Pequeños dioses
Recuerdos de infancia, de sueños de arena y mar. Castillos bajo el sol, rodeados de agua y amigos, con brillos de sal.
Veranos inolvidables de playa, de jugar a crear un mundo fantástico a nuestros pies.
Al atardecer, poder sentir placer al verlo devorado por la marea.
Éramos pequeños dioses.
Veranos inolvidables de playa, de jugar a crear un mundo fantástico a nuestros pies.
Al atardecer, poder sentir placer al verlo devorado por la marea.
Éramos pequeños dioses.
Muchísimas gracias, Pilar, por compartirlo. Qué reconfortante y evocador. Precioso.
ResponderEliminarUn abrazo de un dios menor.
Dipandra, muchas gracias por tus palabras y por ese abrazo.
EliminarBesos de esta pequeña diosa del mar.
Pilar éramos pequeños dioses y gigantes, a mí por lo menos me encantaba derribar con los pies esos castillos.
ResponderEliminarCon tus letras, llenas de sentimiento, haces una preciosa fotografía repleta de bellos recuerdos.
Felicidades Pilar me ha gustado mucho.
Besos.
Muchas gracias Javier. Es cierto que esa parte de derribarlo todo con los pies es la más divertida, pero ya no me cabía en 50 palabras.
EliminarBesitos de esta diosa del mar.
Hermoso relato, Pilar. Muy visual y muy real. Nos trasladas a esos días.
ResponderEliminarY me quedo pensando si el mayor placer de los dioses radica en construir, en ver cómo se destruye o directamente en chafar su obra, como hacía Javier. Como hacía yo.
Muy Bueno.
Besos
Georges, ya veo que tu también eres como nosotros de los que nos gustaba aplastar lo construido con los pies y que todo lo inundase la marea. Me alegro de haberte trasladado a esos recuerdos tan agradables.
EliminarMuchas gracias por comentar.
Besos de esta diosa del mar.
Un relato aparentemente nostálgico que encierra en su poesía una profunda reflexión sobre la naturaleza humana. Es lo que me ha evocado. Eso y un gran aplauso, querida Pilar.
ResponderEliminarPatricia, muchas gracias por ver más allá de un recuerdo de infancia y por ese aplauso tuyo que tanto agradezco.
EliminarBesos de esta pequeña diosa del mar.
Cada uno de nosotros está hecho en gran medida de recuerdos y de sueños. En una aparente paradoja, nuestra vida transcurre pero el tiempo se detiene para siempre en algunos instantes como el que has descrito, Pilar.
ResponderEliminar«Recordar es vivir».
Precioso.
Vicente
Vicente, no puedo nada más que darte las gracias por tan acertado y bello comentario que me dedicas. Coincido contigo que Recordar es Vivir, la vida está hecha de recuerdos.
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Ese infantil poder de crear, que convertía al mundo en un parque de atracciones repleto de materiales a los que dar forma, a los que transportar a millones mundos desplegados en abanico a través del prisma de nuestra imaginación.
ResponderEliminarLas tardes de salitre y arena vuelven amarradas a la cola de tu preciosa historia, arropando envejecidos recuerdos bajo la estela de su evocación, recordándole al paso de un tiempo que nos ha convertido en humanos, ese rincón del pasado en el que fuimos dioses.
Emocionante y entrañable, Pilar. Enhorabuena.
Antonio, gracias por tu magistral comentario sobre mi micro. Dices cosas tan preciosas que me has emocionado. Mil gracias de corazón.
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Un bonito recuerdo de ayer, aderezado con mucha añoranza y poesía, como haces en cada uno de tus relatos, Pilar.
ResponderEliminarMucha suerte.
Maria Jesús, cuanto me alegro de haberte provocado recuerdos de ese ayer. Gracias por tus bellas palabras.
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"Todos somos productos de nuestra infancia" creo que decía Michael Jackson. Con unas frases llenas de evocadoras y bellas imágenes nos dibujas una infancia en la que poder reflejarnos. Me ha gustado muccho, Pilar. Un abrazo.
ResponderEliminarJuana, qué bonito todo lo que me dices. Me alegro que te haya gustado.
