Noticia de Lázaro
Pues sepa vuestra merced que, estando vendiendo los vinos del arcipreste y casado con su barragana, sentía que mi boca, al fin, era medida.
Pero la oportuna aparición de Zaide, mi hermanico negro, nos obligó a dejar tierras toledanas y a trabajar como sumiller en una posada de la costa.
Carmen genial relato con el cual me has hecho recordar al Lazarillo de Tormes que lo tenía algo olvidado.
ResponderEliminarUtilizando el lenguaje de la época nos describes una nueva aventura del Lazarillo, después de tantas vicisitudes que pasa en su vida, y ahora acaba digamos en un hotel de la costa. Imagino que está obligada huida es debida a la presencia de su hermano y tendrá que ver con la expulsión de los moriscos, que trasladado a la actualidad como tu haces, lo estamos viviendo hoy en día también.
Buen relato Carmen, me ha gustado.
Besos.
Muchas gracias, Javier. Lázaro ha pasado tantas penalidades, que ha tenido que sobrevivir degradándose moralmente y aceptando un matrimonio deshonroso. Cree vivir feliz de este modo, pero el encuentro con su hermano le hace ver que la sociedad en la que vive no lo aceptará. Y se apiada de él, huyendo los dos en busca de un probable ascenso social.
EliminarTambién actualmente existe la indefesión de los más desfavorecidos. Lo vemos constantemente en los medios de comunicación. Y es que los clásicos siempre están vigentes.
Un abrazo muy grande.
Carmen, genial actualización de un clásico, el Lazarillo de Tormes. Las circunstancias de su salida de tierras toledanas, las enlazas con la actualidad y lo mandas a trabajar a la costa, dónde seguro que pasará desapercibido y podrá rehacer su vida. Aunque con Lázaro nunca se sabe...
ResponderEliminarAdemás, me has recordado mis tiempos de instituto en los que éste era una lectura obligada. Qué tiempos aquellos...!
Me ha gustado recordar. Buen relato!
Besos
Pilar, me alegra que te haya gustado el relato y que te haya hecho recordar los años del Bachillerato. He de confesar que el relato es un atrevimiento por mi parte, producto de una deformación profesional. Lázaro intenta rehacer su vida haciendo lo que mejor sabe: vender vino. Desde niño se aficionó a él en compañía del ciego.
EliminarGracias por tu comentario. Besos.
Señora ingeniera de palabras, propongo que sus excelsas letras sean recompensadas con una cincuenteava parte del premio Cervantes, pues su merced lo merece por solazarnos de forma tan ocurrente y apropiada en este mes de abril de 2016, en que celebramos tan magnos aniversarios.
ResponderEliminarMi mejor reverencia y un abracico.
Jajaja, Patricia. Algo se me ha contagiado en esta primavera tan cervantina. Será un virus que me impulsa a cometer tropelías. Pido disculpas por los anacronismos del texto. Y, en penitencia, visitaré Alcalá a rogarle al mayor de los ingenios.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Bravo, con Doña Carmen hemos topado y un deleite de letras nos ha dejado.
ResponderEliminarEnhorabuena, tienes magia amiga.
Leire.
Gracias por comentar Leire. Celebro que te haya gustado. Unos besos.
ResponderEliminarUn gran homenaje a una obra imprescindible por parte de una autora que la conoce bien. Buen maridaje de vocabulario medieval con la actualidad pura. Cinco siglos llega el lazarillo en relación con el vino, lógico que halle trabajo como profesional en este ramo. Cincuenta palabras bien compuestas.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Muchas gracias, Ángel. Ya le profetizó el ciego a Lázaro que sería afortunado con el vino. Es todo un profesional en el sector y por ello lo veo como un buen sumiller de nuestra época.
ResponderEliminarLa próxima quedada lo celebramos con vino. Un abrazo enorme.
¡Qué relato, Carmen! No es fácil retomar a los clásicos pero tú has escrito un precioso homenaje.
ResponderEliminarTe felicito sinceramente.
Un abrazo.
Vicente
Muchas gracias, Vicente. Los clásicos siempre tienen algo que contarnos. Un gran abrazo.
ResponderEliminar¡Qué bueno, Carmen! Una gran idea traer esta historia del Lazarillo en versión moderna, muy actual, sí señora. Siento que deje las tierras toledanas, pero le deseo mucha suerte y ojalá que tenga éxito como sumiller en el chiringuito de la costa.
ResponderEliminarBeso fuerte.
Malu.
Malu, después de leerte me he dado cuenta de que, como valenciana, me llevado al personaje a mi terreno. Si me lo encuentro, te lo haré saber y brindaré por todos los que tenéis la amabilidad de pasaros por aquí.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Besos.
Un micro muy ingenioso y con un lenguaje muy bien escogido, Carmen. Solo desearle a Lázaro que con su nuevo trabajo de sumiller no acabe algún día "ciego". Un abrazo.
ResponderEliminarJuana, muchas gracias por tus generosas letras. Este pícaro tiene mucho peligro. Habrá que desearle mucha suerte y menos desventuras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Recomponer a los clásicos nunca es tarea fácil, pero tú has conseguido plasmar perfectamente el desarraigo social que nutre la inmortal obra del Lazarillo de Tormes. El texto, además está construido como una moneda con las dos caras del tiempo, en una el del propio lazarillo y en la otra el presente, donde sigue muy vigente el desarraigo para según quién.
ResponderEliminarMuy buen relato, Carmen. Enhorabuena.
