Ausencia
Felicitas corrió a mirar el muro de las fotos familiares, estuvo largo tiempo buscándose pero no se encontró en ninguna. Frustrada, se sentó en el alféizar de la ventana del que había caído una semana atrás. No sabía que sus padres para poder soportar su pérdida habían guardado sus fotos.
Que frustración se ha llevado el espíritu de esa hija al ver que no hay fotos suyas, pero el dolor de unos padres que han perdido una hija es tan grande que se entiende esa ausencia.
ResponderEliminarBuen relato Renate, me ha gustado, muy bien contado.
Besos.
Muchas gracias Javier! Un abrazo
EliminarSeguro que está hija se da cuenta de su error cuando escuché su nombre pronunciado día y noche por los labios temblorosos de sus afligidos padres.
ResponderEliminarMuy bonito, Renate.
Seguro que sí. Un abrazo Vicente, gracias por comentar!
EliminarNuestro cerebro está habituado a funcionar mediante imágenes. Es lógica la decisión de ocultarlas durante un tiempo si van asociadas a la más dolorosa de las ausencias, al menos mientras dura la etapa de asimilación, en la confianza de que ésta termine alguna vez, o al menos se suavice. Quien trajo dicha con su nombre y sufrimiento posterior, llegará a comprender desde su nueva dimensión lo que realmente sucede.
ResponderEliminarUn abrazo, Renate
Gracias por comentar Ängel, un abrazo!
EliminarLa peor de las ausencias es la pérdida de un hijo. Tu protagonista aún no ha entendido ese dolor y la necesidad de aliviar la herida ocultando sus imágenes.
ResponderEliminarUn relato muy bello, Renate. Besos.
Gracias Carmen, un abrazo!
EliminarMe ha parecido recoger pistas para comprender, sin que tú lo digas, que se trata de una niña pequeña. Si es así, lo has hecho de forma magistral. Y, si no, también. Porque algo tiene este micro, a pesar de lo que describe, que transmite ternura.
ResponderEliminarUn abrazo, Renate.
Gracias Patricia, efectivamente se trata de una niña pequeña.
EliminarUn abrazo!
El trauma del olvido.
ResponderEliminarEl olvido es como la muerte ¿No?
EliminarUna historia doblemente triste. Triste por la incomprensión de la niña al verse excluida y triste por la pérdida que sufren esos padres al otro lado. Me ha gustado mucho la historia y cómo las has narrado, Renate, felicidades. Un beso y un abrazo. :)
ResponderEliminarGracias Matrioska, un abrazo!
EliminarMuy buena historia y mejor contada.
ResponderEliminarEnhorabuena Renate. Te envío un abrazo y un me gusta.
Gracias por el abrazo y el me gusta ;)
EliminarRenate, triste y precioso tu micro. Qué duro para unos padres superar la pérdida de una hija. Qué duro para ella que no se ha dado cuenta que se ha ido.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos
Gracias Pilar, un beso gigante!
EliminarMuy buena historia Renate.
ResponderEliminarMucha suerte.
Un saludo.
Gracias Ramón, suerte para tí! Un abrazo!
EliminarTriste historia y doble dolor en ella. Un beso.
ResponderEliminarGracias Maite, una abrazo!
EliminarVista así la muerte, a pesar de que para la niña la existencia continúa de algún modo, el dolor y la tristeza están en ambos lados. Muy bonito, Renate. Enhorabuena.
ResponderEliminarSaludos.