Mar gruesa
La pescadilla, harta de morderse la cola, mordió el anzuelo, tiró con violencia del sedal y arrastró al pescador, provocando su hundimiento. El pez grande y el pez chico cruzaron sus miradas en la lucha final. Al día siguiente bajaron los índices bursátiles, pero aumentó la amplitud de las sonrisas.
¿Alguien conoce un buen médico especialista en manos magulladas? De tanto aplaudir, ni me las siento.
ResponderEliminar¡Bienvenido, Javier!
Por el mar navega una sonrisa. Muy bueno
ResponderEliminarEn este relato se percibe un mar de fondo lleno de situaciones muy humanas y terrenales, aunque los protagonistas sean seres marinos. Que no falte nunca el buen humor construido a base de letras, los dobles sentidos bien empleados y, sobre todo, las sonrisas.
ResponderEliminarCon esos apellidos es inevitable asociarte con una buena pluma tras la que hay una persona que muchos apreciamos.
Al igual que Patricia Richmond, que ha inaugurado estos comentarios, otra escritora a la que te adelanto que también apreciarás mucho si vuelves por aquí, yo también te digo: ¡Bienvenido, Javier!
Cómo me ha gustado!! Se nota que lleváis mucho en común además del apellido.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Una genial crónica/parábola de la globalización de los mercados que esconde, creo yo, una moraleja que pone en su justa medida el valor de las cosas.
ResponderEliminarPor cierto, en el camino he aprendido la expresión «La pescadilla que se muerde la cola». No es muy utilizada en México. Gracias.
Estupendo micro, debe ser de familia.
Un saludo afectuoso.
Vicente
Bienvenido a 50palabras Javier, vienes avalado por una buena carta de presentación y con tu relato me has demostrado que no hacen falta recomendaciones.
ResponderEliminarBuen relato Javier, me ha gustado.
Un abrazo.
Javier, bienvenido a la familia.
ResponderEliminarLlegó la hora de la revolución, donde los pequeños triunfan ante los grandes. Tendrá consecuencias económicas para algunos, pero aumentará la justicia social.
Buena metáfora para una bella utopía.
Enhorabuena!
Besos
Bienvenido a 50palabras, Javier. Debutas apuntando fuerte. Ojalá se cumpla la alegoría de tu micro y nos inunde una ola de sonrisas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bueno Javier, qué buen ritmo tiene tu relato y qué buena onda. Felicidades. Un beso.
ResponderEliminarVeo en tu relato una fuerte dosis de política. Claro, que lo mismo me equivoco...
ResponderEliminarLas caídas de la Bolsa cuando los procesos electorales no dan mayorías claras, como en nuestro país. En la Bolsa también se escucha mucho lo del "pez grande que se come al chico", ese pez chico ha querido cambiar las tornas.
Muy bueno. Un beso.
Gran y clarividente relato. Posiblemente hayas dado la solución, valiente, para plantar cara eficazmente al sistema.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos de bienvenida, Javier.
como me gusta el cambio de venedores... Es que no me gustan los peces ni gordos, ni vivos, ni muertos, ni fritos ni asados, pero dessde luego es una alegoria, una metáfora en la que se quiernen decir muchas cosas mas, sin palabras, construyendo al final un relato genial.
ResponderEliminarSaludos de los dos.
Me ha gustado eso del pez grande y el chico luchando juntos contra el anzuelo que los pesca. Me ha gustado mucho!
ResponderEliminarComo Javier no dispone de ordenador en este momento, y contestar cada comentario a través del móvil le puede resultar bastante farragoso, me ha indicado que os dé las gracias por vuestra buena acogida. Un saludo.
ResponderEliminar!Genial!
ResponderEliminarBeos.
Gracias de parte de Javier por comentar, Maite.
EliminarDe casta le viene al galgo, suele decirse. Se notan los genes “igarretanos” en este relato, los cuales ya eran famosos en cierto programa que hacían / hacen en Radio Nacional los fines de semana.
ResponderEliminarEnhorabuena, Javier, un abrazo. Tu estreno ha sido extraordinario.
Gracias, Enrique, por tus amables palabras. Así como tú, tenemos unos estupendos recuerdos de N.E.U.D.C., que sigue siendo un magnífico programa, por cierto.
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