Perdidos en el laberinto
Encontré a alguien que también se había perdido en el laberinto. Trabamos conversación. Era ateniense. Por alguna razón, no le dije que era de Creta. Durante días, recorrimos los pasillos, buscando una salida. Fue un buen compañero. Animoso. Lástima que el hambre me obligara a devorarlo. Como a los otros.
Supongo que es difícil de superar un sentimiento de amistad cuando hay hambre.
ResponderEliminarBuen relato. Saludos.
El instinto de supervivencia puede más que la amistad. Es el reflejo animal que tenemos todos los seres vivos en proteger nuestro ser...
ResponderEliminarLa reacción natural ante el peligro, la escasez, como en este caso, o la amenaza para mantenernos con vida...
Muy buen relato. Un beso
Muy buen relato y muy explícito.
ResponderEliminarMe gusta.
Un abrazo.
No es necesario que el Minotauro aparezca. Al parecer, lo llevamos dentro.
ResponderEliminarMe ha gustado la vuelta que le has dado al mito. Excelente relato. Un abrazo.
Las historias mitológicas contienen todas las sensaciones y experiencias humanas, aunque quienes aparezcan en ellas sean dioses o semidioses. En este caso, has jugado con el argumento de origen para extraer una enseñanza diferente. El héroe Teseo no derrota aquí al minotauro, sino que es devorado por éste. El hambre resulta implacable y exige su servidumbre, será por eso que le llaman primera necesidad, una circunstancia que se superpone a cualquier otro planteamiento. Si la trama inicial es interesante, ésta no lo es menos.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué bueno, Plácido! Tu laberinto me recuerda a mi trabajo, pero eso es, seguramente, otra historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu micro está para chuparse los dedos. Yo esperaba cualquier final, pero me faltó imaginación. Me ha encantado Plácido. Un saludo.
ResponderEliminarHas, si se me permite la expresión, «humanizado al Minotauro». Quién sabe si la aparente maldad de algunos no es más que incomprensión por nuestra parte.
ResponderEliminarEstupendo, Plácido.
Plácido original tu nueva versión de la historia del minotauro.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un abrazo.
Plácido, original como siempre, nos traes al Minotauro personificado, pero al final, la cabra tira al monte y puede más el hambre que la amistad y saca lo peor de nosotros...
ResponderEliminarBuen micro.
Besos
Pues yo le veo un punto cínico a este cretense. Si fuera un cocodrilo, seguro que lloraría.
ResponderEliminarDicho esto, fenomenal revisión del mito del Minotauro, Plácido.
Saludos cordiales.
Aunque seas cretense, si me pierdo procuraré no encontrarte, salvo para psar las horas leyendo tus relatos que son geniales.
ResponderEliminarAu abrazo de los dos.
Muy buen micro, Plácido, ahí nos dejas con el mito vuelto del revés y con el Minotauro vagando nuevamente a sus anchas por el laberinto. Felicidades. Un saludo.
ResponderEliminarCuantas mas veces leo tu relato mas me gusta.
ResponderEliminarBuenisimo.
!Qué bien, buena manera de darle un giro! Me ha gustado mucho. Un beso.
ResponderEliminarHola Palcido, muy buena reversión del laberinto del Minotauro, mis felicitaciones.
ResponderEliminarSaludos.