Validez permanente
Se hizo inmortal sin alardes. La enfermedad, el amor, el dolor, la sonrisa o la más cruel pérdida siempre vinieron sin avisar; y la encontraron serena. Callada.
Un día todos nos estrellamos contra el vacío azul de su mecedora. Y decidimos pensarla, al menos, hasta que caducara su último DNI.
Un día todos nos estrellamos contra el vacío azul de su mecedora. Y decidimos pensarla, al menos, hasta que caducara su último DNI.
Miguel como indicas en tu título el cariño por aquellos que se van tiene validez permanente, nunca se olvidan. Además has jugado con una realidad los DNI de las personas mayores llega una edad que tienen validez permanente.
ResponderEliminarBuen relato Miguel, me ha gustado.
Un abrazo.
Muchísimas gracias Javier. ¡ Un abrazo!
EliminarMiguel, la protagonista de forma silenciosa se ganó la admiración, el respeto y el amor de su familia. Cuando ella desapareció, se había incrustado en el corazón de todos, ya era imposible olvidarla. Seguiría presente en su recuerdo permanentemente, como la validez de su DNI.
ResponderEliminarPrecioso! Me ha encantado tu forma de contarlo, desde el título hasta el final.
Enhorabuena!
Besos
Besos
Gracias por dedicar un ratito de tu tiempo a mi historia. Gracias ¡besos!
Eliminar¡Buaaah! magnífico relato. De los que van a mi libreta de favoritos sin dudarlo.
ResponderEliminarMiguel, tienes una forma de escribir que enamora a cualquier lector y, además, una originalidad que adorna aún más tus obras. Esta es de 10. Lo tiene todo: sentimiento, frases para enmarcar, como "Un día todos nos estrellamos contra el vacío azul de su mecedora" que ella sola podría ser un microrrelato, y un final digno de un genio que da todo el sentido a ese título que forma parte importante del relato, ya que, como sabemos, la caducidad del DNI en nuestros mayores, aquellos DNI azulados con fotos en blanco y negro, la tenían puesta por detrás con letras escritas a máquina que señalaban la validez permanente del mismo. Una forma muy poética de decir que la familia nunca olvidará a esa persona que, como las buenas, sin alardes, se hizo inmortal.
¡Enhorabuena, genio!
Pablo.
A ti que voy a decirte que no sepas. Eres muy grande Pablo. Magnífico autor y mejor persona. ¡ Gracias !
EliminarPrecioso cincuenta donde se contrasta la vigencia de un documento (aunque se califique de 'permanente') y la verdadera inmortalidad en el corazón de los seres queridos.
ResponderEliminarMuy bueno, Miguel.
Saludos.
Muchas gracias Vicente. Te leo siempre. ¡Un abrazo!
EliminarEl simple detalle de un documento te da pie para configurar cincuenta palabras de homenaje y recuerdo, desde el título que ya lo dice todo. Hay expresiones muy acertadas, que parten de lo cotidiano para obrar el pequeño milagro de la permanencia, ese "se hizo inmortal sin alardes", al igual que el estrellarse contra el "vacío azul de la mecedora".
ResponderEliminarMuy buen relato, Miguel
Un abrazo
Gracias Ángel por tu comentario. Siempre tienes una palabra certera. Ya conoces mi aprecio por tus letras y por tu persona. ¡Abrazos!
EliminarPrecioso homenaje a nuestros mayores. Creo que todos hemos tenido alguien cercano que se refleja en tus palabras, y al que recordaremos mucho más allá de la caducidad de sus pertenencias. Enhorabuena, Miguel. Me ha encantado. Saludos.
ResponderEliminarGracias Juana por dejar tu comentario. Siempre lo haces con amabilidad. Te mando un abrazo
EliminarOjalá el olvido respetará las fechas de caducidad, pero es muy cruel y traicionero, tanto como precioso tu relato.
ResponderEliminarUn beso, Miguel.
Como siempre dices la verdad verdadera, yo te lo agradezo también de verdad verdadera. ¡Un beso!
EliminarQué profundas son las huellas que menos fuerte pretenden pisar, aquellas que enseñan con la aptitud y la entereza. Miguel, has compuesto un relato acogedor alrededor del vacío de esa mecedora, dentro de la serenidad que tu personaje hizo inmortal entre los suyos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
Buenas Antonio. Tus comentarios hacen mejor los relatos. Esto es así de claro. Así que te agradezco que lo hagas y aprovecho para felicitarte por tu victoria del mes pasado. ¡Enhorabuena!
EliminarLo has vuelto a hacer Miguel, me has dejado sin palabras y con la boca abierta. El relato es magnífico, de los que nunca se olvidan.
