Os percebeiros
Nolinho piensa que Dulce respira con la cadencia del oleaje. Ella no le habría permitido quedarse. Pero él no se mueve del sitio. Solo teme su cansancio de viejo; sabe que el sueño, como el mar, es traicionero. Vigila el monitor. El gotero. Aprieta su mano en la séptima ola.
Enrique al leerte percibo un matrimonio mayor, que se aman como el primer día. Ella lucha por la vida en un hospital y él pese a la edad no la puede dejar sola. Me encanta esa mezcla que haces del lenguaje del mar con los sentimientos.
ResponderEliminarY el título imagino que vendrá porque esa habrá sido el trabajo de ellos durante toda su vida.
Buen relato Enrique, me ha encantado.
Un abrazo.
Muy buena tu lectura, Javier. Tengo la impresión de que la gente de mar amolda su filosofía, su sentir y parte de su conducta a la norma impuesta por ese gigante natural.
EliminarMuchas gracias por todo. Eres siempre muy amable.
Con cuanta dulzura nos relatas Enrique ese ultimo momento, lleno de intimidad en esos dos seres que tienen que separarse, quizas para el esposo no dure mucho la soledad. Me ha producido tristeza, pero tambien una calma sensacion. Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. Seguramente hay pocas cosas más naturales que la muerte, aunque eso no evita que siempre sea dolorosa incluso cuando llega a una edad avanzada. En cualquier caso yo intento que mi visión de ella sea lo más serena posible.
EliminarAbrazos.
Es una preciosidad, Enrique. Un relato lleno de dulzura y delicadeza y tú lo has tratado con arte. Un gran abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Belén. Precisamente eso es lo que llevo viendo hace tiempo en lo que tú escribes: arte.
EliminarOtro abrazo grande para ti.
Este relato resalta la importancia del título en los textos tan cortos. Podría haberse quedado en un cuento más sobre la ternura del amor en los tiempos de la decadencia final. Pero no, ese título nos habla de una larga vida común de esfuerzo y sufrimiento, de rocas y olas embravecidas que se han tenido que sortear para llegar hasta ahí. Y él, percebeiro curtido al viento de Finisterre, no dejará de velar por su compañera hasta que la calma de las olas les sumerja en el naufragio que sabe que no podrá evitar. Pero hasta que llegue ese momento, aguantará firme en la roca.
ResponderEliminarExtraordinario, Enrique.
Muchas gracias, Patricia. Qué gran lectura y qué gran comentario. Encantado de haber generado estas palabras con mi historia.
EliminarEs verdad que el título en este caso es esencial, pero es que no tuve más remedio que hacerlo así porque no me cabía la profesión dentro del relato sin desvirtuarlo.
Un abrazo.
Una hombre curtido por su oficio, seguro que sabio después de una vida larga, envidiable por ese amor que mantiene vivo hasta el final, aun en contra de los elementos, hasta la última ola. Tener una mano que apretar hasta el último momento, qué más se puede pedir. Bueno, sí, puestos a pedir, aprender a transmitir con palabras como tú lo haces.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Enrique
En efecto, Ángel, imagino un sinfín de situaciones en la vida mucho menos gratificantes que esta que le toca vivir a dos personas que se quieren y a las que solo la muerte, y de forma más o menos natural, los va a separar finalmente.
EliminarMuchas gracias por todo, incluidos los elogios, aunque no se me ocurre nada que tú puedas aprender de mi modo de escribir.
Otro abrazo grande para ti.
Enrique, preciosa historia sobre esa pareja de percebeiros, en la que ella está en el hospital luchando por su vida y el permanece a su lado.
ResponderEliminarMe encanta esa forma de utilizar el mar para hablar de su respiración o del sueño. Y esa frase final, en la que él le apreta la mano en la séptima ola, para evitar que se la lleve el mar. Me parece que los percebeiros cuentan las olas, ya que tienen una cadencia de 7 y la séptima es la más grande. Entonces se apartan para evitar ser arrastrados mar adentro.
Una maravilla de micro Enrique. Enhorabuena!
Besos
Eso es, Pilar. Escuché una vez en un documental sobre este oficio eso de las siete olas, aunque parece ser que es más una creencia que una realidad, algo más de acuerdo sin duda con la fama de traidor que se le atribuye al mar, y digamos que los rasgos para mimetizar a los personajes con lo que había sido su vida los tenía servidos.
EliminarMuchas gracias y besos para ti también.
Las olas que llegan a la costa viajan en grupo de siete y la última, la séptima, es la mas peligrosa.
ResponderEliminarRelato emocionante.