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Pilar, evocas una bella estampa infantil, los juegos en el mar, la fantasía que vamos perdiendo con la edad y el gran poder de esos pequeños dioses que son los niños. A ellos se les ha otorgado el placer de construir y destruir. Yo creo que el tema roza lo existencial.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho cómo lo cuentas, con elementos sensoriales. Un gran abrazo y un par de besos, amiga.
Carmen, precioso todo tu comentario. Muchas gracias amiga por revivir conmigo esos veranos inolvidables.
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Nos llevas a la infancia de la mano, a perdernos en la arena y la fantasía. Precioso amiga. Besitos mil
ResponderEliminarCarmen, muchas gracias amiga por jugar conmigo a hacer castillos de arena y bañarnos juntas en el mar.
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Decía Rilke que la patria del hombre es la infancia, por eso, el mayor de los crímenes es robarle a un niño su infancia, pues supongo que es durante esos años cuando el destino y los genes construyen el andamiaje de nuestra psique.
ResponderEliminarAsí que tener una infancia feliz, poner unos cimientos de fantasía y felicidad a nuestras vidas es fundamental, y en eso todos tenemos una enorme responsabilidad con respecto a quienes van llegando a este mundo tan desabrido.
Y estoy de acuerdo con Vicente y contigo en que recordar es vivir, me hacen gracia esos que dicen que hay que mirar siempre para adelante, que es enfermizo complacerse en los recuerdos, por supuesto que todo exceso es pernicioso, pero nuestra memoria es nuestra mejor inversión –basta con observar lo que ocurre cuando la vamos perdiendo o la perdemos del todo-, y recurrir a ella, volver a alguna de sus páginas de vez en cuando, sobre todo a las primeras de la infancia, suele ser un ejercicio de lo más gratificante, más que nada porque la vida, a veces, tiene tal velocidad, que no te das cuenta ni de que la estás viviendo, y es luego, en soledad, al rememorar lo vivido, cuando rescatas hechos y experiencias que, de no hacerlo, caerían en el pozo del olvido. De ahí que en los viajes –que son partes de nuestra vida que nos apetece recordar-, saquemos fotos y hagamos vídeos para luego evocar esas vivencias.
Y es cierto que en la infancia somos pequeños dioses, pues muchas de las decepciones y dolores que llegarán después nos son desconocidas, y tenemos aún intacto ese tesoro que, a mi entender, es el mayor que poseemos los humanos: la fantasía.
Así que, a través de tu microcuento, Pilar, me he retrotraído a esas tardes de niñez, de playa, de juegos, de inagotable disfrute. Gracias por ello y un abrazo.
Enrique, cuanto aprendo con tus comentarios! Muchas gracias por pasar conmigo un día de juegos en la playa en la orilla del mar y llenarnos el cuerpo de arena y sal.
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Pequeños dioses que guardamos bajo la capa recuerdos que hacen vida. Ahora esos dioses escriben relatos inolvidables como éste.
ResponderEliminarGracias Pilar pore tu relato, es un regalo.
Besos de los dos.
José María, me alegro si has desempolvado tus recuerdos de infancia. Nunca hemos de olvidar tan bellos momentos, donde la vida era eso, jugar a ser pequeños dioses.
EliminarGracias por pasar y comentar.
Besos de esta pequeña diosa del mar para los dos.
Aunque mi infancia no tiene recuerdos de juegos en la playa (soy de interior), me he visto inmersa, con tu bello microrrelato, en esas ingenuas aventuras frente al mar. ¡Precioso, Pilar!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
María José, gracias por ser cómplice conmigo y sentir con mi micro esos recuerdos inolvidables.
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Una escena que casi todos vivimos de niños y que al recordarla nos provoca esa sensación de calor y placer que tan bien transmites con tus palabras. Me ha parecido un micro magnífico por cómo has sabido ejecutarlo, incluso me ha llegado ese olor tan característico de la infancia que era la crema Nivea. Muchas felicidades, Pilar, y un beso.
ResponderEliminarMatrioska, el olor de la crema Nivea lo comparto contigo y el del salitre en nuestro pelo. Qué veranos....!
EliminarMuchas gracias por jugar conmigo a recordar.
Besos de esta pequeña diosa del mar.
Qué bonitos recuerdos y que grandes nos sentíamos o les veíamos sentirse.
ResponderEliminarHasta me ha salpicado el agua del mar.
Ah me llevo mi pala jajajaja
Maravilloso amiga!!
