El presente
Lo desempaqueta con cuidado de no romper nada. Hojea el manual de instrucciones y comprueba que los niveles de carga sean los adecuados. Impaciente, aunque sin apresurarse, pulsa el botón de encendido. Es entonces cuando se confirman todas sus sospechas. La piel solo era el envoltorio. El regalo era ella.
Jose Ramón, tienen razón cuando dicen que la belleza está en el interior. El envoltorio es desechable, lo importante es lo que oculta.
ResponderEliminarBuena forma de valorarla y de contarlo.
Enhorabuena!
Besos
Hay algunos (entre los que me cuento) que solo siguen el manual de instrucciones de los artilugios cuando no queda más remedio, guiados por la intuición o el sentido común. Es cierto que resulta algo aventurado y no siempre sale bien, aunque en este caso que planteas, de persona y no artilugio, parece lo más apropiado. Es destacable la carga de romanticismo, condensada en la última frase.
ResponderEliminarUn saludo, José Ramón
Me has hecho pensar que quizá el problema de algunos es que no se leen el manual de instrucciones, ni el propio ni el ajeno, y por eso no son capaces de ir más allá de la piel.
ResponderEliminarUn saludo, José Ramón
En ocasiones queremos que las personas funcionen como aparatos, con manual de instrucciones incluido, olvidando los sentimientos que cada uno lleva en su interior, y es ahí donde radica el verdadero ser de las personas, en su interior y no en lo que les envuelve.
ResponderEliminarBuen relato Jose Ramón.
Un abrazo.
La delicadeza al sacar el envoltorio y ese "botón de encendido" me dirigen hacia el sentimiento de ilusión y cariño, puestas en el regalo. Una vez puesto en marcha descubre que es un ser real. Las sospechas confirmadas no parece que sean del todo gustosas, al usar precisamente esa palabra: "sospechas". Me parece que el hombre se ha visto un poco sobrepasado ante la realidad, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues me atrevo, con su permiso, a robarle el comentario a Mª José Viz.
ResponderEliminarMe ha parecido romántico. Un beso.
Un gran manojo de mimbres para que nosotros rematemos las sugerencias que apuntas. Buen relato José Ramón.
ResponderEliminarUn bello micro escrito con una gran delicadeza. Felicidades, José Ramón. Un saludo.
ResponderEliminarGran relato, José Ramón, lleno de sensibilidad y sabiduría.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
¡¡Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!!
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