Puntos en boca
Tan solo, y por toda herencia, unos puntos suspensivos. Los sustantivos, adverbios, posesivos, determinantes, intransitivos... y hasta las onomatopeyas las disfrutó y consumió en vida. No digamos ya los derechos de autor, que los dilapidó por anticipado. Nada dicen los herederos. Pareciera que su muerte les hubiera dejado sin palabras.
Debió ser buen escritor el protagoniosta de tu relato TAN GENIAL COMO EL AUTOR.
ResponderEliminarSALUDOS SIN PALABRAS, POR SI LOS HEREDEROS...
Abrumado con tu comentario.
EliminarGracias, José María.
Abrazos.
Todo suelen ser alabanzas cuando alguien se va. En este caso sólo puede haber silencio, pero de mediar palabras serían de pura rabia, que la gente es muy materialista. Bien por el escritor, eso que se llevó. Seguro que ninguno de sus herederos se molestó en leerle como merecía, de ahí que los haya dejado mudos, incapacitados para contar historias, algo que nunca te sucederá a ti.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafa
Unos puntos suspensivos, bien repartidos, pueden dar para mucho.
EliminarGracias, Ángel.
Abrazos.
Rafa, me parece que el protagonista vivió a su manera sin pedir nada. Ha hecho muy bien de disfrutar en vida y no dejar nada para después de su muerte. Tal y como dice tu título ha puesto, puntos en boca a todos. Le ha dejado sin palabras.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Besos
Su último relato lo dejó para que otro lo escribiera; probablemente alguno de los "desherederos".
EliminarGracias, Pilar.
Besos.
Tu autor no sé si se llamaba Blas, pero podía aplicarse el dicho de "habló Blas punto redondo" y además hizo muy bien en dilapidar los derechos de autor.
ResponderEliminarBuen relato Rafa, utilizando todos los elementos necesarios para escribir, me ha gustado, te ha quedado redondo.
Un abrazo.
Pues sí, podría tratarse del mismísimo Blas.
EliminarGracias, Javier.
Un abrazo.
Chapó.
ResponderEliminarRendida reverencia.
EliminarBesos.
Este singular personaje ha puesto un punto y aparte entre la vida y la muerte.
ResponderEliminarMuy divertido, Rafa. Enhorabuena.
Saludos.
Otros dirían que unos puntos suspensivos.
EliminarGracias, Vicente.
Abrazo.
La herencia de los puntos suspensivos es muy misteriosa..., jajaja. Me ha gustado, Rafa. ¡Cuántos recursos necesita el escritor!
ResponderEliminarUn abrazo
Y a ver qué se puede hacer solo con unos puntos suspensivos.
EliminarGracias, María José. Felicidades por Radio Castellón.
Besos.
También a mí me dan mala espina esos puntos suspensivos...
ResponderEliminarMuy bueno, Rafa.
Inciertos y misteriosos, sí, no es para que los herederos quedaran muy contentos.
EliminarGracias, Paty.
Besos.
Bueno al menos que deje algo para su ahijado, y unos puntos suspensivos vuelta y vuelta... ¡tampoco deben estar mal!
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato como casi siempre. Y lo sabes.
Un abrazaco, padrino.
Para los ahijados preferidos siempre quedará una buena parte, aunque, como en tu caso, no la necesiten.
EliminarAbrazote, Isidro.
Muy bueno Rafa, y la herencia a recibir les va a frustrar un tanto pues no les ha quedado nada. Un abrazo.
ResponderEliminarPues sí, unos puntos suspensivos no deben dar para mucho.
EliminarGracias, Carmen.
Un abrazo.
Este relato armónico y ajustado, se pasea por cincuenta con un estilo personal impecable. Felicidades, Rafa. Saludos.
ResponderEliminarExcesivo lo de impecable, pero se agradece.
EliminarMuchas gracias, Manuel.
Un abrazo.
Divertido y genial. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafa.
Celebro que te guste, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Pues mira que a mi me gustan los puntos suspensivos...y mucho, tanto como tu 50. Has conseguido vivir, disfrutar y transmitirnos todas las palabras en la vida de tu micro, bien por ti Rafa.
ResponderEliminarSiempre sorprendiendo de manera grata.
Un beso.
Siempre tan amable y generosa en tus comentarios.
EliminarGracias, Mª Belén.
Besos.
Sin palabras y seguramente con la boca abierta de asombro, habrá que recordarles cuando vuelvan en sí, eso de que en boca cerrada… Bravo por el protagonista y por el autor. ¡Genial y punto! Un beso, Rafa.
ResponderEliminarGracias, Inés. Más que con puntos suspensivos, a los desherederos se les unieron los labios con puntos zapateros.
EliminarAbrazos.
punto en boca, que aveces también las cosen en esa hora!, Rafa me encantó. Coincido con Manuel,lo de impecable no le queda grande!, Te felicito!
ResponderEliminarAceptaremos lo de impecable solo en su acepción de que no se le pueden poner pecas.
EliminarGraciás, Sonia.
Abrazos.
Original y mordaz, con un toque de intriga suspensiva. Pero lo importante es el mensaje: "yo me lo escribo y yo me lo como", jajaja. Un abrazo, Rafa.
ResponderEliminarAsí es; el que quiera cosecha que se dedique a sembrar.
EliminarGracias, Salvador.
Un abrazo.
Sin palabras, me has dejado en silencio...pero aplaudiendo.Un beso.
ResponderEliminarJo! Ni que fueras potencial heredera.
EliminarGracias, Maite.
Un beso.
Redondísimo, Rafa.
ResponderEliminarSaludos.
Como una calabaza. Gracias, Enrique.
EliminarAbrazos.
Genial, Rafa. Saludos.
ResponderEliminar