Cuestión de perspectiva
Se desprendió la marquesina de la parada del autobús en el justo instante en el que hacía su llegada cuarenta minutos tarde. Los viandantes huyeron despavoridos ante tal descomunal incidente, mientras que los que lo esperaban, impacientes e irritados, se afanaban en subir al escacharrado bus acomodándose como si nada.
Nos muestras una misma circunstancia vista bajo dos puntos de vista, o como tu adecuado título indca "cuestión de perspectiva",
ResponderEliminarAquí vendría muy bien el dicho "todo depende del color del cristal con que se mire".
Buen relato María Belen, me ha gustado.
Besos.
Todo tiene su punto de vista o como bien dices, ese cristal que nos hace mirar lo mismo de tan distintas maneras...
EliminarGracias Javier. Un beso.
Belén, está claro que como bien dice tu título es una cuestión de perspectiva.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Gracias Pilar. No todos vemos con los mismo ojos lo que sucede, depende de en que lugar, circunstancia y ánimo te encuentres.
EliminarUn beso bonita.
Efectivamente cada cual tiene una realidad, un punto de vista. Esto hace que nuestro mundo sea muy rico, pero también en muchos casos... ¡Incomprensible!
ResponderEliminarBuen relato mañica.
Un fuerte abrao.
Este mundo no hay ya quien lo entienda ni tenga por donde cogerlo, jajajajja... Pero así es, tu realidad muchas veces es diferente de quien está a tu lado.
EliminarGracias. Un beso grande querido Isidro.
Desde fuera contemplamos y hasta entendemos los dos puntos de vista, algo que no suele ocurrirnos cuando estamos inmersos en nuestra propia realidad.
ResponderEliminarBuen micro. Un abrazo.
Así es,cuando lo que ves no te implica, es facíl ver los dos o más puntos de vista. Otra cosa es que te veas involucrado de alguna manera en ello, entonces cambia.
EliminarGracias Carmen. Un abrazo.
La necesidad de llegar a tiempo ha superado cualquier instinto de supervivencia. La vida diaria se ha convertido en un tobogán que no deja mucho sitio para pensar.
ResponderEliminarGran idea, Mª Belén. Enhorabuena.
Te felicito además por el empleo de palabras tan bonitas como «viandantes» y «escacharrado». Le dan mucho colorido a tu relato.
Un abrazo.
Vivimos tan deprisa que no nos percatamos de lo que ocurre a nuestro alrededor, la máxima de llegar a tiempo y en ocasiones a ningún lugar.
EliminarGracias por verlo colorido en estas palabras.
Un abrazo grande Vicente.
Ese es nuestro complejo mundo, un revoltijo de perspectivas. Además de cómo está escrito, estoy totalmente de acuerdo con Vicente, me ha gustado porque me ha hecho recordar una anécdota con similares elementos, circunstancias y perspectivas. :) Muchos besos, María Belén.
ResponderEliminarCada uno vive su realidad sin tener en cuenta a quien tiene al lado. Es una pena de sociedad.
EliminarLa perspectiva está servida en vuestra lectura.
Mil besos preciosa Matrioska. Gracias.
La historia del relato nos recuerda que en la naturaleza no existe el vacío ecológico. En el lugar de lo muerto, se asienta una nueva vida. En este caso, unos dan el paso adelante cuando los otros han retrocedido. Como bien señalas en el título, cuestión de perspectiva. Muy acertado. Felicidades.
ResponderEliminarSiempre hay quien avanza y quien ante la misma circunstancia da un paso atrás.
EliminarTodo depende de como seas y de como quieres vivir la vida.
Me gusta tu comentario Manuel. Gracias.
Un abrazo.
Somos complejos y, para bien o para mal, existen tantas perspectivas como personas, algo que muestras muy bien en tu relato, y que sería aplicable a multitud de circunstancias sin que muchas veces seamos conscientes, como por ejemplo una huelga, que trabajadores, empresarios y usuarios viven de forma muy distinta. El problema de las perspectivas es el de ceñirse únicamente a lo que sólo ve cada uno y no saber ponerse en el lugar de los demás; si lo supiéramos hacer se evitarían muchos males humanos, pues la raíz de todos ellos no es otra que el egoísmo
ResponderEliminarHas planteado un tema interesante y bien narrado a partir de un detalle cotidiano, nada extraño viniendo de ti.
Un abrazo grande, Belén
Que cierto todo lo que dices. Nos hemos vuelto egoístas ante la vida y solo vemos la realidad que nos atañe de manera directa. Que facíl sería ceder y ver con los ojos de quien tenemos al lado para entender otra forma de vivir.
EliminarGracias Ángel.
Siempre acertado, tú si que eres generoso en todos los aspectos de la vida.
Un beso bien grande.
Casi todo es cuestión de perspectiva, o del color del cristal a través del que se mira. Y digo "casi todo" porque la inmensa mayoría coincidimos en que tus letras lucen espléndidas desde cualquier ángulo.
ResponderEliminarUn beso grande, Mª Belén.
