Con-fundido en negro
¿Por qué no me entiende? ¿Será llorar la única solución? No tengo hambre, como regularmente, me ha traído agua y no tengo sed. Me siento calmado solo con verla, quiero estar junto a ella. Horror, otra vez la oscuridad... ¡Oh, no!
¡Buahhh...!
¡Manolo!, enciende la luz, te toca a ti.
¡Buahhh...!
¡Manolo!, enciende la luz, te toca a ti.
Ismael muy buen micro, esos pensamientos del bebe y que en realidad lo que quiere es estar con su madre, pues cuando vea que ahora vuelve su padre. Y el título muy apropiado y enlazado con el relato.
ResponderEliminarIsmael me ha gustado.
Un abrazo.
Mi querido Ismael, mi querido Dr. Música, mi querido locutor, mi amigo beatlemaniaco: aún recuerdo aquella tarde alamedera en la Extravagante en la que, a pesar de un fan de los Beach Boys que quiso más protagonismo que el que merecía, lo pase de miedo contigo y con nuestro amigo Eduardo hablando de los chicos de Liverpool.
ResponderEliminarAparte de esto, que me apetecía recordarlo, nos traes un muy ingenioso relato en el que desde el título (fundamental y buenísimo), rezuma frescura y buen hacer.
Ese niño estará harto de que no lo entiendan. Aunque, puede que si sigue llorando fuerte y afinado, al final con la práctica pueda convertirse en un gran músico y acabe cantando en un programa de música de Radiópolis.
No sé si recuerdas un relato que te dediqué sobre tres músicos que, sin saber de dónde, llegaban a un bar de la Alameda. Me he permitido hacer una versión de cincuenta palabras para dejártela aquí. No es gran cosa, ya sabes que hay que ser muy certero en cincuenta palabras y resumir un relato largo no queda demasiado bien.
No sabes cuánto me alegro de que formes parte de la familia cincuentista.
Un abrazo y ahí va ese relato hecho micro que te dediqué en su día.
LOS ELEGIDOS
Como cada siglo, el Señor de blanco devolvía a la vida a las tres personas elegidas por los vivos. Tomó la lista y vio que la gente no deseaba profetas: Jesús estaba entre los últimos. Llamó a Elvis, John y George y les dio la enhorabuena. El mundo quería música.
Ya sé que quedaba mejor el relato largo, pero no quería extenderme más. Así lo recuerdas.
Un fuerte abrazo, amigo.
Pablo.
Existen unas criaturas que se nos parecen, por las que daríamos la vida y nos necesitan, pero a las que no siempre sabemos entender, lo que no quiere decir que carezcan de su propio punto de vista, como bien ha quedado reflejado en este simpático relato.
ResponderEliminarAl leer el comentario de nuestro querido y admirado Pablo (nunca me los pierdo) compruebo que os une la amistad y el gusto por el cuarteto de Liverpool, no se me ocurre mejor tarjeta de presentación. Bienvenido, espero leerte más y te envío un cordial saludo.
Ese: "Manolo, enciende la luz, esta vez te toca a ti", va acompañado de un codazo, seguro... Ja, ja, ja... Buen estreno.
ResponderEliminarBienvenido Ismael, amigo de Pablo.
Un beso.
Malu.
Dulces desvelos los de Manolo y su pareja. Los bebés son una bendición.
ResponderEliminarComo ha dicho Ángel, estoy seguro de que Pablo es tan certero para elegir amigos como para hilar letras. Por esto y tu estupendo relato
te doy la más cordial de las bienvenidas, Ismael.
Vicente
Astuto personaje el que aún está en la cuna. Muchas preguntas sin responder, pero ya tiene clara la estrategia. Desde lo más tierno de nuestro ser siempre andamos detrás de lo mismo: caricias y tacto. Buen estreno. Bienvenido.
ResponderEliminarIsmael, los bebés saben siempre como salirse con la suya y sobre todo si de mimos se trata.
ResponderEliminarUn título muy cinematográfico para despistar...
Bien contado.
Besos
La incomprendida existencia de un bebé que, una vez alimentado y limpio, su única prioridad es estar en brazos de su madre para seguir escuchando sus latidos. Me ha gustado mucho el micro, Ismael. Un saludo y bienvenido a esta tu casa.
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