No te engañes
El reloj, puntual cada mañana. La misma música a la misma hora.
Costaba salir de la cama, lo peor era la bronca diaria. Nadie, además, comprendía el porqué de esos gritos y esa mala cara con la que salía del baño. Sólo el espejo sabía de su enfado y engaño.
Costaba salir de la cama, lo peor era la bronca diaria. Nadie, además, comprendía el porqué de esos gritos y esa mala cara con la que salía del baño. Sólo el espejo sabía de su enfado y engaño.
¡Ay! si los espejos hablaran como el de Blancanieves, más de uno o una no volvía a mirarse.
ResponderEliminarYo no soy ese espejo pero comprendo el mal humor al tener que madrugar cada mañana, lo que peor que llevo es la misma música cada mañana.
Buen relato Leire, me ha gustado.
Besos.
Gracias Javier, ays sí hablaran o hablasen, ¿verdad? Jajaja.
EliminarDa la impresión de que ese espejo no se limita a reflejar la imagen del que se mira en él, creo que interpreta a su manera. El/la protagonista no está de acuerdo con lo que ve y todos los días se enfrenta al espejo con broncas y gritos. Con ese panorama no me extraña que le cueste salir de la cama cada día. Por otro lado, pensando en el título, quizás es alguien que no acepta su imagen y trata de esconderla tras el maquillaje, pero el espejo siempre le devuelve la imagen real. Creo que podrían hacerse varias interpretaciones más. Muy interesante, Leire, este micro que nos traes. Besos.
ResponderEliminarGracias Juana, pues sí, puede interpretarse desde varios puntos de vista, todos válidos.
EliminarUn besazo!!!
Leire, me parece que a tu protagonista no le gusta ver el paso del tiempo reflejado en su rostro frente al espejo. Luego consigue disimularlo con el maquillaje. Por eso solo el espejo conoce el motivo de su enfado.
ResponderEliminarBuena forma de hacernos ver la falta de aceptación de verse envejecer.
Enhorabuena!
Besos
Gracias Pilar, el espejo muestra una realidad que a veces no se quiere aceptar,pero ahí está.
EliminarUn besote
Una estampa cotidiana con la que muchos nos identificamos, Leire.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo.
Vicente
Vicente gracias, me alegro te haya gustado.
EliminarUn placer leerte siempre.
Abrazo!!
Leire, si madrugar cada día ya es difícil, mucho más lo es enfrentarse a lo que nos dice el espejo recién levantados. Tu protagonista no acepta la realidad, bien sea la del paso del tiempo o la de algún problema de identidad.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un buen par de besos.
Carmen gracias!!! La realidad del madrugón y la incógnita de lo que esconde ese espejo...
EliminarOtro par grandote para ti.
Los espejos dan mucho juego en el terreno de la fantasía, que se lo pregunten a ese genio que fue Lewis Carroll, el cual, nos dejó varias obras maestras, sobre todo, Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo, donde la protagonista es esa niña que conocen hasta quienes no han leído ni la hoja parroquial.
ResponderEliminarEl espejo de este microcuento es bastante sufrido el pobre. ¿A qué vienen esos malos modos? ¿Es porque su pulida superficie le devuelve al o a la protagonista una imagen que no le gusta? Pues ajo y agua, que se dice. Aunque le voy a quitar un poco de culpa por el hecho de tener que madrugar: no resulta nada agradable que ese artilugio tan arisco, que suele ser el despertador, te saque del sueño, a no ser que estés metido en una pesadilla; por ejemplo, que haya aparecido tu nombre en los papeles de Panamá, cuando, en realidad, tu sueldo, prácticamente, no da para na’, y en plena alucinación kafkiana te persigan los hombres de negro, o inspectores de hacienda capitaneados por Montoro.
Al final, veo al espejo en plan estoico diciendo eso de “si yo hablara”, pero esa sería otra historia, la que nos has contado queda ahí abierta a más de una interpretación, yo hasta veo un lecho matrimonial con otra persona rezongando entre las sábanas.
Mis felicitaciones por el microcuento, Leire, y un abrazo.
Muchas gracias Enrique, lo que puede dar de si un espejo y la de historias pueden imaginarse.
EliminarEncantada siempre de leerte.
Un abrazo
Muy buen micro. No debe haber nada más triste que no estar cómodo con uno mismo. Saludos.
ResponderEliminarHola Tati, gracias, pues desde luego no aceptarse es todo un problema, y un peligro para el espejo jajaja.
EliminarSaludos
Me ha gustado mucho tu relato, Leire. La rutina de comenzar un nuevo día, el despertador, nuestro careto recién levantados... Menos mal que, transcurrido el día, la situación puede(o debe)cambiar...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias María José!! Como dices menos mal que luego el día trae otras caras y nuevas historias.
EliminarUn abrazo
¡Doña Leire Frex! Yo estoy tan enfadada como tu espejo. ¿Por qué tardas tanto en regalarnos tus relatos? Pero, la verdad, merece la pena la espera si el resultado es un cuento tan fascinante como éste. ¿Quién es el protagonista? ¿A qué horas se acuesta? ¿Qué ocurre exactamente en ese cuarto de baño? Incógnitas que cada cual puede resolver acudiendo a su imaginación, como sólo los grandes creadores saben conseguir.
ResponderEliminar¡Besos!
Ays no se me enfade usted Patricia, que la lista de espera es grande jajaja y no da una con la fórmula de colarse.
EliminarPero bueno poco a poco llego a casi todo
Un besazo!!!
Entiendo que tu protagonista es una mujer a la que no le gusta lo que ve cuando se mira al espejo por las mañanas y deja oculto ese rostro que le devuelve el reflejo tras una capa de maquillaje. Me ha gustado mucho cómo nos lo cuentas, Leire. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarGracias guapa!!!
EliminarNo todo el mundo ve en el espejo lo que realmente es y hay quien maquilla.
Un beso
Creo recordarme cada mañana en este micro. Saludos, Antonio Ortuño
ResponderEliminarHola Antonio, algo de eso llevamos un poquito todos y todas.
EliminarGracias!!!
En ese paso, siempre espeso y duro, de la inconsciencia a la realidad que hemos de afrontar cada vez que nos levantamos, se interpone un objeto que no sabe mentir, que nos muestra tal como somos, que recuerda el inexorable paso del tiempo. Podemos tratar de disimular ante los demás y ante nosotros mismos la inevitable degradación, las arrugas, o el pelo cada vez más escaso, pero sólo es un engaño y lo sabemos.
ResponderEliminarTras este relato, aparentemente triste y crispado, late el buen humor y la positividad de su autora, a la que mando un abrazo
Hola Angel, gracias por el comentario y como se decía en un anuncio pero lo aplicaremos aquí "el espejo no engaña"
EliminarUn abrazo grande y unas cañas pendientes
Nunca estamos a la altura de lo que quisiéramos de nosotros mismos, pero recién levantados menos. Espero que esa bronca tenga al menos efectos terapéuticos. Ingenioso y simpático relato con el que nadie querrá sentirse identificado, :-).
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, Leire.
A veces el espejo nos devuelve imagenes distorsionadas, y no hay que hacerle caso.Enhorabuena por le relato.
ResponderEliminarSaludos de los dos
Es muy visual, poco más tengo que decirte pues ya llego tarde a los comentarios, pero me ha gustado mucho.
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