Gracias generosa y preciosa Margarita. Con personas como tú todo brilla, solo hay que mirar tu sonrisa, tus letras y tu constante alegría.
EliminarUn beso bien luminoso.
En esta vida, cada vez más egoísta, la mayoría va a lo suyo sin pararse a mirar alrededor.
ResponderEliminarQué bien escogido el tema para dejar un ejemplo de cómo el género humano.
Muy bueno, mi querida M. Belén, mi poetisa favorita.
Un beso.
Pablo
Y así nos va querido Pablo...Que bonito sería saber ver lo que otros miran y comprender lo que han vivido para respetar.
EliminarGracias sinceras, eres un encanto. Besosssss.
Estoy con Vicente y con Matri, está claro que todos y cada uno de nosotros queremos llegar a nuestro destino y nos da igual lo que haya a nuestro lado, aunque venga un huracán y se lleve el mundo entero, nosotros aferrados a nuestra meta.
ResponderEliminarEgoísmo puro y duro, condición del ser humano.
Muy bien retratado, querida María Belén.
Un beso grande.
Malu.
Y que triste es actuar así. Como si ese destino cambiara por dedicar tiempo a ver lo que otros ven y sentir lo ellos sienten.
EliminarHay que aprender a desprenderse de ese huracán de egocentrismo.
Gracias mi bella Malu. Besos con cariño.
Aquí tenemos un dicho, que es parte de una jota, que reza así:"¡Si se hunde el mundo, que se hunda!¡Navarra, siempre p'alante!". Es muy criticado y no me extraña. Parece que los protagonistas de tu relato que esperaban al autobús pensaban algo parecido. Muy interesante, Mª Belén. Un beso.
ResponderEliminarJajajja... Un dicho que desde luego va muy de acuerdo con el micro.
EliminarParece ser que pase lo que pase hay que salvarse el primero, así va el mundo...
Gracias Juana. Besos a montón.
Muchas veces he pensado que este formato de cincuenta es el vehículo perfecto para plasmar ciertas revelaciones como esta que nos traes, pensamientos fugaces con los que a menudo todos nos sentimos identificados y que provocan al leerlos ese duende de sentirnos partícipes de un todo común.
ResponderEliminarMuy bien visto, María Belén, y mejor escrito.
Un beso.
La verdad es que en 50 palabras se puede decir, insinuar, plasmar, trazar...tanto.
EliminarTú eres una muestra clara de ello, cada mes sorprendes con historias llenas de esos duendes que nos hacen grata la lectura.
Ya sabes que me encanta leerte Enrique.
Gracias. Un beso grande.
Un soberbio relato de lo cotidiano, Mª Belén. Echando mano de la exageración, consigues plasmar una situación reconocible, que resalta la importancia dada al tiempo sobre muchos otros valores y que puede llevarnos a considerar más valioso vencer a la prisa que esquivar a la muerte.
ResponderEliminarCoincido con la apreciación de Enrique. Un original relato que plantea una faceta poco explotada en 50 palabras, aderezado, además, con tu admirable forma de escribir. Enhorabuena.
Un abrazo.
Tus comentarios los disfruto muchísimo Antonio. Sabes sacarles todo el jugo y además de manera acertada, alguna que otra vez ya te lo he dicho. Tú si que sabes mirar desde todas las perspectivas y hacer valorar aquello que lees.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo y un beso.
Cuarenta minutos de retraso es tiempo más que suficiente para desesperar; y es sabido que la desesperación es pintora de trazos gruesos que no admiten sutilezas como preocuparse por el mobiliario urbano.
ResponderEliminarRelato de los que hace reflexionar sobre la relatividad de las cosas.
Beso, María belén.
Todo es relativo y hay quienes cuarenta minutos los disfrutan esperando y otros se desesperan, hay que tomar las cosas como vienen y pintar la vida con trazos finos para disfrutar cada uno de esos minutos.
EliminarGracias Carles. Besos y abrazos.
M. Belén, cada uno ve las cosas según sus necesidades, y más en una ciudad con un bus que se retrasa. Como han dicho antes, el tiempo es un preciado valor en estos días.
ResponderEliminarEn este caso, a ver qué decide el conductor... Igual la pasajeros se le amotinan!
Un beso.
Carme.
Así es querida Carme, el tiempo es un valor en alza hoy en día, yo creo que me hubiera gustado nacer en ese otro en que no le daban tanta importancia y podían dedicarlo a los demás, sin egoísmo, sin prisa...
EliminarEspero que no amotinen demasiado los pasajeros, pobre conductor, jajajaja...
Gracias. Un beso bonita.
He visto un reflejo genial y una crítica muy aguda de la situación en la que estamos viviendo; ahora ya nos conformamos con cualquier cosa y aceptamos sin quejarnos cómo todo se desmorona a nuestro alrededor. Magnífico, tocaya. Muchos besos y enhorabuena por este gran 50.
ResponderEliminarVivimos tan límite de todo que ya casi todo nos da igual. Una pena de sociedad.
EliminarMenos mal que quedan personas como tú que reflejan otra realidad más brillante.
Gracias Belén. Mil besos bombón.