La semilla
Todos mis secretos los guardé en una semilla. Quedó enterrada al lado de mis miedos, luego germinó con lágrimas.
Un árbol, que daba oscura sombra, creció y susurraba palabras al viento. La gente le temía, pues luego hablaba, y en temporada de huracanes podía contar el relato de mi muerte.
Un árbol, que daba oscura sombra, creció y susurraba palabras al viento. La gente le temía, pues luego hablaba, y en temporada de huracanes podía contar el relato de mi muerte.
¡Qué relato más original! Y con un final muy bien rematado.
ResponderEliminarMe ha gustado, Ricardo.
Un abrazo.
Pablo.
¡Que bien que te agradó!
EliminarGracias.
Ricardo, espero que, mientras lees este comentario, estén llegando a tus oídos unos sonidos rítmicos y acompasados. No, no son los susurros del árbol de los secretos, sino mis aplausos por un bello relato evocador de imágenes fantásticas de ensueño.
ResponderEliminarAbre la ventana, que te llegan también mis abrazos.
Y recibo los abrazos con mucha alegría.
EliminarGracias por tan bellas palabras.
«... en temporada de huracanes podía contar el relato de mi muerte».
ResponderEliminarGracias a la expresividad del texto es posible contemplar el follaje del árbol sometido al violento vaivén de la tempestad. Qué bien pintado te ha quedado el cuadro, Ricardo.
Felicitaciones.
Vicente
Gracias por contemplar en tal forma este relato.
EliminarGuardar los secretos en una semilla...
ResponderEliminarRicardo, tu cincuenta de este mes me parece una genialidad.
Un beso.
Malu.
Gracias Malu.
EliminarRelato cargado de poesía. Me ha encantado, Ricardo. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias.
EliminarQué belleza de imágenes, Ricardo. Me ha encantado este relato tan poético, surrealista y original.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Esos secretos debían ser realmente oscuros. Todo puede volver a nacer si no se ha desarraigado del todo. Queremos sembrar positividad, pero no siempre es factible. Un relato sensible con elocuentes imágenes.
ResponderEliminarUn abrazo, Ricardo
Me gusta lo que dices, debe haber otro árbol cerca que se alimenta de risas.
EliminarGracias.
Un relato simbólico y de gran carga emocional.
ResponderEliminarGracias por compartirlo, Ricardo.
Gracias.
EliminarEl árbol de la tristeza. Así llaman al pino australiano. Quizás no deberíamos enterrar nuestros miedos en sitios donde puedan germinar.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu relato, es muy visual a la par que triste ya que germinó con lagrimas.
Enhorabuena. Un beso
Debe ser un árbol de este tipo, son muchas las cosas las que crecen con lágrimas, hasta cincuenta palabras, a veces.
EliminarGracias.
Poético relato Ricardo, nos hablas de secretos, de miedos, en conjunto de los sentimientos que todos tenemos.
ResponderEliminarY culminas con ese árbol que germina con esa semilla el cual susurra, habla,que cuenta la vida.
Buen relato Ricardo.
Un abrazo.
Un árbol, una vida, una muerte.
ResponderEliminarGracias.
Una maravilla de relato, Rafael, ante el que yo, que no soy ni árbol ni arbusto parlantes, apenas tengo palabras para expresar todo lo que me infunde.
ResponderEliminarVan mi me gusta y, con ese obligado clic, también mi enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Tu árbol charlatán da sombra; tú nos asombras (como todos los magníficos cincuentistas que por aquí siembran sus historias).
Gracias por tan bella expresión.
EliminarMe encanta esta semilla, de que manera tan graficamente me hace recorrer el relato toda tu narración. Muy bueno!!!
ResponderEliminarGracias.
EliminarRicardo, un gran lirísmo en tus 50 palabras. Pura fantasía.
ResponderEliminarEl riesgo de enterrar tus secretos en una semilla es que luego germine y airee tus secretos.
Buen relato.
Besos
Gracias por tan bellas palabras.
ResponderEliminarUna semilla que guarda secretos nunca debería enterrase junto al abono de los miedos, porque solo con dolor y lágrimas podrá germinar. Un micro que conmueve. Felicidades, Ricardo. Saludos.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
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