¡Al diablo con ellos!
El acusado siguió perorando:
—¡...y es un hecho que muchos poseen una mentalidad tan enrevesada que, aun teniendo todas las oportunidades para portarse civilizadamente, no lo intentan! ¡Lo único que se puede hacer con ellos es mandarlos al diablo, sí!
Hubo unanimidad: un abogado no cambia. Fue condenado al infierno.
—¡...y es un hecho que muchos poseen una mentalidad tan enrevesada que, aun teniendo todas las oportunidades para portarse civilizadamente, no lo intentan! ¡Lo único que se puede hacer con ellos es mandarlos al diablo, sí!
Hubo unanimidad: un abogado no cambia. Fue condenado al infierno.
Muy bueno aunque esperemos que algunos si. Saludos
ResponderEliminarExisten otros mundos,pero son difíciles de encontrar.
ResponderEliminarSaludos.
Está claro que con un abogado así, lo mejor mandarlo al infierno.
ResponderEliminarBuen relato Ruperto.
Un abrazo.
Ruperto, con las experiencias, pocas, que he tenido con abogados, estoy de acuerdo con la sentencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Ruperto, hay una maldición gitana que dice "juicios tengas y los ganes". Por desgracia, pase lo que pase en un contencioso, siempre el único que sale ganando es el abogado.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente la sentencia, aunque siempre existen excepciones...
Buen relato.
Besos
Como hay pocas escepciones, supongo que los demás siguieron el mismo camino.
ResponderEliminarGenial relato, la pena es que en el infierno ya no se si queda sitio, aunque se dice que allí se está mas calentito.
A lo mejor esa es la razon deque exista tanto chusma.
SALUDOS DE LOS DOS
De momento prefiero no saberlo y disfrutar con tus relatos.
Saludos de los dos.
No son santos de mi devoción, aunque soy optimista y creo que alguno bueno habrá, como las meigas. O no. :) Me ha gustado, Ruperto. Un saludo.
ResponderEliminarMe apunto, si me su permiso, lo que ha comentado Matrioska, creo que hemos tenido en un segundo una conexión importante. Un beso.
ResponderEliminar