Saludos
Pues eso dicen, Jose Juan, aunque mejor no fiarse mucho por si acaso. Me alegra que te haya llegado mi historia.
EliminarMuchas gracias por tu lectura y tu comentario.
Saludos.
Hay obras imperecederas que en toda su extensión, cosa harto difícil, son perfectas. Siempre digo a mis amig@s cinéfil@s que a la película 'Casablanca' no le sobra ni una escena: todas me parecen perfectas. También me ha ocurrido con algún libro, como 'Caballeros de fortuna' de Luis Landero, por poner un ejemplo.
ResponderEliminarEn cuanto a microrrelatos, solo había encontrado uno que, bajo mi punto de vista, cada una de sus letras, palabras, frases, argumento y título, todo en conjunto, fuera totalmente perfecto, de los que si hubiera que puntuarlos del 1 al 10, le pondría un 10 cum laude. Del que hablo se llama ' Décadas de decadencia', y pensé que jamás leería ninguno mejor. Estaba equivocado. No sabía que Nolinho y Dulce, esos percebeiros, me robarían el corazón y me quitarían la razón.
Enrique, eres un genio. No sé si ganarás de nuevo este mes o no. Yo, a falta de leer un relato, ya que los otros dos que salen son, uno de Álex y otro del que te escribe y ya lo conozco, no tendría duda (aunque cada uno tengamos nuestros gustos) pero, si no ganas ¿qué más da? Después de escribir esta obra de arte, al escribir la última frase, ’Aprieta su mano en la séptima ola', seguro que rozaste el séptimo cielo.
Inmejorable, mi querido amigo.
Un abrazo.
Ay ay, Pablo. Sinceramente, solo con recibir un comentario como este, qué más da ganar o perder. Aunque tienes que admitir que te has pasado bastante. Y mira que tienes buen gusto para las artes. Precisamente gracias a ti estoy disfrutando de Landero y he leído libros fantásticos, por no entrar en música y cine. Pero las cosas como son. Tal vez si dijeras algo así como "A pesar de ser un aficionadillo a veces te salen relatos medio decentes, amigo Enrique" tus comentarios serían más coherentes, jajajaj. Pero que, vamos, que me encanta que me digas todas esas alabanzas por muy subjetivas que sean, y que en el fondo hacen que me esmere al hacer el siguiente relato para poder recibirlos, porque también es cierto que noto cuando no te gustan mucho, :-).
EliminarMuchas gracias por todo, inmejorable amigo.
Un abrazo.
Maravilloso y poético, Enrique. Tus percebeiros tienen a sus espaldas toda una vida en común, bajo unas condiciones adversas, como el mar que ha sido a la vez su sustento y su enemigo, amenazante. Enhorabuena.
ResponderEliminarQué gran síntesis con tan pocas palabras, Asun. Muchas gracias por tu lectura y tus halagadores adjetivos.
EliminarÚltimamente no tienes privados de tus grandes relatos, aunque sé que al menos hay uno en marcha por ahí. A ver para cuándo.
Un abrazo.
La sincronía de la muerte con una vida en el mar ofrece una composición de una belleza sobrecogedora, un exquisito envoltorio digno del inmenso guión de tu obra. Parece escucharse a la muerte embistiendo contra la roca de sábanas blancas y goteros, contra esa mano resistiendo como tantas veces hizo, pero esta vez para compartir el momento de ofrecer a su compañera la despedida más dulce posible.
ResponderEliminarQuerido Enrique, el relato que has creado está más allá del elogio. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Encantado siempre de recibir tus maravillosos comentarios. Pero también asombrado de su enorme calidad literaria y poética. Muchas veces me pregunto cómo puedes expresar de ese modo las reacciones que te producen nuestras historias. Todo ello hace que sea un privilegio recibir tus palabras, al tiempo que una gran satisfacción el haber participado de algún modo en su inspiración.
EliminarMuchas gracias por todo una vez más, querido Antonio, y suerte con tu magnífico relato de este mes.
Otro fuerte abrazo para ti.
Entrañable historia y muy bien narrada, pero eso no es nuevo en tí.
ResponderEliminarAdemás de mi enhorabuena y mi "me gusta", te envío un abrazo, amigo Quique.
Siempre es una alegría que te pases a ver qué hay por aquí, amigo Isidro, y si te gusta lo que he escrito, pues más grande todavía.
EliminarOtro abrazo para ti. Nos leemos.
Es magistral la manera en que defines la muerte a través de la vida de quien la espera. Pocos elogios puedo agregar a los de los compañeros. Sólo te diré que este relato tiene mucha tela de donde cortar.
ResponderEliminarMis aplausos y un abrazo.
