Ignorancia
Su desafiante mirada me invita a retroceder. Estamos solos en este recóndito paraje y siento el reto. No me muevo, le demuestro que no me asusta. Se cree el dueño, porque soy de ciudad.
Es muy grande y negro. Nunca he visto uno igual. No es más que un cerdo.
Es muy grande y negro. Nunca he visto uno igual. No es más que un cerdo.
Tu relato mientras lo leo voy pensando, me atrapas en ese paraje, y con tu frase final, defines todo.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo
Gracias. Mi protagonista aprendió, menos mal.
EliminarUn abrazo
"El primer paso de la ignorancia es presumir de saber". Tu urbanita protagonista debería dejarse de tonterías y echarse a un lado si no quiere llevarse un buen revolcón. Buen micro, Dori. Un abrazo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. Gracias. Un abrazo
EliminarDespués de hacernos temer lo peor, preparados como estábamos para asistir a una tragedia de la mano de un hombre lobo cuando menos, resulta que el desenlace es muy distinto. Los que vivimos en la ciudad creemos saberlo todo, pero tenemos mucho que aprender. Una vueltecita por el campo, con visita a alguna granja incluida, es recomendable, enriquecedora y edificante.
ResponderEliminarUn abrazo grande a esa gran señora oculta bajo un seudónimo, y otro para ese señor que tú sabes.
Y que lo digas Ángel, pero es que hace un porrón de años no había granjas escuela, para enseñar a los del asfalto.
EliminarMuchas gracias y un abrazo de los dos
El cerdo olfatea que no eres de campo y que le tienes respeto. El problema es que siendo un cerdo no tiene mucho a su favor, salvo la ignorancia de tu protagonista.
ResponderEliminarEnhorabuena Dori!
Besos
Bueno es que el dichoso cerdo, era un jabalí, pero la protagonista era la primera vez que lo veía, por eso le extrañaba su tamaño.
EliminarMuchas gracias. Besos
Hola Dori, pues mira yo me preocupe por el protagonista de tu micro. Imagine un horrible jabali, negro y de enorme cornamenta a punto de embestirlo y que en su ignorancia confundio con un cerdo iberico. Me gusta la emocion con que lo has tratado. Besos.
ResponderEliminarPues has dado totalmente en el clavo, era un jabalí. Y claro dirán, ¿quién puede confundir un jabalí con un cerdo? Una chica de 20 años, en el principio de los 70, sin más contacto con un pueblo que un día de merienda en un pinar. Y además "convencida" que solo la ciudad da cultura. Menos mal que con los años, aprendió. Ojo que el jabalí tenía una cara de mala leche que impresionaba. Besos,
EliminarMira por donde ahora me alegro de eso que suelen decirme los que presumen de ser de ciudad: "eres más de pueblo que las amapolas".
ResponderEliminarEn defensa del "ignorante" de tu historia diré que un cerdo impresiona, y mucho, cuando lo tienes cerca.
Un saludo para los dos
Pues si puedes estar contenta, además las amapolas son preciosas y la naturaleza sobrecogedora, casi tanto como el cerdo de mi historia, que en realidad es un jabalí, menos mal que no se arrancó. Besos,
EliminarMuy bien contado el encuentro del urbanita con el cerdo. Yo me crié en el campo y teníamos cerdo en casa para la matanza anual. Y me imponía igualmente.
ResponderEliminarUn saludo y un abrazo para los dos.
Bueno pues ya sabes quién era realmente el cerdo del relato. Muchas gracias. Un abrazo de los dos,
EliminarTan grande es la diferencia entre el ambiente rural y el citadino como entre sus habitantes. Hay gente que cree que los vegetales crecen en los supermercados.
ResponderEliminarExcelente relato.
Un abrazo doble.
Y que los ajos nacen trenzados, ya te digo. Muchas gracias. Un abrazo doble
EliminarAy, Ay, me temo que al protagonista de tu historia necesita un curso de zoología elemental y encomendarse a San Martín, por si acaso.
ResponderEliminarSaludos, Dori (y compañía).
Estoy de acuerdo contigo. Muchas gracias. Saludos de los dos,
EliminarEs un buen hallazgo del relato presentar el encuentro como un reto entre civilización y naturaleza, o al menos, así lo capto yo, pues cada vez me siento más sensibilizado ante el tema de la invasión de los espacios naturales por nuestra desbocada manera de crecer y crecer.Ayer mismo, era un jabalí el que invadía una piscina en Tomelloso entre los bañistas. Algo está sucediendo y va contra natura. Tal vez la respuesta del jabalí a tu joven protagonista sería: "no es más que una humana, qué se ha creído!". Buen tema. Saludos.
ResponderEliminarPues coincido contigo en que lo invadimos todo pensando que además tenemos derecho, y bien mirado, brindo por el jabalí. Muchas gracias, saludos,
EliminarEste cerdo, al retar al urbano, ha metido la pata. Seguro que terminará en jamón.
ResponderEliminarMuy bueno, Dori.
Suerte y abrazo.
Ese se libró, el estaba en su territorio y tenía derecho. Muchas gracias. Un abrazo,
EliminarHay mucha ignorancia repartida por el mundo. Yo me alegro enormemente de haber vivido mi infancia en mi pueblo, sé perfectamente lo que es vivir en y del campo y también lo que significa vivir en una ciudad, todo tiene sus puntos positivos y negativos y hablar o juzgar una de las dos situaciones sin conocerlas es pura ignorancia.
ResponderEliminarMuy bien contado Dori. Dos besos bien grandes a repartir.
Malu.
tienes razón para opinar sobre algo o alguien, hay que conocer de lo que hablamos.Eres muy afortunada por conocer lo rural y lo urbano. gracias y un abrazo de lo dos.
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