ResponderEliminarHe leído en facebook y twiter que es una fecha especial e intuyo que un homenaje por tu parte a esa persona. Tu objetivo está conseguido con creces, Miguel, has creado un cincuenta palabras precioso.
Beso grande.
Malu.
Malú, muchísimas gracias por comentar mi relato. Siempre lo haces de forma especial. Eres, en mi opinión, un valor fundamental en 50 palabras. Sin ti no sería lo mismo. Genial autora. ¡Beso!
EliminarY tú, sin alardes, nos dejas una historia que va a permanecer en nuestra memoria sin fecha de caducidad.
ResponderEliminarUn saludo, Miguel
Gracias Margarita por tu comentario. Sigo con interés todo lo que publicas. Me cuentas entre tus lectores. ¡Mi admiración!
EliminarPrecioso micro en homenaje a una anciana que se ganó el respeto y el cariño de los suyos. Utilizas imágenes con fuerza y belleza: la mecedora, el DNI.
ResponderEliminarMe ha encantado, Miguel. Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario poetisa. ¡Un besazo!
EliminarQué preciosidad de relato, qué ternura. Me ha gustado muchísimo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Aurora por dedicar un ratito a comentar mi historia. Un saludo.
EliminarMe gusta cuando en los relatos se introduce algo que en principio es frio pero se transforma en algo cálido. Y me refiero al DNI. Por lo demás no voy a repetirme.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tu comentario. ¡Un abrazo!
EliminarOtra muestra de tu gran calidad literaria, Miguel. Entre otras cosas, veo un entrañable personaje, un título formidable, un final fabuloso (en el que anida una idea genial), y una magnífica manera de contar. Pero hay algo más, que no sé qué es, pero que te agarra desde la primera frase. Creo que tienes mucho "buen escribir" dentro, y mucho que contar, amigo. Por cierto, ese "pensarla" en lugar de "recordarla" pienso que dice mucho por sí solo de tu sentido creativo y de tu sello particular.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Mi admirado Enrique, un millón de gracias por tu comentario. Aprendo un poco de ti cada día. Seguimos en contacto, espero que por mucho tiempo. Un abrazo.
EliminarQué micro tan maravilloso, cuánto sentimiento, ternura y alma hay en él. Las personas que pasan afables, sencillas y silenciosas por la vida se ganan siempre esa validez permanente en los corazones de quienes las conocieron. Me ha encantado el micro de principio a fin, pero como siempre, nos dejas alguna perla dentro como: “Un día todos nos estrellamos contra el vacío azul de su mecedora.” Enhorabuena por esta joyita, Miguel. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarQuerida Matrioska, me hace especial ilusión que hagas un comentario a mi relato. Yo soy admirador de los tuyos. Te mando un fuerte abrazo y un beso.
EliminarMiguel, me ha encantado tu historia. Ya el título aventura algo que perdura en el tiemp. Y así es nada más comenzar la lectura de tu cincuenta. Esa primera frase, "Se hizo inmortal sin alardes", apunta a una persona -creo que a una madre- que se ha ganado el respeto de la memoria sin aspavientos, "serena" y "callada", como la calificas. Y concluyes con la frase "Un día todos nos estrellamos contra el vacío azul de su mecedora" que, como comenta Pablo Núñez, es en sí una microhistoria, porque a mí me sugiere ausencia, pero una ausencia de las muy queridas.
ResponderEliminarPor todos esos méritos, y algunos que seguro que se me han escapado o, torpe de mí, no he sabido ver, van mi me gusta y, también, mi enhorabuena.
Un abrazo fuerte y nos seguimos leyendo.
Oh, José Antonio, gracias por pararte y comentar mi historia. No miento si te digo que tus comentarios mejoran los relatos. Saco algo bueno siempre tanto de tus interpretaciones como de tus propias historias, que siempre leo. Te mando un cálido saludo.
EliminarBien por ese homenaje (¿a una abuela?), por esa voluntad de no olvidar, por esa reafirmación del amor, aun cuando el ser amado ya no esté.
ResponderEliminarBien, Miguel, bien.
Abrazos.
Un saludo, Miguel. Has creado un microrrelato con mucha fuerza humana y ciertos simbolismos que le conceden vitalidad en medio de la situación. Me gusta la obra.
ResponderEliminarQué preciosa frase: "nos estrellamos contra el vacío azul de su mecedora"...
ResponderEliminarEsas mecedoras de las abuelas...
Precioso.
Un abrazo.
Muy buen micro, Miguel. Abrazo y suerte.
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