Vicente
Muchas gracias, Vicente. Eso de magistral me viene muy grande. Sí que he intentado tratar la situación y los personajes con mucho cariño. En cuanto a tela que cortar, la de tu relato; eso sí, has dejado cada retal por donde te ha parecido, ;-). Me alegro mucho de que nos veamos de nuevo en la final. Un fuerte abrazo y mucha suerte.
EliminarBello, bello, bello.
ResponderEliminarMuchas gracias, Dipandra. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarSaludos cordiales.
Me has emocionado con esta pareja de percebeiros unidos hasta el final. Preciosa manera de narrar la escena con imágenes del mar. Lo de apretar la mano en la séptima ola tiene mucha carga simbólica. Enhorabuena, Enrique. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana. Si te ha emocionado mi relato ya es mucho más de lo que esperaba de cualquier cosa que haya escrito. No ha sido difícil introducir esos símbolos en la historia; quizá estaban ahí antes que los propios personajes.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un poquito antes del más allá, aún hay vida donde la esperanza del amor se aferra. Un boca a boca emocional con cadencia de mar. Estupendo.
ResponderEliminarTu comentario sí que es estupendo, Manuel. Muy sutil esta visión tuya de un momento tan decisivo en la vida de los personajes.
EliminarMuchas gracias por todo y un abrazo.
Qué dulzura, qué fuerza, cómo meces emociones entre el amor y la lucha, la vida y la muerte, y cómo culminas todo ello en un apretón de manos en el momento en el que también a nosotros nos elevas a esa séptima ola. Tu micro es una joya, Enrique. Enhorabuena y un gran abrazo, artista.
ResponderEliminarVaya obra de arte tu comentario, Matrioska, aunque eso es algo a lo que nos estamos acostumbrando. Me alegro mucho de que mi historia haya provocado esa reacción. Lo cierto es que estoy contento con ella, aunque nunca sabes si va a gustar.
EliminarMuchas gracias por todo y un abrazo grande.
Con una sutil delicadeza nos ofreces un 50 que llega al corazón.
ResponderEliminarEl amor más allá de la marea, la entrega total en la última ola, esa séptima, que viene a arrebatarle de sus manos el tesoro de su vida.
Una lucha a contracorriente para vencer por ese sueño y ese mar de muerte tan traicionero.
Me encanta Enrique. Una belleza.
Un beso grande.
Muchas gracias, Belén. Este tipo de historias se quedan en muy poco si no llegan. Así que me alegro mucho de haber logrado que sintáis algo por sus personajes. También estoy encantado de que compartan final con ese grifo tuyo tan sensible y tu magníficamente ambiguo relato.
EliminarMucha suerte y otro beso grande para ti.
Enrique, me he enamorado de tus percebeiros. Frases cortas, bellas, con fuerza, dulces, tristes, emotivas... Este micro lo tiene todo, bella historia de amor de una pareja de ancianos que se intuye dura por su trabajo y triste por su lento y agonizante final.
ResponderEliminarCoincido con Pablo, este micro, junto con Décadas de decadencia son, para mí, los Micro-Mochones que más brillan entre todas tus estrellas de cincuenta palabras.
Enhorabuena, te mando un beso fuerte.
Malu.
Me encantan todas esas palabras que dedicas a mis viejos percebeiros. Todos conocemos las duras condiciones de vida de la gente de mar y que esa dureza se hace más intensa y constante en ese oficio.
EliminarEs una satisfacción, creo que compartida, el comprobar que ciertos relatos nuestros queden en mayor o menor grado en la memoria de los compañeros, y más cuando uno mismo los tiene en estima.
Muchas gracias por todo, Malu, y aprovecho también para felicitarte por la selección de tu relato en ENTC (es que ya no recuerdo si ya lo he hecho en algún lado o no).
Otro beso fuerte para ti.
Me has puesto los pelos de punta.
ResponderEliminarYo soy más bien rokerilla, de Queen, Scorpions, ACDC y esas cosas. Pero... Hay una canción de Rocío Jurado a la que nunca me he podido resistir y ha venido a mi mente en este momento, así que la he buscado.
LA SÉPTIMA OLA
Y la primera ola... Despertará tus manos.
La segunda ola... Refrescará tu cara, de tanto calor.
La tercera ola... Recorrerá tu cuerpo, sin ningún pudor.
Y la cuarta, la quinta y la sexta,
jugarán contigo, salpicándote ilusión.
La séptima ola ¡Esa soy yo!
Con mi abrazo te llevo hasta el cielo,
te dejo en el suelo y bailando me voy.
https://www.youtube.com/watch?v=5ChRCezagE4
Besos.
