Testamento

A mi odiada esposa le dejo mis cenizas, a mis haraganes hijos, mis deudas. A mi aborrecida familia, la clave de mi caja fuerte, con la advertencia de que explotará al menor intento de abrirla. 

Espero que no olviden a este inútil vejestorio. Sin ningún asomo de cariño: 

El abuelo.
Escrito por Daniel Castillo

14 comentarios :

  1. No se puede ser más claro, Daniel. Y aun así creo que este abuelo no es tan malo como su familia está pensando en estos momentos de luctuosa lectura: yo no les habría avisado de la explosión.
    A pesar del dolor que transmite tu historia, me has hecho sonreír.
    Un abrazo, Daniel

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  2. Daniel, se puede decir más alto pero no más claro. Seguro que sus herederos no lo van a olvidar. Han recibido lo que merecen. Su comportamiento con el anciano ha debido de ser deleznable.
    Me ha gustado cómo lo has contado.
    Enhorabuena!
    Besos

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  3. Esroy seguro que al abuelo lo van ha recordar y con ningún cariño. Como dice el dicho genio y figura hasta la sepultura.
    Original relato Daniel, me ha gustado.
    Un abrazo.

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  4. La venganza del anciano no está exenta de humor. Al menos, a mí me ha hecho sonreír. Está claro que se siente ignorado y poco o nada querido. Los deja sin herencia, pero aún le queda un resquicio de cariño al advertirles de la explosión.
    Un abrazo, Daniel.

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  5. Es una pena que el odio se arrastre hasta las puertas de la muerte. Seguramente, en esta familia había de todo menos afecto.
    Buen micro.
    Saludos, Daniel.

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  6. Muy mal se deben haber portado con el abuelo, para que llegue a estos extremos. Obviamente, le van a recordar siempre, pero con odio.
    ¡Ay, los testamentos!
    Un beso

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  7. A saber quién es el culpable en esta historia. Quizá lo sean todos y ninguno. Muy bien avenidos no parece que sean. Al menos no discutirán por repartirse la herencia.
    Buen relato, Daniel, que yo catalogaría como tragicómico.
    Saludos.

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  8. A eso se le llama una herencia envenenada, tras la que se traslucen algo más que rencillas. Un enfrentamiento antagónico y un verdadero drama, pero contado con un humor que se sobrepone a todo.
    Simpático relato, Daniel
    Un abrazo

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  9. ¡Cáustico cincuenta este que nos dejas, Daniel! No hay atisbo alguno de cariño familiar en todo el texto de este testamento altamente venenoso, donde la malitención ha tomado acomodo. Y nos lo cuentas con un tono, como dice Enrique, tragicómico, ya que no sabes si reírte o echarte a llorar (eso sí, de la risa).
    Buen relato y enhorabuena. Va mi me gusta y con él un saludo afectuoso.

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  10. Daniel, un testamento vengativo de un abuelo que, seguro, se está riendo en la otra vida al ver las caras de sus familiares.
    Me ha gustado.
    Un abrazo.
    Pablo.

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  11. Ese “inútil vejestorio”, lo dice todo. Muy bueno, Daniel. Un saludo.

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  12. ¡Vaya familia! Creo que le abuelo está más feliz muerto que aguantando a toda esa pandilla. Me gustó tu microrrelato, Daniel. Un saludo.

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  13. Lo que está claro es que el abuelo deja en herencia lo mismo que sus herederos le han dejado a él en vida, poco o nada de nada. Es muy triste dar dinero a cambio de amor y cariño, pero más triste es no recibir afecto que se supone es innato hacia una persona de su propia familia.
    Rotundo este testamento.
    Besos Daniel.
    Malu.

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  14. Muy bueno, Daniel. La lectura que yo hago de tu microrrelato es que si sólo quieres por el interés a alguien, no sientes afecto real por él. Este abuelo, pudo no ser un ser adorable, pero su familia tampoco. Lo de "siembra y recogerás" me viene a la mente... Saludos.

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