Funcional
Despertó un día sin recordar quién era.
Cualquier intento fue fútil, y nadie pareció reclamarlo. Su psiquiatra lo animó a superar esa etapa, así que inventó un CV y ahora pica datos en una oficina. Alquila un pequeño apartamento y se permite algún capricho ocasional.
Quizá tenga hijos algún día.
Cualquier intento fue fútil, y nadie pareció reclamarlo. Su psiquiatra lo animó a superar esa etapa, así que inventó un CV y ahora pica datos en una oficina. Alquila un pequeño apartamento y se permite algún capricho ocasional.
Quizá tenga hijos algún día.
Todos somos como los demas nos ven. Cosa distinta de como nos vemos nosotros. La identidad a veces nos confunde. Tenemos un idioma diferente segun con quien estemos. Interesante vision del uno y de los otros. Besos Alex
ResponderEliminarPues sí, Carmen. Gracias y un beso.
EliminarEstaría bien que la vida diese una segunda oportunidad a aquellos que parecen haber fracasado. Puede que tu personaje haya tenido una existencia fallida, de ahí que ni la recuerde. En todo caso, ha hecho bien en aplicar aquello de "borrón y cuenta nueva", a ver si ahora le va bien.
ResponderEliminarUn abrazo, Álex
Yo al personaje lo he querido colocar en el mundo de forma kafkiana, como de la nada. Vive por inercia, es una vida a la que difícilmente se le puede dar sentido. ¡Que cada uno piense hasta qué punto es ficción!
EliminarUn abrazo, Ángel.
Alex, me parece que el protagonista no tenía una vida muy interesante, cuando no la recuerda ni nadie lo ha echado de menos. Su vida actual parece que tampoco tiene nada emocionante. Creo que su historia se repite, como en un bucle.
ResponderEliminarHay personas que están predestinadas a pasar por la vida sin pena ni gloria.
No se si estaré acertada.
Me ha gustado. Enhorabuena!
Besos
Exacto, Pilar, el relato es una referencia a todas aquellas personas cuya existencia es especialmente anodina, por decirlo fríamente. El protagonista no sabe ni quién es, pero por inercia traerá hijos al mundo...
Eliminar¡Gracias y besos!
Puede ser que él haya olvidado quien era por el motivo que sea, pero lo triste es que nadie se acordase de él, esa frase que pones "nadie pareció reclamarlo" es definitiva, ¿como seria su vida anterior?, pero parece haber cambiado a una vida insulsa porque como dices en el título lleva una nueva vida funcional.
ResponderEliminarBuen relato Álex, me ha gustado.
Un abrazo.
En realidad el hecho de que esté solo en el mundo es sólo una metáfora de cómo una persona sin arraigo ni sentido puede llevar una vida "funcional", acorde con nuestros esquemas.
EliminarGracias y un abrazo, Javier.
Parece entenderse, por tu micro, Álex, que no es tan importante tener una historia (o intrahistoria) para poder vivir. Se puede existir sin recuerdos... al menos tu personaje, sí, y ya planifica hijos, con lo cual, desea perpetuarse. Buen relato.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Exactamente, María José. Mi intención era señalar cómo una vida que podría considerarse como normal puede estar vacía de sentido, sobre todo cuando nos planteamos que esa vida da lugar a su vez a más vida.
EliminarGracias y un abrazo.
Tu relato me recuerda la atmósfera distópica de los cuentos de Bradbury. Una sociedad en la que nadie piensa ni tiene recuerdos. Es mejor el olvido que dolor por no alcanzar lo que se ambicionaba. Y vivir como ovejitas trae, al fin, la felicidad.
ResponderEliminarMenos mal que tú eres el mejor ejemplo de todo lo contrario.
¡Excelente, capitán!
Sí, tiene mucho de eso. Un halago que te recuerde a Bradbury, sin duda ;-)
Eliminar¡Muchas gracias y un abrazo!
Es triste que nadie te reclame, es triste tener una vida funcional, es triste pensar en tener hijos como una "funcionalidad" más (lo más triste es que puede haber casos reales que se ajustarían a todo ello). Espero que tu protagonista encuentre alguna chispa en su vida, en esos caprichos, o en la vecina del apartamento, que le saquen de esa vida funcional y lo hagan ser "persona" plenamente.