Tampoco es mi favorita Rocío Jurado, aunque admito que cantaba como nadie y que hay por ahí alguna canción suya (bueno, de Manuel Alejandro), "Señora", que me gusta de verdad. Esta me dices no la conocía hasta que hace poco el amigo Pablo Núñez, al igual que tú, me la apuntó.
EliminarMe alegro mucho de que te haya llegado mi relato, Olga. Quizá el recuerdo de esta canción con tanta fuerza haya aportado lo suyo.
Muchas gracias por todo y besos.
Enhorabuena, pero no al autor, a la que ya se lo he dicho en alguna ocasión; enhorabuena a todos los que formamos la familia cincuentera por acoger joyas como este relato por aquí, y por la capacidad de apreciarlas. Hay que tener alma para paladear toda la fuerza que desprenden Nolinho y Dulce, y yo personalmente disfruto leyendo como hay tantas personas aquí con esa sensibilidad. Eso es mérito de Enrique, pero también nuestro. Os percebeiros es de todos.
ResponderEliminarNo sé por dónde meterle mano a tu comentario, Miguel, porque estoy totalmente de acuerdo con lo que dices de la entrañable gente de 50 palabras, de hecho pienso que es la culpable de que todos nos esmeremos con cada relato que mandamos, pero es que también hay en lo que dices una evidente exageración del valor de mi propuesta. En cualquier caso, me alegro mucho de que te haya gustado tanto la escena de estos percebeiros. No me cabe duda de que tú tienes alma de sobra para paladear todo lo bueno, que es mucho, que se publica en 50.
EliminarMuchas gracias y un fuerte abrazo, joven maestro.
Entrañables percebeiros en la etapa final de su vida, siempre luchando con el oleaje. Maravillosa la escena de la muerte con la séptima ola. Nos has regalado un micro poético, lleno de sentimientos, Enrique.
ResponderEliminarEnhorabuena y un par de besos.
Muchas gracias, Carmen. Viniendo de una gran poetisa como tú, aprecio aún más todas esas cosas que dices.
EliminarAl hilo de lo que dice Miguel, encantado de que haya gente tan sensible leyendo lo que publicamos.
Besos para ti también.
Lo primero es lo primero: Enhorabuena por este relato, Enrique. Mochón Calidade.
ResponderEliminarPero déjame que también felicite a los compañeros que me preceden, pues han hecho unos comentarios bellísimos, muy acordes con la historia de los perbeiros.
Muy oportunas, por cierto, las indicaciones sobre la séptima ola.
Lo dicho. Extraordinario.
Abrazo grande.
Es asombroso el modo en que se complementan y enriquecen nuestros relatos con los comentarios de los compañeros. Muchas gracias, Carles y enhorabuena a ti también. Veo que nos vamos a ver las caras en la final. Genial ese "Mochón Calidade", jajaja.
EliminarOtro abrazo grande para ti.
Importa tanto el último minuto, como el desenlace de un relato.
ResponderEliminarSorprendente.
Me gusta. Es dinámico, ágil y real. Sí, me gusta.
Un abrazo de los dos
Muchas gracias, José María. Estoy de acuerdo en eso de la importancia de los finales.
ResponderEliminarUn abrazo para ti y otro para Dori.
Qué hermosa historia de amor de dos ancianos, cómo una situación tan cotidiana se convierte en poesía.
ResponderEliminarFelicidades
Muchas gracias, Paloma. Me alegra que te haya gustado.
EliminarVeo que también tú estás en la final. ¡Mucha suerte! Ah, y enhorabuena por el magnífico éxito que está teniendo tu "Letras de oriente". Qué privilegio haber llegado a la final mensual. Mucha suerte también en ella. El relato no se merece menos.
Un abrazo.
Perdón, quería decir "anual".
Eliminar¡Cuánto amor y ternura encierran estas cincuenta palabras!
ResponderEliminarBella narración, como que "respira con la cadencia del oleaje", claro, después de tantos años de mar... y ese "cansancio de viejo".
De paso he aprendido esto de la séptima ola.
Muy buena historia Enrique.
Un abrazo.
Muchas gracias, M. Carme. Qué gratificante es tu comentario. Me alegro mucho de verte en la final también. Te deseo toda la suerte en ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué buenísimo y tierno este micro. Voy a releerlo!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Luisa. Un placer recibir tu visita.
EliminarUn abrazo.
Pero, qué bien escribes, amigo. Un texto poético muy bien contado.
ResponderEliminarBesicos, amigo
Muchas gracias, Carmen. Qué alegría que te digan cosas así.
ResponderEliminarMuchos besicos también para ti, amiga.