La pena
Era desesperante. Llevaba así mucho tiempo. Creo que desde que llegó.
Todos hacían lo mismo: se acercaban, lo miraban pero nada más. Él, a veces, hacía un esfuerzo. Pero, aun así, nadie se quedaba a su lado. Esa era su pena. La pena de ser un Libro Blanco... sin
letras.
Un libro sin letras se asemeja, al menos desde mi perspectiva, a un ser humano incapaz de comunicarse, de conectar emocionalmente con los demás. Este libro hace un esfuerzo, lo que nos indica que su hermetismo es involuntario. Debe ser muy difícil sobrellevar esta pena, la del mutismo y la soledad.
ResponderEliminarQué gran texto nos has regalado este mes, Salvador. ¡Enhorabuena!
Un abrazo.
El ostracismo, a veces, es la condena más terrible a la que pueden/podemos someternos. Me alegra que te haya gustado y te haya hecho reflexionar. Un fuerte abrazo.
EliminarSalvador, cuando existen barreras para comunicarse debe ser terrible. Me ha recordado algunos enfermos que sufren afasia y no pueden expresarse mediante las palabras. Se sienten muy impotentes y sufren aislamiento.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente lo que debe sentir tu libro en blanco...
Me ha gustado mucho.
Besos
Asemejar lo que sufre mi libro con lo que sufren algunas personas es un honor que en su nombre agradezco. Sí. Eso intentaba. Gracias, Pilar.
EliminarLos Libros Blancos resultan poco atractivos para los lectores de Literatura, aunque cumplen su función de orientacion política o económica. Y tú nos has llevado al error para sorprendernos al final con un nuevo significado. Este libro sin letras al que todos rechazan es una buena metáfora del aislamiento y la incomunicación.
ResponderEliminarGracias por este relato, Salvador, muy bien escogido para este mes de abril. Un abrazo.
Pensé en esta metáfora aprovechando el Día Del Libro, que no pilla cerca. Así somos cuando estamos en el "infierno de la incomunicación". Muchas gracias Carmen.
EliminarSalvador a lo mejor mi interpretación no ew la correcta, pero al leer tu relato, ese Libro Blanco me ha recordado a los que se ponen cuando fallece alguien y se dejan las condolencias, aunque mis dudas están en esas palabras finales "sin letras",
ResponderEliminarBuen relato Salvador, me ha gustado.
Un abrazo.
Muchas gracias, Javier. El libro, sea el de condolencias o no, es un libro que quiere hablar, decir, expresar... pero no consigue transmitir nada... como nosotros algunas o muchas veces.
EliminarSupongo que si la gente lo mira es porque la apariencia es de un libro normal. Pero resulta que estando en blanco no nos puede contar nada. Eso sí, tú, Salvador, nos has hecho saber de la pena y frustación que sufre el Libro Blanco. Un libro sin letras es como una fuente sin agua; solo apariencia. Lo que más me ha llamado la atención es que dices que "el, a veces, hacía un esfuerzo". Creo que hay algo que no comprendo. Si quieres, ya me dirás. Interesante tema el que nos planteas. Saludos.
ResponderEliminarEl esfuerzo, es la figura retórica para indicar que él no era indiferente a ese abandono lector al que se veía sometido. Hacía le esfuerzo de mostrar lo que no podía mostrar... las letras. No había nada escrito en él. Nadie podía leer nada en él. Por eso se esforzaba en mostrar... pero simepre se quedaba solo.
EliminarHay personas que sólo pueden ser objetos decorativos, meros comparsas o atrezzo en un escenario al que poco o nada saben aportar, como un libro al que nadie hace caso; ocupa un lugar en la estantería, su única razón de ser, aunque nunca conmoverá, ni hará disfrutar o enriquecerá a alguien. Tu volumen a veces quisiera ser distinto, pero no lo consigue. A ti nunca te sucederá algo así, porque siempre tienes algo que decir y lo haces muy bien, con un desparpajo natural,
ResponderEliminarliterario y humano.
Un abrazo fuerte, Salvador
Muchas gracias, Maestro. Las personas y los libros vamos por la misma senda.
EliminarPasa mucho, Salva. Personas invisibles en este mundo de grandilocuencias y glorias huecas, hasta que alguien verdaderamente sabio las descubre y les enseña que pueden volar. Eso le pasará a tu libro, que alguien lo comprará y, juntos, nos maravillarán.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Ayayayayay! ¡La contadora de "historias negras" dándole ánimos a un caso perdido! Gracias patricia. Un abrazo muy fuerte.
EliminarQuizá la desesperanza de ese libro se deba a que espera que sean los demás, los que pasan por su lado, quienes escriban, quienes completen una historia que no se atreve a emprender por sí sólo y confía en que otros la escriban por él.
