El regreso
—Mami, mira cómo relucen, a lo lejos, sus vestimentas. ¡Qué rápido avanzan! Parecen ansiosos por llegar. ¿Juan vendrá con ellos, verdad?
"Pero, ¿cómo permiten que regresen vestidos con esos harapos? Cuánta tristeza en sus rostros. Parece que casi no pueden con el alma. ¿Y Juan? ¿Quién nos devolverá su inocencia?".
"Pero, ¿cómo permiten que regresen vestidos con esos harapos? Cuánta tristeza en sus rostros. Parece que casi no pueden con el alma. ¿Y Juan? ¿Quién nos devolverá su inocencia?".
Jesús, me alegra leerte también por aquí, con un relato que incluye un viaje de ida y vuelta, donde el contraste entre ambos desplazamientos es absoluto y hasta brutal, soldados que marchan y regresan de una contienda. La inconsciencia de la juventud marca su primer desplazamiento. El peso de la realidad les hunde en el retorno, descrito con pocas y eficaces palabras: harapos, peso en el alma e inocencia perdida.
ResponderEliminarUn abrazo
¿Que será de sus sombras?
ResponderEliminarSaludos.
En estos regresos vuelve la persona sola, pero con un alma cargada de dolor. La inocencia me temo que perdida y desaparecida para siempre.
ResponderEliminarUn beso Jesús.
Malu.
Buen micro, Jesús. Muestras, con la contención de las cincuenta palabras, dos perspectivas opuestas de un mismo hecho: los derrotados de la guerra. Los niños solo ven brillo y esplendor; los adultos, en cambio,ven la realidad de los harapos..
ResponderEliminar¡Genial! Un fuerte abrazo.
Jesús bienvenido a 50palabras.
ResponderEliminarNo sabemos de donde regresan, pero de donde sea han vueltos cambiados, y más que exteriormente por lo que cuentas el cambio ha sido en su interior, en su forma de ser.
Buen relato Jesús.
Un ahrazo.
Muchas gracias a todos por vuestros amables comentarios.
ResponderEliminarUn saludo.
Jesús.
Jesús, nos hablas del regreso de tropas que vuelven de la guerra. Vistos desde lejos todo parece brillante y bello, pero visto de cerca se aprecian los estragos quanproducen en quienes luchan en ellas. Y esa pérdida de inocencia imposible de recuperar.
ResponderEliminarBien contado.
Besos
Agradezco mucho, Pilar, tus generosas palabras. Saludos.
ResponderEliminarLa inocencia siempre es lo primero que muere. Desgarradora escena nos relatas. Felicidades, Jesús. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario, Matrioska.
ResponderEliminarQue pena da ver que solo sobreviven los vividores.
ResponderEliminarQue absrda realiad y que buena su pintura, o sea tu relato.
Un abrazo de los dos.
Muchas gracias por molestarte en comentar mi texto. Un saludo.
ResponderEliminarLa brillantez del comienzo y la crudeza de lo que es realidad: muertes innecesarias y heridas que jamás cerrarán. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maite, por tus cariñosas palabras. Saludos.
ResponderEliminarGran relato, Jesús. Además de su profundo significado creo que está escrito con enorme maestría.
ResponderEliminarEnhorabuena y bienvenido a 50.
Saludos.
Muchas gracias por tus animosas palabras, Enrique. Suerte con tu magnífico relato.
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