Tiempo de lluvia y espanto
Una sombra azulada avanzó bajo la lluvia y empujó, decidida, la puerta de cristal. Llevaba heridas secretas en el cuerpo y en el alma. Y, en su mano, un cuchillo sangraba en legítima defensa.
—La mujer del comisario —anunció el joven policía. Pero el jefe no estaba en su despacho.
—La mujer del comisario —anunció el joven policía. Pero el jefe no estaba en su despacho.
Fascinante relato, María José, con un ritmo que atrapa desde el principio. Todo indica que la mujer del comisario ha aplicado la justicia sobre quien debería impartirla. Sólo una cosa más, ¿qué busca en comisaría?
ResponderEliminarEscalofriante.
Un abrazo.
Vicente
Muchísimas gracias por tu amable comentario. Creo que esta sombra lo que desea es mostrar sus heridas y no convertirse en "un minuto de silencio". Sólo sabemos que esta vez se ha defendido.De nuevo, muchas gracias.
Eliminar¿La mujer dio muerte a su marido el comisario?. ¿Violencia fémina? Es lo que deduzco de tu relato María José.
ResponderEliminarMucha suerte
Sólo sabemos que la sombra se defendió y sus heridas dejaron de ser secretas. Muchísimas gracias por comentar.
ResponderEliminarLa sombra dejó el arma del crimen sobre el mostrador y una mujer nueva salió a la calle.
ResponderEliminar¡Estupendo, María José!
Al menos comenzará una vida nueva, con todas las consecuencias. La verdad que es un tema terrible este de la violencia de género, muy difícil de tratar...Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarUn comisario, que se ocupa de combatir, entre otras cosas, la violencia de género, resulta ser un practicante doméstico de la misma, un caza verdugos convertido en el peor de ellos, de ahí que esa pobre mujer haya acumulado tantas heridas secretas ante el temor de no ser creída. De existir una violencia justificable, sólo podría ser la que se ejerce en legítima defensa. Un espanto llevó a otro, bajo esa lluvia se gestó una tempestad y un relato intenso que sobrecoge desde el título.
ResponderEliminarUn abrazo, María José
No quiero que parezca que justifico la violencia con esta narración, para nada. Formo parte de la tribu que educa para la paz y la tolerancia que son valores básicos para convivir. Pero creo que hay que denunciar el maltrato y desenmascarar a los hipócritas. Muchísimas gracias, Angel por tu comentario. Es un honor contar siempre con tu gentileza y ánimo. Gracias.
EliminarMuy bien escrito. Un ritmo perfecto y un final redondo! Enhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias por tan generoso comentario.
EliminarRelato trágico y conmovedor. Una víctima convertida en agresora en propia defensa. Enhorabuena por este relato que atrapa al lector. Un abrazo. Gloria Arcos
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario.Un abrazo.
EliminarBuen relato, María José. Una historia completa, apenas insinuada, con un par de trazos literarios notables, como ese cuchillo que sangra en legítima defensa.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Muchas gracias por tu generoso comentario. Me alegra que te haya gustado. Un saludo.
EliminarMªJosé al leer tus 50 palabras uno ve una mujer que se ha cansado de padecer, y como dices, en legítima defensa ha cometido un crimen. En este caso todo parece mezclarse ya que si no deduzco mal es la mujer del comisario.
ResponderEliminarBuen relato MªJosé, me ha gustado.
Besos.
La mujer del comisario se cansó de padecer y callar. Y decidió desenmascarar a su honorable maltratador . Puede que le haya matado, es posible. Lo seguro es que, esta vez, se ha defendido. Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarHay miles de infiernos. Saludos.
ResponderEliminarEl infierno de la violencia de género debe ser horroroso. El año pasado 57 mujeres pagaron con su vida. Muy pocas habían denunciado.Muchas gracias por comentar. Un saludo.
EliminarUna sombra con heridas secretas en su cuerpo y en su alma... Un temor que ha conseguido vencer y vengar. Un maltrato silenciado y ahora en su mente de manera justa se ha acabado tras el crimen.
ResponderEliminarBuen 50, lleno de misterio y justamente tratado.
Un beso guapa.
Muchísimas gracias por tu comentario, MªBelén.El maltrato se esconde y la violencia siempre genera violencia. Este año ya son 21 mujeres asesinadas. Me pregunto qué valores estamos transmitiendo, cómo es posible que esto suceda en el siglo XXI. En fin...Un abrazo y gracias de nuevo.
EliminarMuy buena denuncia del maltrato a través de esta mujer del comisario maltratador. Por desgracia es un tema que sigue estando de total actualidad. Saludos, Mª José.
ResponderEliminarTienes razón. Lamentablemente es un tema muy actual y tenemos una tarea larga por delante, a la vista de los datos. Muchísimas gracias por acercarte y comentar.Saludos.
EliminarM. José, tu relato da visibilidad a la violencia de género que se ha convertido en una verdadera lacra. Además das voz a las víctimas que la sufren en silencio por miedo a ser creidas, ya que el que la inflinge es alguien respetado o notable.
ResponderEliminarMe ha encantado la frase del cuchillo que sangra en defensa propia, genial.
Mi enhorabuena!
Besos
Muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Un saludo.
EliminarYa te han comentado, poco puedo aportar. Pero parece el comienzo de una novela negra. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Tal vez me ponga a trabajar en la idea. Gracias de nuevo.
EliminarMuy buen micro, creas toda una secuencia en la que cuentas todo con precisión sin llegar a contar nada. Felicidades, María José, me ha encantado. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Que nos lean y que guste lo que escribimos es el mejor premio. Un saludo.
EliminarHola, vecina de micro, hasta ahora no me había atrevido a felicitarte por si la mujer del comisario aún no había soltado el cuchillo, pero ahora, sí, enorme desamparo el que reflejas con maestría.Saludos
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu amable comentario.
EliminarParece que el tiempo de lluvia y espanto ha terminado para la mujer del comisario.
ResponderEliminarMagistral la frase del cuchillo sangrando en legítima defensa.
Enhorabuena Mª José, besos.
Malu.
Si ese tiempo oculto tiene que terminar. Debió denunciarlo antes y evitar tan trágico final, pero al menos ahora todos saben cómo era el señor comisario. Muchas gracias, Malu. Besos.
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