Vita-ae
—Colorín, colorado, este cuento se ha terminado.
—Papá, más, quiero más.
—Colorín colorado, esta historia se ha acabado.
—Papá, más, un poco más.
—Colorín colorado este drama ha...
Ella ha entornado los ojos, se ha dormido. El padre, con un manto de tierra, abriga el cuerpo yerto de la anciana.
—Papá, más, quiero más.
—Colorín colorado, esta historia se ha acabado.
—Papá, más, un poco más.
—Colorín colorado este drama ha...
Ella ha entornado los ojos, se ha dormido. El padre, con un manto de tierra, abriga el cuerpo yerto de la anciana.
¡Qué triste y bello relato! Cómo explicar la muerte de un ser querido a un niño es algo tremendamente dificil y delicado. En tu relato, María Jesús, lo has tratado como un juego infantil. La mejor manera, sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas gracias por tu comentario, María José
EliminarBesito virtual
María Jesús me has emocionado y no sabes cuanto, hoy mismo he estado viendo a mi madre en la residencia y ella pensaba que era su padre, y tu relato es tan real. No sé si es lo que has querido contar pero es lo que yo he sentido al leerte.
ResponderEliminarMadia Jesús para mi son 50palabras escritas con el corazón, me ha gustado mucho.
Besos.
Lamento tu problema y el de tu madre, Javier. Desgraciadamente cada día hay mas personas afectadas por esta enfermedad. Debemos ser muy firmes y afrontarla con paciencia y mucho cariño.
EliminarTe agradezco mucho tu punto de vista.
Un abrazo
Qué bonito, María Jesús. La vivencia que Javier ha compartido más arriba ha complementado a la perfección las letras de tu relato.
ResponderEliminarFelicidades.
Un saludo afectuoso.
Me alegra que te haya gustado Vicente.
EliminarSaludos afectuosos
Al final el ciclo se ha cumplido, infancia, edad adulta, vejez, niñez y tierra. Y que mejor que cerrar el círculo con un cuento. Genial, María Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarSiempre queremos más, y más y mucho más, tiempo en la tierra, que nos acabará cubriendo.
EliminarMil gracias por tu observación, Salvador
Una construcción sumamente original, llena de delicadeza, en tres ciclos despojados de dramatismo, pero donde tampoco se niega la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo, María Jesús
Siempre agradecida a tus comentarios, Ángel, que enriquecen mis escritos.
EliminarOtro abrazo para ti.
Magnífico, María Jesús. Has conseguido que un relato, que podía haber sido muy duro, acaricie con cada palabra. Cuento, historia, drama... Podio a final de mes, por favor.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Patri, eso del podio, está reservado para los grandes estatuas de piedra...
EliminarMuchas gracias por tu aliento en la travesía del desierto.
:)
EliminarLo leeré con detenimiento, Patri.
EliminarMil gracias.
Mª Jesús: francamente bueno. Suerte.
ResponderEliminarMuy satisfactorio tu comentario, Luis.
EliminarSaludos afectuosos
M. Jesús, con tu relato has retratado la realidad de los enfermos de Alzheimer. Mi madre la sufre y la mayoría de las veces es una niña y piensa que soy su madre, por los cuidados que le doy y que suele hacer una madre cuando somos pequeños.
ResponderEliminarMiedo me da el momento que relatas, será muy duro para mi.
Lo has contado de una manera muy gráfica y sutil. Gracias.
Enhorabuena!
Besos
Pilar: Los que os encontráis en esta situación si que os merecéis un podium, por vuestra perseverancia y dedicación.
EliminarTe envío mucho ánimo y un abrazo muy fuerte.
Precioso M. Jesús. Enhorabuena por tratar un tema tan duro con tanto cariño y delicadeza. Un abrazo.
ResponderEliminarMillones de gracias, Aurora. por comentar positivamente el micro.
EliminarBesito virtual.
Una maravillosa manera de tratar el tema, María Jesús, con sensibilidad, sutileza y calidad literaria.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Me parece estupenda tu valoración.
ResponderEliminarMi agradecimiento, y un abrazo.
Elegante manera de tratar un drama.
ResponderEliminarUn besote.
Pablo.
Gracias, Pablo
EliminarEn 50 palabras has logrado contener todo un drama y demás tratado de manera tierna, delicada y con aroma a tierra.
ResponderEliminarUn beso preciosa. Suerte.
Eres muy amable, María Belén.
EliminarOtro beso para ti.
Hola María,muchas felicitaciones por tu relato, del que creo soy el único que lo visualiza como una historia de terror... De ese terror que se devela con la imagen final, un muerto y zombie padre visitando a su ya anciana hija.
ResponderEliminarSaludos y felicitaciones...
Genial interpretación, Jean. Veo que el relato, provoca muchas situaciones, y eso es muy bueno.
EliminarMillones de gracias "zómbicas"
Me gusta la evolución que haces con tres palabras: cuento, historia, drama.
ResponderEliminarFelicidades, María Jesús.
Me encanta que lo hayas apreciado, Margarita
EliminarUn beso
Yo subrayo también la importancia de esos tres pasos, cuento, historia, drama... Muy bien tratado un tema que es tan duro como posible.
ResponderEliminarLa aportación de Jean también me parece válida. Ahí es donde está la riqueza del micro, cuando se le pueden dar varias lecturas.
Enhorabuena Mª Jesús, un beso.
Malu.
Agradezco mucho el comentario, Malu.
EliminarMontañas de besitos virtuales
Coincido con Jean en la interpretación del micro, aunque más que terror, lo que aprecio es la ternura y la protección de ese padre en todas las etapas de la vida de su hija hasta la hora de su muerte ya anciana. Sea así o no, me parece que está escrito con mucha sensibilidad y cariño. Felicidades y un beso, María Jesús.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska.
EliminarHasta el próximo cuento, un beso
Tu texto me sugiere unos cuantos adjetivos:
ResponderEliminarTerrible la enfermedad, tierno el trato del hijo -haciendo de "padre"-, tranquila la muerte que se la lleva, lírico el "manto de tierra".
Un abrazo.
Muy buena tu visión del relato. Mere alegra haberte sugerido esa interpretación.
EliminarOtro abrazo para ti, Carme
Es impactante, María Jesus. El giro de la historia es sorprendente, me ha tomado desprevenido. ¡Qué tus letras sigan calando profundo! No me cansaré de escribir que me gustan mucho tus microrrelatos. En este caso, el lector se puede sentir involucrado, señalado y arropado por una historia que bien se puede decir que es inspirada en muchas historias reales.
ResponderEliminarOscar. Me parece que te excedes en tus elogios con mi pluma.
EliminarSe hace lo que se puede, con buena voluntad y tratando de que el lector se pueda implicar en la historia.
Saludos cordiales.
Acertadísimo desde el título (nacimiento) a la culminación (muerte). Niña y anciana de la mano al cabo del hilo que se acaba de romper. Y un ángel guardián del último suspiro. Ternura y, a la vez, desasimiento. Saludos, Mª Jesús.
ResponderEliminarEse ángel guardián, pudiera ser hasta el Padre supremo.
EliminarGracias por tus observaciones.
Un saludo, Manuel
Un bonito cuento que cierra el circulo con ese manto de tierra. Algunos ancianos dependen tanto de sus hijos, que en sus mentes son como sus padres. Mi madre murió con Alzheimer y también pensaba que yo era su mamá. Me has conmovido mucho. Besos
ResponderEliminarGracias, Olga.
ResponderEliminarBesito virtual