Lo razonable y el corazón
Su alergia ocular se vuelve crónica. El dictamen resulta concluyente: la salud es lo primero.
Llega el día. No puede dejar de acariciarle.
Semanas después los síntomas desaparecen, salvo el picor de ojos y el lagrimeo cada vez que recuerda a su amigo, a quien hubo de dar en adopción.
Llega el día. No puede dejar de acariciarle.
Semanas después los síntomas desaparecen, salvo el picor de ojos y el lagrimeo cada vez que recuerda a su amigo, a quien hubo de dar en adopción.
Angel de que manera tan excelente nos cuentas la alergia que tiene un dueño debida a su mascota, y como de manera magnífica titulas "lo razonable y el corazón". Me encanta ese picor y lagrimeo cusndo se acuerda de su animal.
ResponderEliminarÁngel me ha gustado mucho, tu escribes de forma muy razonable y con el corazón.
Un fuerte abrazo
La alergia no deja de ser una afección física, por lo tanto, es susceptible de curación. Pero el picor y lagrimeo procedente del alma tiene peor remedio, por mucho que digan que el tiempo todo lo cura, una supuesta capacidad sanadora que me atrevo a poner en duda, pues pienso que en realidad no cura nada, sólo atenúa el dolor al aportar resignación.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario, Javier.
Otro abrazo fuerte para ti
Esto no es un relato, es una canallada.
ResponderEliminar¡Que no se puede escribir tan bien, hombre! Hala, a llorar toda la tarde y sin tener alergia de esa.
Los mocos me impiden darte un abrazo.
Vaya, cuanto siento ser la causa de esa congoja. Si hace falta saco un billete en el primer tren y voy a visitarte con un cargamento de pañuelos de papel, pero no me llores. Tengo la fortuna de conocer tu faceta risueña y no quiero imaginarte de otra manera.
EliminarYo si que te doy un abrazo y de los grandes
Me identifico mucho con tu relato, Ángel. Además de las alergias que sufro, cuando era pequeño tuve que separarme de mi querida mascota por este y otros motivos. Creo que, como a mí, esta historia calará hondo en muchos de sus lectores.
ResponderEliminarUn abrazo y una felicitación.
Vicente
Separarse de un amigo que lo da todo de forma incondicional no debe ser fácil. La lucha entre corazón y razón es de las más arduas. Creamos ficciones, pero pueden tener su correlato en la realidad. El que te hayas sentido identificado con este relato es para mí un premio, aunque espero no haberte incomodado ni abierto viejas heridas.
EliminarUn abrazo, Vicente. Muchas gracias
Muy triste tu micro Angel. Para las personas alergicas es triste separarse de tu animal. Por suerte hoy la medicina ha evolucionado lo bastante, que si no es un caso grave con vacunas se puede tolerar. Me gusta como tratas al personaje de tu relato, tiene tanta sensibilidad. Abrazos
ResponderEliminarEs de suponer que este protagonista lo intentó todo antes de separarse de su mejor amigo, pero finalmente tuvo que elegir entre su salud y su compañía. Ahora falta por ver cómo podrá curar el mal que le reconcome el corazón, contra eso, por desgracia, no existen vacunas.
EliminarMuchas gracias, Carmen. Abrazos
Alegría y alergia son palabras tan parecidas, tanto hablado, como escrito. Sin embargo son palabras cuyos significados no tienen nada que ver, pero cuando se cruzan... y es que una alergia es una forma de perder la alegría y mucho más si esa alergia significa deshacerse alguien querido. Dicen que humanizamos a nuestras mascotas, pero algo tienen que compartimos nuestra con ellas y tanto nos duele su perdida.
ResponderEliminarAntes son las personas que las mascotas, eso es incuestionable, como también es lógico sentir cariño hacia esos seres que nos dan tanto. En este caso, unas palabras tan similares, alegría y alergia, no pueden coexistir a la vez, algo que ha llevado al protagonista a tomar una decisión nada fácil.
EliminarGracias por el comentario y un abrazo
Hola Ángel, me gusta como pulsas el sentimiento que fluye a lo largo del relato de forma natural, tal que en la vida misma. A veces no son las grandes tragedias las que nos revientan el corazón, sino decisiones pequeñas que conllevan su carga de emoción y dolor.
