Del despacho al colegio
No comprendía la cobardía de su jefe al mandarle el burofax de despedido sin antes haberle llamado para interesarse por su salud. En realidad, le agradecía que prescindiese de él, pues era como una señal para que reaccionase y se dedicase a la docencia, dejando atrás aquel nido de víboras.
Ya dicen que no hay mal que por bien no venga. Sabio este protagonista, que de la desdicha fabrica una oportunidad.
ResponderEliminarUn saludo
La libertad es difícil de conseguir.
ResponderEliminarSaludos.
Jorge veo que a ti protagonista se le podría aplicar el dicho de " no hay mal que para bien no venga" a cualquier situación se le puede sacar el lado positivo.
ResponderEliminarBuen relato Jorge.
Un abrazo
Qué bien afronta el protagonista los golpes del destino. La docencia es una noble profesión (jeje) y las relaciones humanas mucho más directas y cálidas que un burofax.
ResponderEliminarMe ha gustado, Jorge. Un abrazo.
Pues sí, a darle la enhorabuena al personaje. Una manera estupenda de afrontar el despido. Un beso.
ResponderEliminarJorge, al protagonista le han hecho un mala pasada, pero que al final resulta que casi que le han hecho un favor. A veces la vida te da un empujón y endereza tu vida.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Muchas gracias a todos, me alegro que os haya gustado.
ResponderEliminarUn abrazo a todos,
Jorge