Sinceridad
Para celebrar el Día de la Sinceridad, pateé a mi perro, mandé al cuerno a mi jefe, discutí con mi mujer, me agarré con el vecino.
Cuando regresé a casa, la ciudad entera ardía.
Me dormí temprano, abrazando mi almohada, solo.
Por suerte, mañana es el Día de la Fraternidad.
Por suerte, mañana es el Día de la Fraternidad.
Original relato Miguel, el día de la sinceridad ha sido devastador, en el día de la fraternidad es posible que puedan arreglar algunas cosas.
ResponderEliminarBuen relato Miguel, me ha gustado.
Un abrazo.
Miguel, parece ser que el Día de la Sinceridad no le ha ido nada bien al protagonista. No siempre se puede decir la verdad o hacer lo que a uno le apetece.
ResponderEliminarEspero que el Día de la Fraternidad consiga reparar los estragos del día anterior.
Buen relato.
Besos
¡Caramba, Miguel! En el Día de la Sinceridad se ha armado un gran lío. Es claro que no se puede ir por la vida dándole voz a cada uno de nuestros pensamientos, esto es un acuerdo tácito de la convivencia. Me has recordado la película «Liar Liar» protagonizada por Jim Carrey.
ResponderEliminarEspero el Día de la Comprensión.
Muy bueno.
Un saludo afectuoso.
Vicente
El día de la Sinceridad no existe, ¿verdad? Espero que a nadie se le ocurra inventarlo.
ResponderEliminarOriginal y divertido y espeluznante a la vez.
Un abrazo, Miguel
Qué día tan terrible. La sinceridad puede ser muy cruel y sus efectos irreparables. Menos mal que al día siguiente toca confraternizar. ¿Cómo lo harán?
ResponderEliminarUn relato muy original,Miguel. Un abrazo.
Sinceridad: La práctica hace de este concepto un objetivo difícil de alcanzar. ¿Te imaginas una vida en la cual pudiésemos decir y hacer siempre todo lo que pensamos?. No existiría el estrés, la angustia, la frustración; pero como en tu relato, aparecerían otros problemas más serios en los que no quiero pensar...
ResponderEliminarMenos mal que existe el día siguiente, el de la fraternidad, para que te perdones y te perdonen todo lo cometido en nombre de la "verdad".
No obstante, lo del perro, no te lo perdono, ja ja ja.
Interesante tu relato, me ha gustado.
Un beso.
Pues sí que se lo toma a la tremenda. Y si ¿se ocupa simplemente de ser y hacer lo que quiere, se olvida del día y... lo vive?
ResponderEliminarMuy ocurrente tu micro y tu idea, aunque creo que lo que tú describes, ocurre a diario en cualquier ciudad y civilización sin necesidad de tener un día establecido para celebrarlo.
ResponderEliminarMucha suerte, Miguel
Hay quien se deja llevar por eso del "día de tal" o el "día de cual". No creo que haya una sola jornada en todo el año que no tenga su celebración, si tu protagonista tiene que hacer caso a todas y de forma tan literal va a terminar muy agobiado. Un relato con un personaje influenciable, que puede leerse como una crítica a esa práctica tan corriente.
ResponderEliminarUn saludo
¡Pues sí así celebró el Día de la Sinceridad, miedo me da lo que tiene previsto para el Día de la Fraternidad! Aunque me temo que solamente le queda esa almohada a la que seguir abrazado. Y eso si no le da por lanzarla por la ventana.
ResponderEliminarTu protagonista interpreta los sentimientos como le da la real gana, por lo que esa fraternidad pendiente de celebrar me parece a mí que no va por buen camino.
Buen relato, Miguel. Y original.
Un saludo.
Muy bueno, Miguel. Deberíamos ser más sinceros con nosotros mismos y decir lo que de verdad pensamos. Lo malo es que no habría mucha gente que aceptara que fuéramos sinceros con ellos. Ese es el problema. Un saludo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con celebrar el día de la sinceridad siempre que se haga con educación y respeto. Este personaje deja mucho que desear y tu relato mucho que pensar, Miguel.
ResponderEliminarMalu.
Contundente historia, Miguel. A lo mejor también convendría que hubiera un día de la empatía.
ResponderEliminarSaludos.
PD. Lo que no me gusta es que patee al perro.