A casa
La puerta se abrió de par en par y, tras de sí, otra se cerró de golpe. Podría ser el principio de una frase optimista, pero no era más que el cotilleo del vecindario.
Habían pasado meses desde aquel incidente. Sin embargo, necesitaba volver. Y volver a construir un hogar.
Habían pasado meses desde aquel incidente. Sin embargo, necesitaba volver. Y volver a construir un hogar.
La lectura de tu relato, Saioa, provoca un efecto chafardero: es imposible no preguntarse qué habrá pasado.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Nos dejas la incógnita de que pasaría en su momento para ser el cotilleo del vecindario, pero pienso que hay que pasar de esos comentarios y hacer lo que a uno realmente le interese.
ResponderEliminarBuen relato Saioa, yo diría que con misterio incluido.
Un abrazo.
Algo grave debió de suceder cuando trajo consigo una ausencia de meses. Algo importante hubo de dejar allí cuando acepta volver, aun con el condicionante de tener que soportar los cotilleos seguros del vecindario. Pese a todo, como indica en el título, es su casa y, con independencia de lo ocurrido, la reconciliación y el sentido común parecen imponerse, aunque si que quedan ganas de conocer el motivo de esta idea y vuelta, pero para eso está la imaginación de cada cual.
ResponderEliminarUn saludo, Saioa
¿Acaso estuvo en la cárcel?
ResponderEliminarLa reinserción social es un tema de mucha actualidad que merece tratarse.
Intrigante pero a la vez esperanzador relato.
Muy bueno.
Saludos, Saioa.
Cotilleo ¿qué ha pasado, cuéntame algo de ese incidente?
ResponderEliminarBesos.
Me siento un poco cotilla, quiero saber qué paso para abandonar su casa durante tanto tiempo.
ResponderEliminarUn beso Saioa.
Malu.