La soga
Félix evitó mi suicidio, sujetándome y quitando la soga que rodeaba mi cuello. Gracias a él, comprendí las leyes de la necesidad de la vida, la inevitable fatalidad de la muerte. Aunque hoy estoy en su funeral, siento aún esa angustia de tener la soga al cuello. ¿Será la corbata?
Puede ser que al ir al funeral y ponerse traje la corbata le apriete un poco, pero creo que esa sensación de tener una soga al cuello al intentar suicidarse será difícil de olvidar, lleve o no corbata. Y además en el día del funeral de su amigo que le salvó la vida, esa sensación y los recuerdos aún deben aflorar más.
ResponderEliminarBuen relato Olga.
Besos
Si, probablemente no debería haberse puesto corbata. Pero en este caso no importa ya que aunque la "soga" no esté, le va a seguir apretando toda su vida.
EliminarMuchas gracias, Javier.
Hola, Olga.
ResponderEliminarMe gusta tu relato, tan trágico como bien narrado, y esa pregunta final, para liberar la tensión.
Besos
Intenté quitar un poco de dramatismo en la mente del protagonista, pero sin corbata o con ella el nudo va a seguir ahí. Besos George y gracias.
EliminarQue lección de como acometer una idea, contarla con la pausa requerida y culminarla en un brillante microrrelato.
ResponderEliminarMe encantó.
Besos.
Pablo.
Muchas gracias, Pablo. Me alegro que te haya encantado.
EliminarHay detalles que asociamos de forma inmediata con recuerdos. Una corbata al cuello es lo más semejante a una horca que el protagonista tuvo puesta un día, sólo que a la inversa y con un toque de elegancia. Un nudo en la garganta por la pérdida de un amigo también se le parece. Por lo demás, la vida es caprichosa y puede hacer que asistamos a la despedida de quien salvó la nuestra y seguro que no quería irse. Un relato donde se entremezclan sensaciones y sentimientos.
ResponderEliminarUn saludo, Olga
Si, la corbata y la horca se asocian muy bien. De hecho, mi pareja, que se pone poco la corbata, cuando tiene que elegir dice en plan de broma: "Que soga me pongo". No creo que la gente que haya intentado suicidarse de tal forma sea muy proclive a llevar corbata.
EliminarBesos Angel y gracias.
Todos moriremos algún día, lo importante es no hacerlo en vano, Félix no lo hizo. Tal vez la fuente de la angustia del protagonista es la responsabilidad de seguir vivo, de darle buen uso al regalo de su amigo.
ResponderEliminarSaludos, Olga.
Dadas las circunstancias, debería en honor a Félix, darle buen uso a su regalo.
EliminarGracias Vicente y un beso.
Magnífico Olga. Es una historia muy redonda, sencilla y potente. A mi me ha encantado. Enhorabuena y espero que estés entre los relatos finalistas.
ResponderEliminarUn saludo,
Muchas gracias, Raquel. No me veo yo entre los finalistas. Por aquí hay relatos buenísimos. Un beso.
EliminarPersonalmente, nunca me han gustado las corbatas: siempre hay algún gracioso que te agarra de ella y simula que te estrangula, quizá hasta lo desea en secreto. Y si te la pones para un funeral, acto en el que a uno, a poco identificado que se sienta con el muerto, se le hace un nudo en la garganta, pues es como duplicar esa sensación un tanto angustiosa.
ResponderEliminarAsí que, quizá, si el protagonista del microcuento no hubiese llevado corbata, ésta no le hubiese incordiado en sus reflexiones escatológicas, las cuales, dado que el difunto es la persona que evitó que se suicidase y, se supone, le dio sabios consejos, han de ser de lo más profundas y filosóficas.
Ya decía Montaigne que filosofar es aprender a morir, es una buena frase, pero la muerte es proteica y creo que para el común de los mortales, o sea, casi todos, desmontar todas las argucias de esa impiadosa señora es misión imposible, incluso aunque nos echase una mano Tom Cruise.
Muy buen microcuento, Olga, sobre la vida y la muerte. Un abrazo.