Un abrazo
Muchas gracias, Antonio. El tema del desarraigo y la lucha por la supervivencia acompañan a un sinnúmero de seres humanos. De ahí que la lectuura de El Lazarillo nos haga reflexionar siempre.
EliminarUn gran abrazo.
Pues sepa, mi querida Carmen, que con este cambio de registro en sus letras ha conseguido interpretar una clásica melodía de las que te empujan a la pista a bailar.
ResponderEliminarPóngame presto un chato de ese vino costero y brindemos, que no es para menos.
Un beso grande
Mi querida Margarita, tiene usted garantizados el mejor vino y la mejor música de estas tierras costeras. Nada se le puede negar a tan insigne tejedora de las letras.
EliminarBesos.
Ese paladar fino pero furtivo ha hecho de la necesidad conocimiento; un excelente sumiller, seguro. Originalísimo y gran homenaje, Carmen. Un abrazo.
ResponderEliminarPara nuestro querido pícaro, el mejor oficio relacionado con el vino; y, para ti, un gran abrazo de agradecimiento.
EliminarYa veo, Carmen, que has vuelto a resucitar a Lázaro, pero no al de los Evangelios, sino a nuestro Lázaro, al clásico de la literatura española, para constatar su actualidad y cómo los tiempos cambian, pero los vicios e hipocresías de las sociedades se repiten, y Don Dinero, que diría Quevedo, poco después del anónimo autor del Lazarillo, es y será siempre el poderoso caballero que pudre mucho y desbarata más.
ResponderEliminarEsperemos que tanto a él como a su hermanico les vayan mejor las cosas en esa nueva andadura por la costa; allá irán con sus muchas lecciones aprendidas y con ese regusto amargo de las injusticias sufridas y nunca reconocidas y, mucho menos, remediadas.
Muy oportuna tu revisitación del clásico, que si lo son, precisamente, es porque a cada época tienen cosas que decirle y enseñarle.
Y no te disculpes por nada, loable es eso que llamas tu atrevimiento, al contrario, alguien que crea –y tú lo haces siempre de forma ingeniosa, imaginativa y poética- puede concederse todas las licencias que desee, lo que cuenta es el resultado, y el que has conseguido con está aparición de Lázaro está a gran altura y deja un buen sabor de boca, sin duda, mucho mejor que el que le dejaría a Lázaro el vino que le hurtaba al ciego.
Así que te felicito, te aplaudo y te envío mis saludos. Un abrazo.
En la novela Lázaro es víctima de la crueldad y de la hipocresía de todas las clases sociales, especialmente del clero. Por desgracia, el ser humano no evoluciona tanto como lo hace la tecnología. Por eso siempre es recomendable revisitar a los clásicos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus amables palabras. En mi tierra te espera una botella del mejor vino que vende Lázaro. Un gran abrazo. Enrique.
Ya que el pobre parecía haber encontrado asiento, vas tú y le devuelves a las andadas. Seguro que te lo agradece. ;-) Muy lograda esa narrativa epistolar, Carmen, me ha gustado mucho. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska. Es cierto que, aunque de manera poco honrosa, estaba asentado. ¿Pero qué hacer con el triste de su hermanico? Mejor que se lo lleve Lázaro y lo guíe para que pueda medrar.
ResponderEliminarUn beso.
Que lenguaje más elegante, pardiez!
ResponderEliminarMe ha gustado. Besos.
Muchas gracias, José Ramón. Besos de vuelta.
ResponderEliminarMuy acertada recreación de un personaje como Lázaro (Lazarillo de Tormes para los más allegados), de quien conocíamos nuevas solamente a través de aquella novela, a modo de biografía, que le hicieron anónimamente allá por el siglo XVI, empleando para ello el lenguaje de la época. ¿Y quién puede decir que no pudo ser así?
ResponderEliminarVa mi me gusta, Carmen, por tu atrevimiento literario, del que sales bien airosa.
¡Enhorabuena!
Un saludo muy cordial.
Muchas gracias, José Antonio. Cuando Lázaro llega a lo que él considera buen puerto, ya es un hombre con todo un aprendizaje a sus espaldas. Pero yo he querido sacarlo de las garras del lujurioso e hipócrita arcipreste y darle un final más digno.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
Carmen, perdona que no me haya pasado antes por esta obra de arte, pero este mes tengo menos tiempo. Aun así, sería imperdonable pasar de largo ante esta muestra de tu gran ingenio, llevándonos al siglo de oro y dándonos una continuación al inmortal Lázaro.
ResponderEliminarMe ha requetegustado. Mi máxima admiración, mi querida amiga.
Un beso.
Pablo.
Nunca es tarde si recibo de ti tan elogiosas palabras. Soy yo quien admira tus letras y quien se sonroja por tu valoración del micro.
ResponderEliminarOtro beso de vuelta.
Se me había despistado tu relato, Carmen, y cuánto me alegro de haberlo descubierto en este obligado (y secreto) escrutinio. Pero tranquila, que tu relato no va a ir a la hoguera, ni mucho menos. Me ha encanntado esta revisión del clásico tanto por su contenido como por lo bien que has sintonizado con el estilo original de la obra. Yo hice también uno no hace mucho partiendo del Quijote, y fue una experiencia muy gratificante.
ResponderEliminarEnhorabuena y un fuerte abrazo.
Gracias por tu comentario, Enrique. Yo me lo he pasado muy bien acompañando a Lázaro en su andadura y leyendo vuestros generosos comentarios.
ResponderEliminarUn abrazo.