Ejercicio mental
La asfixiante oficina me ahogaba. Tras la ventana, el Ebro fluía rápido. Querría ser parte de sus aguas y llegar a su meta: el mar. Vestí mi mente con zapatillas nuevas y empecé a correr tras las olas que el bravo Cierzo azuzaba. Cada metro, una gota más. Sudor, libertad.
Aunque sea mentalmente tu protagonista nos muestra la manera de evadirse de la realidad que la agobia y de como luchar por conseguir sus sueños.
ResponderEliminarMe gusta que hayas centrado tu relato en una ciudad que me encanta como Zaragoza, y si no es esa y es cualquier otra de Aragón bañada por el Ebro pues igual de contento.
Buen relato Eva.
Besos.
Un relato de evasión en estado puro. Hace una semana que tuve ocasión de contemplar el Ebro y de ser azuzado por el cierzo, dos fuerzas de la naturaleza que pueden inducir a pensar que la libertad existe y ellos son su vehículo. Será por eso que los aragoneses, y en concreto los zaragozanos, tienen una personalidad tan especial. Puedo decir esto y bien alto porque tengo la suerte y el orgullo de conocer a más de uno/a, personas con la capacidad de llegar al corazón.
ResponderEliminarUn saludo
Dicen por ahí que la libertad es un estado mental, Eva. Después de leer tu estupendo relato me convenzo más de lo acertado de tal definición.
ResponderEliminarSaludos.
Eva, precioso tu relato, en el que de forma poética nos demuestras que la mente no tiene límites ni fronteras, solo las ee nuestra imaginación.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho! Enhorabuena!
Besos
He tenido que sujetar a mi gallina, que ya se estaba poniendo las zapatillas para correr hasta Tortosa.
ResponderEliminarLa mención al cierzo me hace pensar, querida Watson, que eres aragonesa. Seas de donde seas, dejemos correr la imaginación, libres, como el agua.
Hermoso relato.
Que se me ha olvidado decirte que soy de Zaragoza.
EliminarBesicos.
Ya se oye el rugido del mar.buen relato.
ResponderEliminarSaludos
Nada como la imaginación para navegar en libertad; en este caso, por las aguas caudalosas del Ebro.
ResponderEliminarEstupendo relato, Eva. Un abrazo.
Un fantástico ejercicio mental, ponerse unas cómodas zapatillas para la mente y dejarse arrastrar por la corriente de las aguas y azotar por el cierzo. Tras leerlo, se queda uno mucho más relajado y libre. Muy bonito tu micro, Eva. Un beso.
ResponderEliminar!Siempre queda la imaginación!
ResponderEliminarMe encanta ese ponerle las zapatillas. Muy bueno. Un beso.