Escurridizo
Ante la presión de la comunidad para encontrar al escurridizo asesino que tenía aterrorizada la ciudad, la policía decidió contratar a un psíquico: él podría adentrarse en la mente del criminal para entenderlo y así lograr atraparlo.
Ahora buscan a otro psíquico para intentar atrapar a los dos escurridizos asesinos.
Ahora buscan a otro psíquico para intentar atrapar a los dos escurridizos asesinos.
y esta muy bien!, bien Miguel muy bueno!
ResponderEliminarMuy ingenioso, Miguel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Es de temer que el primer psíquico se ha introducido tanto en la mente del asesino que ha llegado a empatizar demasiado con él. Veremos si al enviar a otro no le sucede lo mismo y al final es peor el remedio que la enfermedad, con la ciudad convertida en un nido incesante de criminales que se multiplican.
ResponderEliminarUn saludo, Miguel
Miguel, sorprendente final cuando crees que han encontrado la solución resulta que han duplicado el problema.
ResponderEliminarMe ha encandado como lo cuentas.
Enhorabuena.
Besos
La solución se ha convertido en un nuevo problema, esperemos que no ocurra lo mismo con el sigiente.
ResponderEliminarBuen relato Miguel, me ha gustado.
Un abrazo.
No sé si pretendido o no, pero me gusta mucho ese aire de parodia sobre asesinos en serie que toma el final. Y es que, a veces, en la vida, si no quieres caldo, dos tazas. Saludos.
ResponderEliminarBuenísimo, Miguel. Como reza el proverbio: «Hombre soy; nada humano me es ajeno». Comprender, aunque sea a un asesino, es el camino correcto. El problema, en este caso, ha sido llevar más allá de la mente esta comprensión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno y muy divertido, Miguel. Demasiada empatía entre el psíquico y el asesino. Y esto puede ser solo el comienzo...
ResponderEliminarUn abrazo.
Buen y bien desarrollado micro, Miguel. La razón de la razón engendra monstruos. Este es el caso. Se convenció el detective que el mal era mejor causa y olvidó lo que perseguía. Un abrazo.
ResponderEliminarCreo que al final terminarán invocando al espíritu de Sherlock Holmes.
ResponderEliminarUn saludo, Miguel
!!!Muy bueno!!!
ResponderEliminarUn beso.
El psíquico parece que sufre una variante del "síndrome de Estocolmo" particular. En vez de atrapar al asesino, se une a él... Muy buen relato, Miguel.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Buen micro, Miguel. A ver a quién recurre ahora la policía, si con uno no podían, difícil podrán con dos escurridizos asesinos. Un saludo.
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