Un besazo
Hola anónimo! Supongo amiga que eres Leire! Gracias por compartir tu pala conmigo. Yo me llevo mi cubo! Cuidado con las olas traviesas! Jajajaja!
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Crear un mundo a medida y deshacerlo a nuestro antojo, conscientes de que todo es frágil y efímero. Vivir momentos mágicos sin ser conscientes de que lo son hasta tiempo después. Anticiparnos a romper lo que desaparecerá por sí solo. Lograr que permanezca vivo algo tan perecedero como un castillo de arena. Todo ello significa ser dioses.
ResponderEliminarGracias por ese óleo a base de pequeños momentos que dan sentido a una vida y que has sabido reflejar con pinceladas cortas, conformando un relato evocador con el que todos nos identificamos.
Un abrazo, Pilar
Angel, muvhas gracias por tan bello comentario. Siempre hay que tener tiempo para recordar esa etapa de la vida dónde eramos pequeños dioses, no existía nada más que jugar a hacer y deshacer. Y eseos veranos inolvidables de arena y mar.
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Tierno y evocador relato, Pilar.
ResponderEliminar¡Cuántas cosas pueden llegar a expresarse con tan solo cincuenta palabras!
Carles, si te he hecho recordar y sonreir al hacerlo, formas parte de los pequeños dioses que tanto disfrutan sus juegos de arena y mar.
EliminarMuchas gracias por pasar y comentarme.
Besos de esta pequeña diosa del mar.
Genial micro, Pilar. Que poéticamente has descrito la infancia en la playa. Cuando todo estaba al alcance de una ola. Muy, muy, muy bueno. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso, Pilar.
Pablo.
Pablo, cuanto me alegro de haber captado en mi micro la esencia de esos veranos donde todo era posible y la imaginación se desataba bajo el sol, a ritmo de mar.
EliminarMuchas gracias! No te olvides de traer la pala, el cubo y el rastrillo...
Besos de esta pequeña diosa del mar
Qué gran virtud esa se poder seguir viendo todas aquellas vivencias con mirada infantil, Pilar. Y creo que además has logrado que todos sintamos algo parecido al leerte. Por cierto, qué doloroso resultaba el momento del final, cuando nuestros padres nos apremiaban para que recogiéramos nuestras cosas (una total falta de consideración hacia unos dioses).
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Enrique, cuanta razón tienes. Después de estar agotados de tanto hacer y deshacer, tocaba recoger las herramientas, limpiarnos los restos de arena que se escondían en los lugares más insospechados y volver a la vulgar realidad.
ResponderEliminarQué duro era ser pequeños dioses!
Mil gracias maestro por jugar un ratito conmigo y mis 50 palabras.
Besos de esta pequeña diosa del mar.
La última frase es sublime.
ResponderEliminarMucha suerte.
José Ramón muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarBesos de esta pequeña diosa del mar.
Tal vez sea por ello que volvemos una y otra vez al mar, a sus orillas, a buscar el son del paraíso perdido, aquel que nos coronaba de espumas y nos convertía en dioses, dueños del tiempo y de la creación. Lo has bordado. Sereno y evocador. Felicidades, Pilar.
ResponderEliminarManuel, muchas gracias por dejarte llevar hasta esos recuerdos y jugar conmigo un ratito con arena y mar.
EliminarBesos de esta pequeña diosa del mar.
Nostalgia, ha sido hermosos volver a esa arena y a esos castillos, pero nunca fuí capaz de derribarlos. Besos.
ResponderEliminarMaite, gracias por volver a recordar y a revivirlo conmigo.
EliminarPor lo que veo eras una pequeña diosa muy buena.
Besos de esta pequeña diosa del mar.
Querida Pilar, llego bastante tarde, este mes idas y venidas de Madrid han hecho que no pueda estar todos los días pasando por aquí, te pido perdón por dejarme pasar esta belleza.
ResponderEliminarCreo que una de las razones por las que siempre queremos ir a la playa, al menos una vez al año (por lo menos los que vivimos en el interior), es porque queremos volver a ser Dioses, volver a tener la sensación que tan bien describes en Enhorabuena, un beso grande.
Malu.
Malú, ya te había echado de menos, pero has llegado justo a tiempo antes de que finalice el mes.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte y ser cómplice conmigo al recordar esos días inolvidables.
Besos de esta pequeña diosa del mar.