Con corbata o sin ella, la angustia que rodea al personaje seguirá estando ahí. Hay muchos atenuantes, como bien a dicho.
EliminarNo me extraña que no te gusten las corbatas si las asocias con que vendrá un gracioso a estrangularte, jajaja. A mi me pasa a veces con los tacones, que me da la sensación de que me voy a despeñar en cualquier momento.
Gracias, Enrique.
SSospecho que la corbata era negra, como el relato de humor negro pero muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Pues no le puse color. El que tu quieras...
EliminarGracias José María. Un beso.
Corbatas, sogas…, hay personas a los que la vida siempre les oprime. Me ha gustado mucho cómo has dado forma al micro. Felicidades, Olga, y muchos besazos.
ResponderEliminarEs cierto Matrioska, todos en alguna ocasión tenemos la sensación de llevar "la soga al cuello". Pero hay personas a las que por una u otra razón les oprime más.
EliminarGracias guapa y un beso.
Olga, desde hoy me declaro "anticorbata", no vaya a ser que...
ResponderEliminarMuy logrado el broche final.
Besito virtual
Muchas gracias, Maria Jesús. Un besazo.
EliminarNo nombrar la soga en casa del ahorcado y no usar corbata con un nudo en la garganta. Un relato profundo contado con humor.
ResponderEliminarEnhorabuena, Olga. Un abrazo.
Muchas gracias, Carmen. Yo no tengo nada contra las corbatas, eso sí, usadas correctamente.
EliminarHay sucesos que marcan, como la soga al ahorcado. Tu micro es de sensaciones, sobre toda ante la muerte, de la que se huye casi siempre y a la que se acude si la desesperación es insoportable. En el caso de tu protagonista, en su día la estranguló con sus eternas manos y aún perdura en ella esa sensación.
ResponderEliminarUn micro que atrapa, Olga. Enhorabuena.
Un saludo.
Yo creo que esa sensación que debe sentir la gente que ha intentado alguna vez atentar contra su vida, debe ser angustiosa. He intentado explicarlo aquí asociándolo a la corbata.
EliminarMuchas gracias Antonio y un beso.
Creo que esa es el recuerdo que le quedará para siempre, el sentir esa soga al cuello, pero también veo que este personaje lo supera quitando hierro al asunto, es gratificante el final. Besos, guapa.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maite. Besos.
EliminarOlga, buena asociación de la soga con la que intenta suicidarse y la corbata que utiliza en el funeral del amigo que le salvó la vida.
ResponderEliminarAmbas situaciones nunca se olvidan.
Buen relato.
Besos
Muchas gracias, Pilar. Besos.
EliminarCiertos estados psicológicos pueden incrementar el riesgo de suicidio. Hay diversas causas de la vida, como la pérdida de un familiar o amigo, de un trabajo o el aislamiento social (como el vivir solo), incrementan el riesgo de suicidio. Yo creo que el protagonista de tu historia tiene muchas papeletas para volver a intentarlo, es carne de cañón. Inconscientemente lo reclama, pero su consciente se lo achaca a la corbata.
ResponderEliminarEs un buen relato psicológico. Sólo hay que saber mirar en el interior del individuo.
¡Menos mal que es ficticio! Pero tienes razón, tiene muchas papeletas para volver a la soga. Pero por otra parte su mente le dice que no debe, y le achaca su angustia a la corbata.
EliminarMuchas gracias Anónimo. Un beso.
Las corbatas me gustan lo justo, hay personas que las usan y se ven ridículas, pero para gustos, los colores...
ResponderEliminarTu personaje tiene una vida que le oprime, independientemente de que se ponga corbata o no.
Un beso Olga.
Malu.
Si, Malu. El personaje es un suicida en potencia, intentando no serlo. Muchas gracias, un beso.
EliminarEstupenda idea perfectamente contada y genialmente resuelta.
ResponderEliminarConsigues que todos sintamos, si no los sentimientos autodestructivos del personaje, sí al menos ese nudo oprimente.
Enhorabuena, Olga.
Un abrazo.
Eso pretendía, que os asfixiarais con el nudo. ¡Qué mala soy!.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Enrique.