada nunca a nadie.
Besos Tati.
Malu.
Gracias por tus palabras Malú. Me adhiero a tu deseo de que la palabra ni le sea negada, ni le vuelva a ser negada a nadie.
EliminarFuerte abrazo.
Tú no te has dejado engañar por ese hilo del discurso y has jugado muy bien tus cincuenta palabras.
ResponderEliminarUn abrazo, Tati
Muchas gracias Margarita por el comentario. Un abrazo.
EliminarTati, así sucede, poco a poco. Cuando te quieres dar cuenta han acallado tu voz.
ResponderEliminarMe ha gustado como lo has contado.
Besos
Me alegra que te haya gustado Pilar. Fuerte abrazo.
EliminarPerfectamente expresado el modo en que los enemigos de la libertad consiguen someter a los pueblos. Se empieza cerrando bocas y se acaba encarcelando voluntades. Me gusta mucho tu micro, Tati, felicidades. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Matrioska. Así es, lentamente, de modo sigiloso empiezan amordazando la voz para terminar mutilando cualquier voluntad que auspicie un cambio y con ello el final de su poder. Un beso.
EliminarExcelente manera de abordar la limitación de la libertad de expresión, Tati. En estos lares parecería que ya no existe, pero, en realidad, sí hay una sutil exclusión de temas o personas (bueno, a veces, no tan sutil).
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Todo tu relato es una metáfora, perfecta en su forma y rotunda en su contenido de denuncia.
ResponderEliminarEnhorabuena, Rosa. Magnífica propuesta.
Saludos cordiales,