El cementerio de las palabras olvidadas
Por la senda de la ignorancia resbalé, la vaguada era enorme, pero una ciénaga de palabras casi extintas amortiguó mi caída. Agradecido, les llevaba páginas en blanco donde los vocablos se unían bailando historias que alargaban su existencia. Prometí cada día rescatar una palabra. Hoy, "pazguato"; y juré no serlo.
Me encantó, Salvador. Gran micro que invita a rescatar las palabras olvidadas de nuestro rico vocabulario. Bien hilado, perfectamente escrito y con un título que me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Permitidme hacer un pequeño apunte sobre el relato. En un principio intenté escribir una historia empleando únicamente palabras ya en desuso, desterradas y olvidadas en nuestra memoria colectiva, pero mis humildes neuronas colapsaron. En mi viaje en busca de información descubrí verdaderas joyas, como el Diccionario de Palabras Olvidadas 2, y entre los colaboradores de este diccionario a nuestro compañero y admirado Enrique Angulo, (“Pazguato” es una aportación suya). Sirva este micro como un pequeño homenaje de agradecimiento hacia esos hombres y mujeres que actúan como verdaderos guardianes de la palabra, Santo Grial del saber y la comunicación. Muchas gracias y abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Salvador, por nombrarme, casi tenía olvidada esa colaboración, creo que el libro lo tengo por algún lado entre los cientos de ellos que amenazan con echarme de casa, y si no lo hacen ellos lo hará mi mujer.
EliminarEl que hayas incluido la palabra pazguato –por cierto, Word la subraya en rojo- que, según dices, fue una aportación mía –ya no lo recordaba-, es algo que te agradezco doblemente.
Queda pendiente el comentario del microcuento. Un abrazo, amigo.
Noble labor la de inyectarle vida a una palabra en desuso. Aunque el diccionario diga lo contrario, nunca será lo mismo un tablajero que un canicero, ¿dónde quedó la arroba, la medida, no el símbolo?
ResponderEliminarExcelente cincuenta, Salvador.
Un abrazo.
Salvador original micro y muy merecido este homenaje a las palabras olvidadas y a sus rescatadores.
ResponderEliminarBuen relato Salvador.
Un abrazo.
A mí siempre me han llamado la atención los diccionarios y, por ende, los que elaboran las listas de palabras. Siempre pensé en lo mágico que era relacionar palabras y conceptos. Por eso me ha gustado tanto tu micro, Salvador. Para los buscadores de palabras olvidadas, toda mi admiración.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un seductor homenaje a las palabras perdidas en el limbo de los desarraigos.
ResponderEliminarCon una elegante fantasía, rindes tributo a esas piezas silenciadas del lenguaje que de tan rico, se permite el lujo de arrinconar precisas y preciosas palabras. Además, lo has escrito de tal forma que parecen estar revitalizadas, resurgidas del fondo del tiempo y aupadas en volandas sobre este estupendo 50.
Magnífico, Salvador. Enhorabuena.
Un abrazo.
¿Adónde van...? Muy sugerente y bien escrito este micro, Salvador, que toca la fibra de todos los que no recreamos en las palabras y, a veces, disfrutamos también del ejercicio de rescatarlas. Saludos.
ResponderEliminarQué espeluzno más morrocotudo produce este cementerio, Salvador. Dan ganas de quedarse a vivir allí para siempre.
ResponderEliminarPrecioso homenaje a la lengua, y entrañable detalle con el señor Angulo.
¡Enhorabuena!
Un abrazo
Es posible que las palabras no mueran nunca, su propia naturaleza les confiere un halo de eternidad; otra cosa es que puedan caer en un cierto desuso. Puede que "pazguato", en concreto, no se utilice mucho, aunque a la vista de algunos personajes que asoman por los medios de comunicación parece de plena actualidad. No conocía esa actividad de Enrique Angulo, pero conociendo su inquietud y amor a las letras tampoco me sorprende.
ResponderEliminarUn abrazo, Salvador, y gracias por este cementerio tan vivo que has recreado
Enhorabuena, Salva. Es muy difícil sobrevivir a una caída por la senda de la ignorancia. Además, ser capaz de inflar un globo de palabras pérdidas para salir de la ciénaga, es tan extraordinario que propongo que te pongan un sillón con orejeras en la RAE, que ahí sobra algún que otro pazguato.
ResponderEliminarUn abrazo de sincera admiración.
Buena idea, el rescate de palabras, en un idioma tan rico como el nuestro. Nos ceñimos a las más cotidianas en un circulo vicioso.
