El tímido reincidente
Desde aquí atrás lo veo todo: las miradas de él, las sonrisas de ella y la piedra redonda para hacer un tiro perfecto. Después el profesor me castigará de nuevo y, aunque sea la sexta vez que a pedradas intento alejar a uno de sus pretendientes, ella seguirá sin mirarme.
Gracias, mancantao.
ResponderEliminarSalut.
Este timidillo se las trae. Sospecho que es el último de la fila por méritos propios y demérito de la profe, o del profe, que en vez de animarle por otros medios, reincide en castigarlo obstinadamente. Me gusta ese retrato del reincidente obstinado maquinando su nueva venganza amasando su derrota. El título le va que ni pintado. Enhorabuena. Saludos.
ResponderEliminarLa fase de eliminar adversarios la acomete con valentía -otra cosa es que sea el método adecuado-, pero lo de dar la cara delante de ella resulta para él un muro infranqueable, quizá sería cuestión de distribuir mejor esas energías. Dichosa timidez, y ella sin querer percatarse de que esos descalabros por su causa -de los que no es responsable- quizá merecerían un poco de atención, aunque fuese para decirle que dejase de hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Reincidente y delincuente, este tímido tuyo, Luisa. Buenísimo relato, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias por comentarlo, Belén. Un gracias extensivo a todos, por supuesto.
ResponderEliminarGracias y buen verano
Yo creo que de tímido tiene poco tu protagonista, pero bien es cierto aquel dicho... "en el amor y en la guerra, todo vale".
ResponderEliminarMe encantó, un beso Luisa.
Malu.
El método...pero si vale, me ha sorprendido y me ha hecho reír. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarTímido no sé , pero reincidente sí, enamorado de ella está, pero sería preferible que se declarará y dejará de espantar a los demás a pedredas.
ResponderEliminarBuen relato Luisa.
Besos.
Luisa, la timidez le impide acercarse a ella. A pedradas no conseguirá llamar su atención, debería cambiar de estrategia para enamorarla.
ResponderEliminarEnhorabuena
Besos
Pienso como Pilar. Por la fuerza no se consigue nada bueno... Me ha divertido tu micro, Luisa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Caramba con el tímido!
ResponderEliminarAlguien le ha de ayudar y hacerle ver que debe cambiar de estrategia. Quizá puede usar esa puntería tan afinada para conseguirle un muñeco en la feria a la muchacha...
Un abrazo.
Jajaja, qué bueno, M. Carme.
EliminarComo el resto, pienso que los modos de este chico no son los más apropiados, aunque quizá sean fruto de la propia impotencia. En cualquier caso tu historia está impregnada de esa candidez propia de la infancia y se lee con gran desenfado, y con mucho gusto.
ResponderEliminarEnhorabuena, Luisa.
Un abrazo.
A este niño tímido habrá que enseñarle habilidades sociales o vamos a tener un disgusto en clase. Se defiende con torpeza, pero resulta entrañable su enamoramiento infantil.
ResponderEliminarUn beso, Luisa.
Gracias por los comentarios. Voy a comentarle lo del muñeco de feria... aunque para eso necesita un poco de dinero. Bueno, yo se lo cuento, y veremos si es capaz de evolucionar desde ahí; porque el método de las pedradas no funciona.
ResponderEliminarGracias y un buen verano para todos.
Luisa, si lo comentas a los cincuentistas, creo que si ponemos 30 o 50 céntimos cada uno le llegará de sobras para una tirada en la caseta de la feria ;-)
EliminarBuen verano!
Después de espantarle todos los pretendientes a pedradas, que por su sonrisa parece que ella está encantada de la vida de tenerlos, ¡todavía querrá el tímido que su damisela le mire! Muy simpático el micro, Luisa. Un beso.
ResponderEliminarA pesar de la brutalidad del "prota", no deja de rezumar cierto encanto romántico de adolescencia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Luisa
Suertísima, y abrazo.
Algo tiene que tener la niña para que cuatro compañeros, vamos a disculpar la "ignorancia" de los dos primeros, se arriesguen a recibir una pedrada. Y siendo así, no me extraña que el reincidente tímido no tenga miedo de los castigos.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Luisa, tu micro, un encanto, me hizo retrotraerme a otros tiempos. En los que los niños no teníamos móviles y nos pasábamos las horas enamorándonos de alguna nuestras profesoras y odiando a sus pretendientes.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un beso.
Pablo.