ResponderEliminarLa sencillez del relato refleja también el depurado oficio de tu pluma. ¡Chapeau!
Lo que sucede en este relato, comparado con los grandes dramas que se viven diariamente en el mundo, es algo intrascendente, pero a cada uno le duele lo suyo y la sensibilidad es un arma de doble filo difícil de controlar. Seguro que el protagonista ha buscado el mejor hogar para su mejor amigo, al menos le quedará ese consuelo.
EliminarMuy agradecido por tus palabras, Manuel. Un abrazo
Ainsssssss. Yo no les tengo alergia pero bien me has hecho llorar!!!Qué penita!!! Precioso amigo.
ResponderEliminarEsperemos que esta persona, sin duda amante de los animales, pueda adoptar otro tipo de mascota diferente, que de alguna manera llene el vacío que le ha quedado. Seguro que la tratará con mimo y se aportarán mutuamente un montón de cosas.
EliminarMe alegro de que te haya gustado, Carmen.
Muchas gracias y un abrazo
Me vas a perdonar, Ángel, pero no puedo dejar de hacerlo: estudio tus micros con detalle para aprender.
ResponderEliminarUn placer, como siempre.
Un abrazo.
Cree en mi sinceridad si te digo que soy yo quien debe aprender de ti.
EliminarEl placer es mío, Margarita. Muchas gracias, de verdad.
Te mando otro abrazo
Empezamos con un green título para después ir desmenuzando, con una técnica envidiable, otro excelente micro que nos deja con ese sabor salado de las lágrimas cuando nos llega a los labios.
ResponderEliminarQue bien traes temas cotidianos haciendo magia con tu pluma.
Te admiro mucho, amigo.
Un abrazo.
Pablo
Puedo asegurarte que mi admiración hacia tus letras es absoluta, pero no lo es menos el aprecio que tengo hacia la gran persona que hay detrás de ellas.
EliminarMil gracias, Pablo. Un abrazo grande
Qué bien relatas la tristeza de la separación y la pérdida. El amor que se siente por una mascota humaniza a su dueño.
ResponderEliminarOtro relato excepcional, Àngel. Un abrazo.
Entre esas personas que abandonan a sus animales porque los compraron sin reflexionar, o este personaje que ha desarrollado los mejores sentimientos hacia su mascota, creo que todos nos quedamos con éste último.
EliminarNo sabes cuánto me satisface que te haya gustado.
Te mando un abrazo, Carmen. Muchas gracias
Hay más de un caso como el que cuentas, querido Ángel. Me temo que el picor de ojos y el lagrimeo va a durar una temporada...
ResponderEliminarLo razonable es lo que hace el protagonista y respecto al corazón, me temo que se quedará blandito durante un tiempo más o menos largo.
¿Qué puedo decirte que no te haya dicho ya? Nos traes siempre temas que nos tocan, protagonistas con los que nos identificamos y todo lleno de tu buen hacer y con la excelencia por bandera. Un placer leerte.
Un beso enorme.
Malu.
Estoy contigo en que el protagonista sufrirá de forma inevitable los síntomas de la pérdida durante bastante tiempo, a la vez que lamentará, con impotencia, que esa máquina biológica que es nuestro cuerpo tenga a veces imperfecciones tan inoportunas.
EliminarEl placer que siento al leer tus comentarios, siempre tan positivos y edificantes, recarga mi ánimo en el mejor sentido.
Muchas gracias y otro beso grande para ti
Otro gran relato, Ángel, todo él escrito con maestría, y una frase simple donde la historia se hace muy vívida y queda grabada en el lector: “Llega el día. No puede dejar de acariciarle”
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un cordial saludo.
Como el ajusticiado, a quien el transcurso del tiempo conduce inexorablemente hasta su último día, al que nunca acabará de hacerse a la idea, así este personaje ha de enfrentarse a un mazazo que, no por anunciado, resulta menos crudo.
EliminarAgradezco mucho tus palabras. Un abrazo
Gracias, Ángel, por compartir este trocito de amor roto. Te deja el día en suspensión: triste y cabizbajo, lo cual es síntoma y señal de que el micro funciona.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quizá la clave de este relato resida en que resulta perfectamente posible que una situación así pueda darse, de ahí que también lo sea ponerse en el lugar del protagonista, en simbiosis con su mismo sentir.