ResponderEliminarAplaudo tu aportación , y te deseo la mejor de las suertes, Salvador
Enhorabuena por este micro que homenajea al rico vocabulario de nuestra lengua. Preciosa tarea la de rescatar palabras olvidadas. Gracias a Enrique Angulo y gracias a ti, Salvador. Un gran abrazo.
ResponderEliminarSalvador, me ha encantado la poesía que emana de tu micro. A veces aún diciendo lo mismo, depende de como se diga. Además el tema y el título me parecen muy acertados.
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias por ese homenaje a personas como Enrique que hacen una labor tan importante como la de resucitar y rescatar palabras olvidadas.
Besos
Precioso micro, tanto por la bella manera en que lo cuentas como en la intención que encierra de rescatar palabras ya en desuso. Veo que al hacer protagonista a la palabra "pazguato", también has reconocido a Enrique Angulo su labor en el libro que mencionas. Me parece un gesto muy loable.
ResponderEliminarEn el programa de Radio Nacional "No es un día cualquiera", presentado por Pepa Fernández, hay una sección llamada "Palabras moribundas" en la que la filóloga Pilar García Mouton, con la colaboración de los escuchantes, trata palabras antiguas para ver en qué grado de uso están. Igual ya conocerás el programa. Bueno, Salvador, un tema muy interesante este que has planteado de una forma tan acertada y original. Un abrazo.
Estupendo y simpático modo de rematar este canto de amor a las palabras y, por extensión, a la literatura.
ResponderEliminarEnhorabuena, Salvador.
Un abrazo.
Me ha extrañado el uso de esta palabra, como no se el significado en principio me escandalizó hasta que consulté el dcionario, entonces comprendi que tu micro era muy bueno al resucitar las palabras que no merecian estar en el baul de los recuerdos.
ResponderEliminarComo profesion el coleecionista de ls palabras tiene futuro ademas mucho mas prometedor con relatos como este.
SALUDOS
¿cUAL SERÁ LA PROXIMA PALABRA?
Desde luego, hay que intentar no ser pazguato, aunque uno no está libre de hacer o decir alguna tontería de vez en cuando.
ResponderEliminarEn ese cementerio de palabras olvidadas hay grandes tesoros que, a poco que nos demorásemos en él, podríamos encontrar y disfrutar, pero la época es de prisas, de agobios, de consumo rápido. ¿Qué puede esperarse de una civilización que ha inventado la obsolescencia programada?
Por eso, son necesarias personas como tú que acuden a esos cementerios con sus páginas en blanco. Desde luego, es un lugar donde espero que nos encontremos.
Si, como dices en el microcuento, cada día rescatásemos una palabra, al cabo de un año tendríamos 365 palabras desempolvadas y dispuestas en nuestro magín para utilizarlas cuando nos fuese necesario.
En fin, espero que muchas de esas palabras retornen a las páginas escritas, que tengan nuevas vidas, que empapen nuevas mentes.
Como dice Juana, en Radio Nacional, en el programa No es un día cualquiera, tienen una sección dedicada a las palabras moribundas, dirigida por Pilar García Mouton, que sustituyó a Álex Grijelmo, de quien recomiendo, entre otros, su último libro: Palabras de doble filo.
Mis aplausos, Salvador por este microcuento que reivindica el valor de las palabras. Un abrazo.
Muy bien contado, Salvador, y de pazguato nada, dejarnos ver a esos vocablos agradecidos saltar de alegría y acomodarse en esas páginas en blanco no tiene precio. Felicidades y un beso.
ResponderEliminar¡¡Que bien lo has contado Salvador!!Tu cementerio de palabras merece ser rescatado. Se que existe un Diccionario Histórico, donde hemos dejado términos como "pazguato" y donde es posible consultar algunas ediciones "online". La RAE tiene mucho trabajo ahora con los nuevos vocablos que van introduciendo: "tuit", "hacker", "pibón", "táper" o "whatsapp"... es lo que hay.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato. Besos.
Es un acierto rescatar palabras olvidadas y tú de pazguato nada, querido Salvador. Me encanta como nos has llevado por esa senda hasta encontrar la palabra has sacado a la luz.
ResponderEliminarUn beso grande.
Malu.
Muchas gracias, compañeros, por vuestros comentarios. El lenguaje es un ente vivo, y en vuestras manos palpita con una salud de hierro. A las palabras arrinconadas por el paso del tiempo las recordaremos y les rendiremos pleitesía por los servicios prestados y, de vez en cuando, les pediremos consejo, pues sus matices seguro nos enriquecerán. Muchas gracias de nuevo. Un placer leeros. Abrazos.
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