Punto ciego
No pegué ojo en toda la noche tras aquella apasionante cita a ciegas. A primera vista presentí que sería la luz de mi vida. Pero en el siguiente encuentro me abrió los ojos al descubrir que sus guiños deslumbraban a otras. Desde entonces ando a tientas, dando palos de ciego.
MJesús has escrito un relato en el que empleas cantidad de palabras relacionadas con el sentido de la vista, con ver, con las sensaciones que se producen al mirar o al no ver. Y todo ello para contarnos una relación que acaba como tu título indica en un punto ciego.
ResponderEliminarMe ha gustado MJesús.
Besos.
Hermoso juego de palabras con el sentido de la vista, M. Jesús. Muy bien contado, desde la inquietud por la cita hasta ese final que da sentido al título.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un abrazo.
M. Jesús, has sacado tu pluma para engarzar con un maravilloso juego de palabras uno de los relatos del mes; de los que nos alegran la vista. Desde el título hasta el punto final, una joya.
ResponderEliminarUn beso.
Tengo que pedirte perdón, Mª Jesús, porque me lo he pasado tan bien jugando con tu relato que he sido una insensible ante el sufrimiento de tu protagonista. Pero la culpa es tuya ;) por construir un relato que es un placer para los sentidos.
ResponderEliminarUn abrazo
M. Jesús, de nuevo nos has cegado con tu relato. He necesitado leerlo con gafas sol para no tener después un punto ciego. Parece mentira los vocablos que existen relativos al sentido de la vista en nuestra lengua y qué bien has sabido utilizarlos en 50 palabras, sin dar palos de ciego.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Enhorabuena!
Besos
La vista es sin duda uno de nuestros sentidos más importantes, pero también dicen que es muy fácil engañarle, ya que se deja deslumbrar con facilidad. Tu protagonista sólo percibió un espejismo, una cáscara vacía, con el consiguiente desengaño. Ya sabes aquello que decía El Principito: "Lo esencial es invisible a los ojos".
ResponderEliminarUn abrazo, María Jesús
Compra pila nueva y enciende la linterna de petaca para examinar bien al espécimen. Ante la más mínima mancha en su expediente, apaga y vámonos, MJ.
ResponderEliminar¡Qué bueno!
Besotes.
Te ha quedado de lujo este ingenioso ejercicio literario-oftalmológico, Mª Jesús. Una historia muy bien narrada a partir de frases hechas que aportan un valor añadido a la historia, la mires por donde la mires.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el punto de vista con el que has desarrollado las consecuencias de esta apasionante, por impredecible, cita a ciegas.
Un abrazo.
Maravillosa inocencia, un día se va para no volver nunca jamás. Como decía otro poeta, (Rubén Diario sino recuerdo mal) Juventud divino tesoro... te vas para no volver... Pues eso pasa con la candidez, una vez que puedes ver el mundo, no sólo de color de rosa, sino en todas sus tonalidades ya nunca puedes volver a lo de antes. Tu micro relata, perfectamente ese proceso de desencanto ligado a la madurez, jugando con las palabras magistralmente. Te ha quedado un relato bien chulo.
ResponderEliminarUn abrazo,
¡Cómo añoro esos años, cuando no me daba cuenta de las intenciones de las personas, y no las sabía leer María Jesús! ¡que feliz y pardilla era, en mi bendita ignorancia! Como tu protagonista que creía haber encontrado su príncipe azul, y ni un día escaso le duro el encantamiento!
Eliminar:)
«De la vista nace el amor»... y el desengaño.
ResponderEliminarAdemás, yo creo que algunos no ven más allá de su nariz porque la tienen muy grande de tanto mentir.
Lo he leído sin parpadear, Mª Jesús.
Un abrazo y un guiño.
Está claro que se le cayó el velo de los ojos. Hay personas que se disfrazan, vistiéndose de lucecitas para brillar más e impresionarnos, pero luego esas luces van perdiendo fuerza.
ResponderEliminarAy... Y lo de los guiños a otras... No me gusta nada, alguna vez oí a alguien que decía que eso era ir poniendo intermitentes... (Mira, muy visual y también relacionado con las luces).
Mi querida Mª Jesús, sabes que te estaba echando de menos por aquí y por lo tanto, que me alegra mucho que vuelvas.
Te mando un beso grande con mi enhorabuena por este original y sustancioso micro.
Malu.
Qué gran y deslumbrante micro, Mª Jesús, enhorabuena. Un beso.
ResponderEliminarEl amor a primera vista está sobrevalorado y posiblemente sea una leyenda urbana. Originalísimo relato donde la visión nos sirve de guía para adentrarnos en el juego del amor y el desengaño. Muy bueno, Mª Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarCuando la vista no cubre todos los espacios queda un campo invisible en el que pueden ocurrir cosas sorprendentes e incluso traicioneras. Y es que el mundo que percibimos y el mundo en que vivimos no tienen, ni mucho menos, una correspondencia perfecta. Así que más vale andarse con cien ojos en estos asuntos tan delicados del corazón.
ResponderEliminarGracias, Javier, Carmen, Pablo, Margarita, Pilar, Ángel, Patricia, Antonio, Raquel, Vicente, Malu, Matrioska y Salvador. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Has conseguido jugar espléndidamente con las palabras para hacernos ver una vez más que "las apariencias engañan" y en el amor no es una excepción. Muy bueno, María Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Juana por tus palabras. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarTu protagonista, tras su frustración amorosa que no supo ver a tiempo, puede que sí, pero tú, María Jesús, nunca das palos de ciego... Porque todos tus relatos son un ejemplo de ingenio, buena labor y perfección literaria. Y este no iba a ser menos.
ResponderEliminarVa mi me gusta. ¡Mucho!
¡Enhorabuena por este nuevo cincuenta y un fuerte abrazo!
¡Ah! Y nos seguimos leyendo.
Visto lo visto, observo un relato ingenioso y deslumbrante.
ResponderEliminarMe mantendré ojo avizor a la espera de tu próximo relato, mi estimada Mª Jesús.
Beso.
Perfecto el juego de palabras y expresiones puesto al servicio de una historia. Cuánto pueden dar de sí tus letras, Mª Jesús.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Os agradezco vuestros comentarios, queridos José Antonio, Carles y Enrique. Estoy un poco desconectada de internet últimamente, pero os sigo leyendo. Un abrazo enorme, amigos.
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