A su salud
El hijo del Rey aguarda en la mesa.
Los asistentes empuñan los cuchillos en espera del género fresco.
La carne es cortada. El meollo, probado y aceptado por el príncipe. Se brinda a su salud.
Lejos, por unos cuantos favores, profesionales sin alma alimentan el horno con infantes sin corazón.
Lejos, por unos cuantos favores, profesionales sin alma alimentan el horno con infantes sin corazón.
Dos últimas líneas con una fuerza tremenda, en las que queda simbolizado hasta dónde pueden llegar los hombres cuando detentan poder sobre sus semejantes; cómo se sirven del miedo. poderoso aliado, para mantenerse, con la colaboración de sicarios sin escrúpulos que generan víctimas. Espero haber acertado al interpretar.
ResponderEliminarUn saludo, María Jesús
Un relato terrorífico cuando te imaginas esa escena de los monstruos sin alma alimentando el horno con infantes... No se puede tener alma para hacer algo como eso. "Los cocos" andan sueltos. Besos
ResponderEliminarLa crueldad de algunos parece no tener límite. Sin embargo, tengo la esperanza de sean más los que les planten cara.
ResponderEliminarBuen micro, María Jesús.
Saludos.
Maria Jesús lo primero felicitarte por estos 30 relatos en 50palabras, felicidades.
ResponderEliminarEn el de hoy me has hecho imaginar una escena de Juego de Tronos, has logrado trasmitirme esa sensación de crueldad.
Buen relato María Jesús.
Besos.
M. Jesús, felices 30!
ResponderEliminarImpresionante relato por la escena tan cruel que nos describes. Interpreto que el principe ocupa el lugar del Rey y por eso brindan los que le acompañan a la mesa.
Los niños que alimentan el horno son hijos ilegítimos del Rey, que son asesinados para que no le disputen el trono.
No se si me equivoco...
Besos
Enhorabuena por tus 30 relatos, María Jesús. El que nos narras ahora es espeluznante. El banquete de los poderosos consiste en esos inocentes que con tanta crueldad mandan sacrificar.
ResponderEliminarBuen relato. Besos.
Lo leo en clave de metáfora. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Angel, Olga, Vicente, Javier, Pilar Carmen y María José por vuestras interpretaciones. Yo añadiría otra más. Tráfico de Organos, en concreto de corazones, procedentes de terceros países.
ResponderEliminarUn beso grande a todos.
Tremendo relato. Esos infantes descorazonados parecen ser un manjar para esa tropa de canívales sin corazón. Si a ello le añadimos el asunto del tráfico de órganos que nos desvelas, no encuentro palabras para calificarlo. Un buen micro sobre la maldad, Mª Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarJuana, te agradezco mucho tu interpretación y tiempo empleado en ella.
EliminarBesito virtual
Yo veo otra historia entre líneas. El hijo del Rey está en la mesa, pero es una mesa de quirófano. Los asistentes que se disponen a cortar la carne son cirujanos con sus bisturíes. El príncipe prueba y acepta el órgano. No se produce rechazo del trasplante y por eso todos brindan porque ha recuperado la salud.
ResponderEliminarEn otro país los niños a los que les han quitado el corazón son incinerados.
No se trata de un banquete de canívales pero es igual de espeluznante.
Un beso.
Asun: Tu interpretación es la perfecta. Me has leído el pensamiento, cuando lo escribí. Mi denuncia del trasplante al poderoso a costa de vidas inocentes. Quise hacer pensar al lector al no concretar el tipo de mesa que era, y describir al equipo médico cómo asistentes al banquete.
EliminarTu análisis me ha reconfortado, pues creí que había sabido trasmitir la idea y el mensaje que tú has captado.
Muchísimas gracias
Creo que Asun ha dado en el clavo, aunque sin tu comentario y su interpretación, creo que hubiese tirado más hacia otros derroteros. :) Leído por segunda vez, todo encaja a la perfección. Me ha gustado mucho tu micro, María Jesús, felicidades. Un beso.
ResponderEliminarMil gracias, Matrioska. La verdad es que he querido hacer pensar al lector. Lo leí en un grupo de amigos y hubo diversidad de opiniones.
EliminarBesito virtual
Ah, qué Príncipe más malvado. Y si en lugar de corazones habláramos simplemente de vidas comunes, bien podríamos estar hablando de cómo los poderosos arrebatan las esperanzas de la gente corriente.
ResponderEliminarSiempre fiel a tu estilo de frases cortas y contundentes.
Besos, Mª Jesús.
Lo sé, lo sé, lo sé, soy muy críptica , y eso me aleja del lector. No puedo remediarlo, la malvada debo ser yo.
EliminarSaludos afectuosos, Carles