De la vida de un esclavo
El jefe, por puro placer, le despidió. Solo entonces K. tuvo su único momento de dignidad: negarse a estrechar la mano que el jefe le tendía. No obstante, unos días después el jefe recibió las manos de K. por correo certificado —mutiladas con saña, decían—. No les acompañaba ninguna nota.
Lo primero darte la bienvenida a 50palabras.
ResponderEliminarSospecho que quien ha mandado cortar las manos a K ha sido el propio jefe en venganza por negarle el saludo el día de au despido.
Buen relato Pau.
Un abrazo.
La nota no es necesaria; la saña lo dice todo.
ResponderEliminarSaludos, Pau, y bienvenido.
Buen relato, Pau. Supongo que serían las manos de otro.
ResponderEliminarLo dejamos ahí, y que cada lector saque sus conclusiones.
Sólo una cosa me intriga, «mutiladas con saña, decían». Si no hay nota, ¿quién se lo dijo al jefe? ¿Acaso su enviado?
ResponderEliminarBuen relato, Pau.
Bienvenido.
Pau, bienvenido a la familia.
ResponderEliminarAl protagonista le arrebatan el único gesto de dignidad que le quedaba, sus manos.
Bien contado.
Enhorabuena
Besos
Un macabro modo de salirse con la suya (el jefe), de resarcirse de la humillación de no haber sido correspondido en el saludo.
ResponderEliminarTanto la situación como en nombre del protagonista nos remiten a Kafka; excelentes credenciales, Pau.
Bienvenido a 50.
Saludos.
Le pondrán cortar las manos, pero nadie le quitará su dignidad, eso es imposible de sustraer, y quien ha ejecuado y ordenado esa atrocidad lo sabe
ResponderEliminarUn saludo y bienvenido
La dignidad le salió muy cara. Aunque se le hubiera estrechado, lo mismo, la había perdido también las manos.
ResponderEliminarUn poco macabro pero de fácil lectura. Me ha gustado. Un beso.
Un esclavo con dignidad hasta el último momento, bienvenido Pau.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Cuando un esclavo pierde la dignidad es que ya lo ha perdido todo y eso quienes esclavizan no son capaces de asimilarlo. Buen micro, Pau. Un saludo y bienvenido.
ResponderEliminarBienvenido Pau. Magnífico y estremecedor estreno. Tal vez habría que anteponer la inteligencia a la dignidad ante jefes como este; a menos, que uno tenga la habilidad de anticiparte primero. Saludos
ResponderEliminarBienvenido, Pau. Tu macabro micro pone a la vista el sentimiento de venganza, de humillación suma. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
María José
¡Ah, pobre K.! Su único gesto de rebeldía, castigado sin miramientos, como el pobre Josef K. de El Proceso o como el no menos desdichado Winston Smith de 1984.
ResponderEliminarBien contado, Pau.
Saludos cordiales.