La indiferencia de los dioses
Después de empujarla durante tanto tiempo, la piedra le resulta muy liviana. De hecho, ya no le cuesta ningún esfuerzo arrastrarla. A veces, mientras observa cómo la piedra rueda colina abajo, Sísifo se pregunta si en realidad su condena no consiste sino en sufrir eternamente la indiferencia de los dioses.
Quizá algo de eso haya... Gracias, Juan Pedro, por compartirlo y acudir al noble, hermoso y fecundo Hontanar de los clásicos.
ResponderEliminarTanto tiempo cumpliendo un castigo sin fin que se ha acostumbrado y tal vez le duela más esa indiferencia.
ResponderEliminarBuen relato Juan Pedro.
Un abrazo.
Planteas otra visión del sufrimiento de Sísifo. Ya no es tanto la condena de subir eternamente la piedra, como que a los dioses ha dejado de importarles. Y es que los daños infligidos al espíritu son más dolorosos que los corporales.
ResponderEliminarInteresante planteamiento, Juan Pedro. Un abrazo.
Juan Pedro, siempre es mucho más dolorosa la indiferencia que un castigo corporal y mucho más pesado de sobrellevar.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos
Genial interpretación del clásico Sísifo. No creo que A. Camus contemplase ese sentimiento del castigado Sísifo.
ResponderEliminarBuenísimo. Te eenvío mi me gusta y un abrazo.
Me gustan este tipo de micros que nos acercan a seres mitológicos en los que aportáis interesantes interpretaciones. Un saludo, Juan Pedro.
ResponderEliminarLa más pesada carga se puede volver liviana con el tiempo, y en una eternidad para desarrolla hay de sobra para asimilarlo y hasta superarlo, pero no hay fuerza que contrarreste la indiferencia y el olvido. Buena versión de un mito.
ResponderEliminarUn saludo, Juan Pedro
Otra mirada.
ResponderEliminarMe gusta.
Un saludo, Juan Pedro
Buen punto de vista. A veces puede doler más la indiferencia que el castigo.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
¡Qué necesitados estamos de la mirada de los otros! Sobre todo de la de los dioses, que son todos aquellos seres ante los que de una u otra forma necesitamos rendir cuentas. Está comprobado que la rutina de cualquier trabajo es más llevadera si el jefe es condescendiente y sabe apreciar la aportación del trabajador y, además, se lo hace saber. Parece ser que hasta aumenta el rendimiento.
ResponderEliminarAsí que das en la piedra clave con tu relato. Da para mucho este giro que le imprimes al clásico. Parafraseando a Arquímedes, "dadme una mirada de apoyo y moveré La Tierra". Felicidades. Saludos.