Buenas intenciones
La intención de ser sólo amigos le duró hasta fin del trimestre. La de no preñarla, cinco semanas más. La de serle fiel, ciento cincuenta días; la de serle fiel nuevamente, menos que un suspiro. La intención de morir de viejo le duró hasta la primera de las veinticinco puñaladas.
Él tiene buenas intenciones, no se le puede negar, pero es incapaz de reunir la constancia necesaria para ponerlas en práctica. Por el contrario y en contraste, ella si hace de sus deseos un hecho inmediato. Realmente eran muy distintos, esto no podía terminar bien. La paciencia, al final, terminó por romperse.
ResponderEliminarUn abrazo, Silvina
Es que a veces, con las buenas intenciones no alcanza... Muchas gracias como siempre, Ángel, por leerme y comentar. Otro abrazo!
EliminarQué gran historia y tan bien contada nos dejas, Silvina.
ResponderEliminarDe verdad, qué capacidad de síntesis en cincuenta palabras para contar toda una vida. ¡Genial!
Un beso.
Pablo.
Totalmente agradecida por tu comentario, Pablo. Siempre es muy bueno encontrarte por aquí. ¡Saludos!
EliminarSilvina, este hombre estaba lleno de buenas intenciones pero se le olvidaban rápidamente. Esa falta de constancia ha terminado con la paciencia de su pareja.
ResponderEliminarOriginal forma de contarlo.
Besos
La vida de ėl estaba llena de buenas intenciones, pero se quedo en eso, fue incapaz de cambiar y a ella se le acabó la paciencia.
ResponderEliminarBuen relato Silvina.
Un abrazo
Claro, estoy de acuerdo, digamos que este señor era un poquito inconstante... y la paciencia se le acaba hasta al más santo. Pilar, Javier, gracias por leerme. Un abrazo a los dos.
Eliminar«El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones». A todos en la vida nos llega el momento de actuar con responsabilidad y hacer que nuestras intenciones se conviertan en obras, de lo contrario habremos de pagar el precio.
ResponderEliminarSilvina, mes con mes constato que tienes una de las mejores plumas de por aquí.
Un abrazo.
Vicente, sinceramente no creo merecer tanto elogio, pero lo atesoro con mucho aprecio, sobre todo cuando viene de un cincuentista cuyos micros resultan siempre tan interesantes. Gracias por tus conceptos. ¡Muchos saludos!
EliminarUn proceso perfectamente desarrollado con una frase final para enmarcar. La historia también es estupenda y la sensación que perdura al terminarla es la de haber disfrutado de un relato excelente.
ResponderEliminarEnhorabuena, Silvina.
Un saludo.
Me alegra muchísimo que la hayas disfrutado y te agradezco todos los amables calificativos. Un saludo afectuoso para ti también.
EliminarUn relato excelente, Silvina. Muy bien contada esa vida plagada de buenas intenciones que nunca se cumplieron. Magnífico el desenlace.
ResponderEliminarUn beso.
Entiendo, Silvina, que este hombre, por sus constantes cambios de opinión, sale mal parado. Y no me extraña nada...
ResponderEliminarEnhorabuena y un fuerte abrazo.
María José
Era absolutamente inconstante, rayano en lo mentiroso... Y yo diría que salió más que mal parado... Carmen, María José, gracias por leerme y comentar. Dos abrazos grandes para ustedes!
EliminarExcelente relato, a mi parecer, con unos personajes tan controvertidos como llenos de buenas intenciones.
ResponderEliminarEnhorabuena, Silvina.
Saludos.
Gracias, Enrique. Es una gran halago viniendo de ti. ¡Muchos saludos!
EliminarNo pienso dejar de ser fan tuya, Silvina, y te aseguro que no es una mera intención.
ResponderEliminarUn beso
El sentimiento es mutuo, Margarita. Y descarto desde ya que tus intenciones son mucho más serias y comprometidas que las del señor del cuento. Otro beso para ti.
EliminarLas intenciones, si no van acompañadas de hechos, no sirven para nada. Me ha gustado mucho cómo has narrado la historia, Silvina. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarEl infierno está lleno de buenas intenciones, dicen...
ResponderEliminarContundente historia, Silvina,
Saludos cordiales.
Matrioska, Carles, gracias por sus comentarios y me alegro que lo hayan disfrutado. Abrazos!!
EliminarEs que solo con las buenas intenciones no es suficiente.
ResponderEliminarUn beso Silvina.
Malu.