ResponderEliminarMe sugiere tu relato una reflexión sobre una de las más autodestructivas cobardías; la de hacerse dependiente de los demás.
Buen relato, Salvador.
Un saludo.
Esto se llama bucear entre líneas. Muchas gracias por tus palabras, Antonio.
EliminarEn ese libro hay varias lecturas: no tiene nada que decir y calla, lo cual dice mucho a su favor, o es la apasionante historia del silencio, o la representación gráfica de la mente receptiva, o el regalo perfecto para un escritor que comienza,...
ResponderEliminarNo soy yo nadie para juzgar, pero me da en la nariz que ese libro se infravalora.
Un abrazo, Salvador
La niña del abanico de posibilidades, abierto. Un fuerte abrazoooooooooooooo.
EliminarSalvador espero que tu libro en blanco encuentre un escritor/a, que haga aflorar en él bellas historias, y la pena se diluya. Comparto el planteamiento de Vicente Varas, aunque al principio pensé que iba sobre el proceso de creación... Te ha quedado muy chulo el micro.
ResponderEliminarUn saludo,
Muchísimas gracias, Raquel. Me encanta romper los finales.
EliminarEn ese Libro Blanco veo un símbolo de muchos libros olvidados, de muchos libros muertos de risa –de pena en el caso del tuyo- en las estanterías, sin que nadie se acerque y se ponga a ojearlos u hojearlos. Muchos libros que sin duda merecen lectores, que se reconcomerán por dentro al ver cómo otros sin apenas sustancia son leídos por muchísima gente, en fin, las injusticias de siempre.
ResponderEliminarPor otra parte, puede que ese Libro Blanco esté escrito con tinta invisible, y sólo puedan leerlo quienes sepan el secreto, los iniciados que sabrán cómo hacer visible esa tinta y disfrutar de los tesoros que guarda tal libro en su aparente blancura.
Pero también puede ser un libro hospitalario, un libro que deja que cada cual escriba la historia que desee en sus páginas vírgenes.
Sea como fuere, ese Libro Blanco merece mejor suerte, y sólo por indolencia y desconocimiento nadie se queda a su lado. Ellos se lo pierden. Yo voy a llevarles la contraria a todos ellos y me voy a llevar ese Libro Blanco porque seguro que tiene mucho que contarme.
Así que no sé cuándo te lo devolveré, Salvador. Enhorabuena por el microcuento y un saludo.
Jajajajajaja. ¡Qué bueno eres, Enrique y qué golpes más buenos tienes siempre!
EliminarPrimero parece un "Libro Blanco" de los que encierran sabiduría y análisis de temas, con pocos lectores muchas veces. Pero no, es un libro "sin letras". Aparte de la interpretación que he leído de anteriores comentarios (alguien que no consigue comunicarse), puedo quedarme con que es un libro para escribir en él. Seguro que si está un tiempo por 50 palabras más de uno dejará allí alguna que otra historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre que haya alguien dispuesto a hacerlo, Carmen. ¿Te presto mi bolígrafo?
EliminarSalvador, no hay nada más triste para un libro que estar en blanco, o haber sido escrito por Belén Esteban (no sé qué es peor).
ResponderEliminarLos de esta comunidad entendemos a la perfección esa pena pues aquí todos somos amantes de los libros.
Muy buen relato.
Un abrazo.
Pablo.
Metáfora, creo interpretar, sobre la incomunicación o la falta de comunicación, que yo entiendo que no son lo mismo, porque aquella está impuesta, mientras que la otra puede ser una decisión personal, un aislamiento buscado. Pienso que tu libro blanco adolece de ambas y ahí es donde radica su desesperación, su pena (en el doble sentido, el de dolor y aflicción y, también, en el de condena o castigo).
ResponderEliminarVa mi me gusta, Salvador. Gran relato el tuyo.
Un saludo muy afectuoso.
Querido Salvador, metafóricamente has querido transmitirnos que este libro es comparable a esas personas que no dicen nada por diferentes motivos y que por tanto, nadie quiere estar con ellas. Sin embargo, (y yo aquí le doy la vuelta a la tortilla) yo creo que esa pena deben quitársela tanto ese libro, como esas personas que, a mi modo de ver, poseen una riqueza infinita, por aquello de: "más valen por lo que callan". Ese libro en blanco tiene todas las posibilidades del mundo para mostrar historias interesantes aún no contadas, así que animémonos y vamos a ir dejando cada uno de nosotros un micro en sus páginas en blanco para ir aliviando esa pena, penita, pena.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Oh, vaya, jamás hubiera pensado que podría llegar a compadecerme de un libro en blanco y eso es exactamanete lo que has conseguido, Salvador.
ResponderEliminarSaludos cordiales.