ResponderEliminarUn beso Álex.
En realidad, lo más triste es eso, saber que un protagonista así será incapaz de encontrar una verdadera chispa en su vida y poco de valor tendrá que transmitir a su descendencia. Irónicamente, eso a mí me resulta bastante fascinante, por eso me gusta escribir sobre ello.
Eliminar¡Un beso, Carme!
No sé si ha sido tu intención, pero yo lo interpretó como el tránsito de la madurez desde la juventud, y el abandono de los sueños, y todo resquicio de idealismo que nos dota de nuestra esencia real e identidad. Y desde esa perspectiva me ha encantado Alex.
ResponderEliminarUn abrazo
Es muy interesante esa interpretación, Raquel. En realidad es una hipérbole que pretende señalar a todos los que viven "por inercia", así que sí, entran todos aquellos que perdieron la chispa que da sentido a las cosas.
Eliminar¡Un abrazo y gracias!
El que nadie pareciera reclamarlo me parece una premisa necesaria en tu planteamiento para darle solidez argumental. Por lo demás, creo entender que a través de tu personaje nos muestras el modo, inconsciente y vano, en que cualquiera de nosotros, sin sufrir amnesia, podría afrontar su existencia. El papel que el psiquiatra desempeña, contribuyendo a la alienación del protagonista, tampoco se va mucho de la realidad.
ResponderEliminarGran relato, Álex. Pienso que de lo mejor que te he leído.
Enhorabuena y un fuerte abrazo.
Has dado en el clavo, Enrique, así que sólo me queda darte mis más sinceras gracias y mandarte otro abrazo.
EliminarUna vida triste y plana, sin pasiones, sin sueños. No solo se ha quedado amnésico, se ha quedado también incapacitado para disfrutar de la vida. Probablemente no lo salvarán ni los hijos.
ResponderEliminarUn relato existencialista. Me ha gustado mucho , Álex.
Besos.
La pregunta es, ¿cuánta gente así existe en el mundo? ¿Y cómo consiguen convivir con ello? ¡Un beso y gracias, Carmen!
EliminarEl mundo está lleno de gente anónima que dejó a sus sueños por el camino convirtiéndose en uno más del gran montón. Ese creo es tu protagonista: a fuerza de olvidar sueños se ha transformado en un ciudadano anónimo de vida plana, sin baches. Acomodado en su anodina normalidad robótica.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo, Álex.
Pablo.
Lo has interpretado como Raquel. Sin duda, encaja muy bien, aunque yo prefería ver al protagonista como radicalmente absurdo y carente de sentido, sin vuelta atrás.
Eliminar¡Un abrazo y gracias, Pablo!
El existencialismo destacaba el poder de la elección, de la emancipación del pasado para proyectarse hacia el futuro. Si bien el presente del protagonista de esta historia parece desconectado de su esencia previa, siempre persistirán trazas de la misma (lenguaje, personalidad, etcétera).
ResponderEliminarUn cincuenta para pensar, Álex.
Un abrazo.
Yo prefería imaginar un personaje kafkiano que no tuviera propósito ni sentido alguno, pero sí, inevitablemente es cierto lo que dices.
EliminarUn abrazo, Vicente.
Como han comentado ya, es muy extraño que nadie lo eche en falta de ninguna manera. Para que esto haya sucedido tienen que haberse dado unas circunstancias especiales. Da la impresión de que antes de sufrir esa pérdida de memoria, el protagonista ya vivía muy solo y distanciado de todo, por lo que nadie lo reclama. Así que se ha acomodado fácilmente a esta situación tan anodina. Un micro muy enigmático, Álex. Un abrazo.
ResponderEliminarComo ya he ido comentando, mi intención era justo la contraria: que a nadie le interesara el pasado del protagonista. Su vida carece de sentido y, sin embargo, termina con la perspectiva de tener hijos, por pura inercia.
EliminarUn abrazo, Juana.
Que empieces un relato tan "funcional" con el verbo "despertar"...
ResponderEliminarMe quedo tranquila porque tiene un psiquiatra de cabecera, y en estos tiempos modernos quien tiene un abogado y un psiquiatra a mano poco más necesita, a lo sumo un pequeño apartamento que alquilar ;)
Un beso, Álex
Tienes que ser optimista por naturaleza para haberte quedado tranquila ;-) ¡Un beso y gracias, Margarita!
