Opulencia distraída
Una tumba vacía. Un cadáver ausente. La familia no escatimó en gastos: la lápida brillaba con los grabados de oro, el excelente bufet, la orquesta contratada desde Viena y la lectura del epitafio a cargo del mismísimo presidente. Mientras, el difunto olvidado tomaba el sol en su piso de Vallecas.
Tal vez más que una opulencia distraída es una opulencia para llamar la atención y que nadie se acuerde del muerto, que nadie se preocupe y él así poder vivir como cuentas en su piso de Vallecas.
ResponderEliminarBuen relato Esther.
Besos.
¡Grande, Esther!
ResponderEliminarEsther, me parece que la familia pone mucho boato en este funeral, importándoles poco el difunto que lo han olvidado al sol en su barrio obrero de Vallecas. Las apariencias engañan...
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Una buena manera de desaparecer, bien me gustaría saber los motivos. Pero los ha despistado con tanta opulencia. Muy bueno, un beso.
ResponderEliminar¿Se les olvidó el cadáver en la terraza del piso de Vallecas o estaba muy vivo? Me quedo con lo segundo, que quería desaparecer y montó todo un funeral. Aunque es mal sitio para desaparecer, el barrio de Vallecas. Muy bueno Esther. Besos.
ResponderEliminarMuchas apariencias y poco cariño por parte de los familiares, aunque también puede ser que el muerto no estuviera muerto, sino de parranda, como dice la canción.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Como bien ha dicho mi apreciada Malu, hay quien antepone la apariencia a lo fundamental. Al menos podían haber dejado al difunto dentro de la nevera y no al sol, pero ni eso. Divertido, ocurrente y con trasfondo.
ResponderEliminarUn saludo, Esther
Las dudas de los compañeros, las comparto. ¿Estaba vivo o muerto en Vallecas? Pero lo cierto es que celebraban un gran "fiestón"... sería alguien importante ¿Un político acaso?
ResponderEliminarGracias Javier, Patricia, Pilar, Maite, Olga, Malu, Ángel y Mª Luisa por leer y dar vuestra opinión de mi humilde micro ;)
ResponderEliminarTodo un misterio el de esta historia y las respuestas no las tengo ni yo, pero algo me dice que ese hombre anda vivito aún por ahí :)
Un abrazo!
Una huída perfecta de un mundo en el que seguramente el "difunto" se sentía sin vida.
ResponderEliminarEnhorabuena, Esther; estupendo relato, simpático y clarividente a partes iguales.
Saludos.
Muchas gracias Enrique.
ResponderEliminarUn saludo!