Ámbar
Las vio desfilar en la pantalla y supo de amores imposibles. Él soñaba con las estrellas del celuloide, ella esperaba una futura reencarnación en otra galaxia. Marilyn podía ser una mosca mordiendo una fruta de otoño en un paraíso con tres lunas que se quedó atrapada en una gota escarchada.
Me temo que ni aún así hubiera alcanzado la felicidad que tanto deseaba porque hubiese sido el fósil más bello de la galaxia y no la habrían dejado en paz los moscones.
ResponderEliminarUn relato precioso, Pepe.
Así tiene sentido la frase: "Eres un cielo".
EliminarUn beso Patricia.
Excelente cincuenta, Pepe. Nosotros los admiradores eternos de Marilyn, Audrey, Rita, Paulette, Carole, Marlene, Kim, Grace y tantos luceros más, entendemos los sueños de este hombre. En cuanto a la reencarnación de la estrella, espero que el hermoso paraíso que describes haya sido de su agrado.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
Podría parecer agravio, pero yo añadiría a la Marisol del Rayo de Luz de nuestra infancia perdida. Siempre nos quedará París, n'est-ce pas? Un abrazo.
EliminarSiempre presente, total, la vida es una «tómbola», ¿o no?
EliminarJa, ja. Saludos.
Amores imposibles, sueños más imposibles aún, reencarnaciones, eternos retornos quizás, mundos y más mundos que pasan por nuestros cerebros como cometas para perderse en las inmensidades cósmicas...
ResponderEliminarEn esta vida todo es tan apabullante que para que el vértigo no nos venza tenemos que agarrarnos a la barra de nuestras fantasías.
Ahí están, ella y él, sean quienes sean los protagonistas de tu microcuento, con sus ensoñaciones, con sus secretos anhelos, como lo estaría cualquier hijo de vecino.
¿Qué no habrá dentro de nuestros cerebros? En alguno de sus cajoncitos, sin duda, estarán todas esas actrices que ha citado Vicente y muchas más; sí, también Marisol, no sé si rumbo a Río, en una tómbola, o ascendiendo al desván de nuestras quimeras por un rayo de luz.
Muy poético y evocador el microcuento, Pepe, antes de despedirme, me voy a demorar un rato analizando esa gota de ámbar, creo que necesito algún instrumento especial para tal fin, pues es bastante poliédrica.
Saludos afectuosos.
Genial, el análisis, Enrique. En esa vida de fotogramas, que cuando se acaba termina encerrada en una bobina, puedes pasarla una y otra vez eterno-retorno, hacia delante y hacia atrás, al final nos queda ese regusto como el de la nana de la cebolla de Miguel Hernández, con sus tres lunas-vidas, la de la vida, la del amor y la de la muerte. Ese paraíso es el que nos dejó Marilyn, ahí es donde soñamos. Un abrazo.
EliminarMarilyn quizá era una diosa sin pretenderlo, que hubiera querido una vida diferente, atrapada en un mundo agridulce, sin tanto aprovechado a su alrededor.
ResponderEliminarUn saludo
Ella también se vio envuelta en el carrusel de los grandes amores, el de su público, y el privado tan poderoso. Lo que no sabremos es si se dejó atrapar por esa gota de ámbar inexorable del destino. Un abrazo Ángel.
EliminarCreo que muchos al igual que tu protagonista nos hemos enamorado de estrellas de cine, que han sido amores imposibles. Y siempre dentro de ese grupo de estrellas ha habido alguna que ha brillado más y nos ha hecho ilusionarnos mucho más.
ResponderEliminarBuen relato Pepe.
Un abrazo.
Gracias Javier, creo que somos el resultado de la suma de discos de vinilo a 33 y 45 rpm y artistas como la Marilyn, que con un movimiento de sus párpados o de sus sensuales labios encandilaban a los emocionados adolescentes. Un abrazo.
EliminarPepe, Marilyn nos enamoró a todos. De pequeña siempre me gustaron sus películas. Lástima que luego su vida no era de celuloide y se nos fue.
ResponderEliminarBuena forma de hacerle un homenaje.
Besos
Gracias, Pilar. Uno se pregunta si Norma Jean, de quien dicen que no solo era belleza, sino que podía discurrir con el mismo Einstein, fue algo más que un producto de marketing. Elton John nos dejó su hermosa despedida, y nosotros la recordaremos con un travieso viento levantando su falda.
EliminarUn beso.
Tengo que confesarte, Pepe, que cuando te leo, incluidos los comentarios, prescindo de lo que dices, vamos, que no te hago ni caso (perdón, perdón, perdón) y me dedico a disfrutar de tus frases. No lo puedo evitar; no me dirás que la última de este micro, que ocupa casi la mitad del total, no es para deleitarse con todos los sentidos y hacerse unos pendientes al final.
ResponderEliminarEspero que sigamos disfrutando ambos de ese jugo que destilan las palabras. Un placer completo Marbrezo.
EliminarLa esencia de lo que somos y de lo que deseamos ser, dentro de un universo de universos, o lo que es lo mismo, dentro de una minúscula gota de ámbar. Felicidades por el micro, Pepe. Un beso.
ResponderEliminarGracias Mat, esto de las 50 genera un sinfín de esencias, algunas son así, dentro de esos universos todo tiene su porqué, la levedad de un perfume Chanel o una gota de ámbar, son esferas que giran, como lunas de papel. Un beso.
EliminarExcelente y bello, y con un título perfecto.
ResponderEliminarEnhorabuena, Pepe.
Saludos.
Gracias Enrique, en mi opinión primero fue el huevo, aunque seguro que me equivoco y el relato nació antes, o quizá fue la inspiración y después fue la ilusión. En fin que me lío, un saludo.
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