EliminarMuchas gracias y un abrazo
Muy entrañable, Ángel. Seguro que la mascota, a su manera, también siente ese "picor y lagrimeo" igual que su dueño. Felicidades y un abrazo.
ResponderEliminarNo me cabe la menor duda de que entre este personaje y su mascota había una relación de ida y vuelta. Sólo queda desear que la nueva familia de acogida le trate con el mismo cariño, y que el antiguo dueño pueda superarlo lo antes posible.
EliminarMuchas gracias por tu visita y por tus palabras, Juana.
Un abrazo grande
Es famosa la frase “Contra más conozco al hombre más quiero a mi perro”, la cual, aunque aparece en un poema de Lord Byron, aunque según parece algunos discuten su autoría. Sea lo que sea, lo que viene a decir es que los hombres somos pocos fiables, inconstantes y traicioneros en los afectos, mientras que los perros en concreto son de una fidelidad que va hasta dar su vida por nosotros.
ResponderEliminarAdemás, aparte de la forma en la que nos relacionamos entre nosotros, también retrata nuestra idiosincrasia lo que les hacemos a los animales. Me pregunto qué argumentos tendríamos ante unos seres del espacio que fuesen muy superiores a nosotros, si decidiesen que habían venido a la Tierra para hacernos albóndigas para que así su dieta fuese más variada.
El escritor colombiano Fernando Vallejo que en sus obras suele mostrarse inmisericorde con los seres humanos y defensor acérrimo de los animales, tiene este tuit fijado en su página de Twitter: “Los animales no son cosas, tienen alma y no son negociables ni manipulables”.
También el filósofo Schopenhauer tenía mucho más amor y consideración por su perro que por los seres humanos, o, al menos, por la mayoría de ellos; de hecho, cuando reñía a alguna de sus mascotas porque se había portado mal le llamaba hombre.
Pero, por suerte, hay un gran porcentaje de personas que aman a las otras personas, que aman a los animales, y que lo demuestran con sus comportamientos día tras día, si no el mundo se hubiese ido al garete o al garito hace ya ni se sabe cuanto tiempo.
Hay seres como el protagonista de tu historia que sufre un terrible desgarro al tener que desprenderse del animal que ama, hay seres como tú capaces de contar en pocas palabras esa entrañable y emotiva historia, hay seres como mi tía que se gastó gran parte de sus ahorros para que operasen a su viejo perro y le salvó la vida, y ahí sigue el buen chucho, a su lado, haciéndole compañía. Mientras mayor sea el número de esos seres mayor es la esperanza para este mundo
Mi enhorabuena y felicitaciones, Ángel, por ser uno de los más firmes pilares de esta balsámica página. Un abrazo.
Sustitúyase el siguiente párrafo por el primero. Cosas del corta y pega, y es que a veces pegas más que cortas o viceversa.
ResponderEliminarEs famosa la frase “Contra más conozco al hombre más quiero a mi perro”, la cual es de un poema de Lord Byron, aunque según parece algunos discuten su autoría. Sea lo que sea, lo que viene a decir es que los hombres somos pocos fiables, inconstantes y traicioneros en los afectos, mientras que los perros en concreto son de una fidelidad que va hasta dar su vida por nosotros.
No sé si eres consciente, Enrique, de todo lo que aportas con tus comentarios, que en realidad y pese a todo no son sino la punta de un iceberg, una muestra de la enorme creatividad que atesoras dentro y, por suerte y para deleite de todos, desarrollas y compartes generosamente. Desconocía que esa célebre frase, con la que me identifico más de una vez cada día, aunque como muy bien apuntas, por fortuna no siempre, es atribuida a Lord Byron. Contigo siempre se aprende. Vallejo también tiene toda la razón cuando dice que los animales tienen alma, algo que no debería ser necesario recordar, pero que en todo caso está fuera de toda duda. Que las personas entre ellas, y las personas con los animales conecten a través de su sensibilidad es la esperanza que le queda al mundo para pensar que esta aventura colectiva en la que estamos inmersos tiene alguna opción de mantenerse y progresar.