EliminarSiempre he defendido que las personas tan funcionales, tan prácticas, se pierden la chispa de la vida. Y así parece que ha sido con tu protagonista, ni sabe quién es, ni nadie lo reclama... Y aún así sigue con la practicidad teniendo un trabajo monótono e insulso y su deseo de tener hijos, por pura inercia... En fin, mucho para pensar y reflexionar sobre muchas vidas que más de uno llevamos a veces y otros muchas veces.
ResponderEliminarUn beso grande Álex.
Malu.
Esa es la lectura positiva de todo. Poniéndonos algo tan terrible ante nuestros ojos, vemos con mayor nitidez el camino que no debemos recorrer.
Eliminar¡Un beso y gracias, Malu!
Sin ánimo de hacer spoiler, tu genial micro me ha recordado al adocenado Winston del final de 1984.
ResponderEliminarUn beso, Alex.
Es una novela que espero leer más pronto que tarde, aunque sí que estoy bastante familiarizado con ella. ¡Un beso, Asun!
EliminarUna primera pregunta a hacerse acerca del microcuento es ¿qué queda de un ser humano tras la pérdida de la memoria?
ResponderEliminarDesde luego, algo queda, porque si no tuviese memoria de nada volvería a la casilla de salida, es decir, sería un recién nacido de un metro setenta y cinco, un suponer, en el caso del microcuento en cuestión.
Lo de que no lo reclame nadie puede indicar muchas cosas: que haya caído en la desgracia total y todos sus familiares y amigos, si los tenía, lo hayan abandonado. Que fuese un individuo tóxico y nadie quiera saber nada de él. Que la memoria la ha perdido a muchos kilómetros de su casa y su país...
En cuanto al psiquiatra, no me parece muy bueno, porque debería haber hecho lo imposible para que su paciente recuperase la identidad perdida, y no animarle a iniciar una nueva vida sin cimiento alguno sobre el que construirla.
No hace mucho, vi una película, al parecer, basada en hechos reales, en la que una mujer perdía la memoria, y todos los intentos para que la recuperase eran en vano, a pesar de que vuelve a la vida que tenía, con su familia. Por lo que deduje de ella, parece que no volvió a tener la felicidad perdida, pero sí una remedo de ella.
Así que al protagonista de este microcuento sólo puedo augurarle reveses en esa nueva vida que ha emprendido, pero si no recupera la memoria no le queda más remedio que apechugar con lo que es y tiene.
Muy interesante e inquietante el tema que has desarrollado. Saludos afectuosos, Álex.
Me parece que le das demasiadas vueltas, Enrique. Tal y como lo veo, es como leer "La metamorfosis" preguntándote por qué el protagonista se ha convertido en insecto y otras cuestiones que en realidad son un recurso metafórico para aludir a situaciones mucho más cotidianas de lo que puedan parecer a primera vista. Mi intención era que el relato fuese interpretado de forma más universal, por todas aquellas vidas "funcionales".
Eliminar¡Un saludo y gracias por el comentario, Enrique!
El quizá de este relato antepone unos puntos suspensivos que me llevan a esas vidas anodinas, anónimas, faltas de empatía con su contexto que luego derivan en psicopatías graves, privadas de los sentimientos y emociones más comunes. Buen retrato de un personaje, para mí, polimórfico, defórmico, terriblómicro... (permíteme la licencia).Saludos, Álex.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manuel. ¡Un saludo!
EliminarSalir de la nada para volver a la nada, a la vida anodina. Un relato que hace plantearse que el sentido de la vida quizá sea que no tiene sentido, sólo el que queramos darle o el que nos dejen, depende de lo dueños que seamos de nuestra libertad.
ResponderEliminarComo siempre, levantando polvo al pasar. Enhorabuena, Capitán.
Un abrazo.
Por ahí va, Antonio. Probablemente nos tengamos que resignar todos a llevar a cumplir esa función, o a representar nuestro papel en la función, por adoptar otra acepción de la palabra. Pero bueno, por espíritu rebelde que no quede, ¿verdad?
Eliminar¡Gracias y un abrazo, Antonio!