EliminarMil gracias, como siempre, por tu tiempo tan bien empleado. También quería decirte, aunque supongo que ya lo sabes, que tú para mí también eres un pilar, de los que aportan consistencia para sostenerse.
Un fuerte abrazo, Enrique
Las elecciones no son fáciles casi nunca, y cuando hay que elegir entre el bienestar de uno mismo y el de otro ser, las cosas se complican cuando quien elige es generoso y ama. Yo tengo alergias varias y rezo por que no me pase con los gatos. El mío es un miembro más de la familia y sería casi una tragedia. Un besito.
ResponderEliminarPuedo asegurarte que te comprendo y, como voy a contarte ahora, no es una frase hecha. Hace un par de años mi familia y yo estuvimos a punto de adoptar una gatita, Tiglis se llamaba, en un centro de acogida, pero justo cuando fuimos a buscarla mi hijo mayor no paró de estornudar y tuvimos que desistir. En fin, ya sabes que a veces la vida supera a la ficción. Seguro que tu gato es un felino con suerte.
EliminarMuchas gracias y un beso, María José
Pobre protagonista el tuyo Ángel. Cuan difícil debe ser despedirse de su mejor amigo, aquel que te da su amor incondicional... Yo desde luego lo llevaría fatal, mis aminalitos son de la familia.
ResponderEliminarUn saludo
Si se toma la decisión de tener un animal en casa ha de ser con todas las consecuencias y, salvando las lógicas distancias, pasará a formar parte de la familia. Como ya he comentado, indudablemente existen dramas peores, pero no por ello el que se plantea en el relato merece desdeñarse.
EliminarGracias por comentar, Raquel. Un saludo
Picor, lagrimeo… y dolor del alma. Una historia contada como solo tú sabes hacerlo. Felicidades, campeón. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarLa alergia tiene unos síntomas que pueden coincidir con el dolor del alma, con la diferencia de que la primera puede tener solución mediante fármacos, mientras que el remedio para la segunda nunca es tan sencillo. Para bien o para mal, estamos hechos de sentimientos.
EliminarMuchas gracias, mujer con muchas mujeres dentro, aunque para historias buenas las que tú cuentas.
Un abrazo
Ángel nos cuentas de manera entrañable la separación de una mascota de su dueño por motivos de salud. Me parece que a partir de entonces sufrirá de nostalgia por mucho tiempo.
ResponderEliminarEnhorabuena un mes más.
Besos
La nostalgia, una enfermedad intangible e inmaterial, que no puede medirse con un termómetro ni detectarse con una radiografía, pero que no deja de ser menos cierta y real.
EliminarMuchas gracias, Pilar. Besos
Cien por cien puro Ángel Saiz; lo que significa que nos traes otra de tus historias perfectas, tanto en el tema, siempre atinado y cercano, como en su inmejorable forma. Nada más entrañable que el amor que se pueden profesar dos personajes tan "limpios", ni más doloroso que esa forzosa separación, cosas ambas que me remiten a los planteamientos argumentales del gran Dickens.
ResponderEliminarEnhorabuena una vez más, amigo Ángel.
Un fuerte abrazo.
Creo que voy a imprimir tu amable comentario, después lo plastificaré para conservarlo en la cartera y poderlo releer en los momentos bajos, de los que, por supuesto, no estoy exento. Aunque sé que siempre que lo mire pensaré que me viene grande, no te quiero ni contar cuando me encuentre con el nombre de Dickens, ya me gustaría tener algo en común con él, aunque fuera de refilón.
EliminarMuchísimas gracias, Enrique, de verdad.
Otro abrazo fuerte, amigo
Los rincones de tu imaginación son inagotables, Ángel, por eso tus historias siempre sorprenden, siempre fascinan.
ResponderEliminarLos registros de tu escritura son considerables, por eso compones relatos exquisitos, seductores, atractivos.
Esta vez, los ojos, surtidores del sentimiento hecho líquido, como principio y fin de una historia redonda. Abismos que primero separan, que luego tienden puentes entre los recuerdos y el ahora.
Otro gran trabajo, y ya van...
Un fuerte abrazo.
Para exquisitez la de tus palabras, Antonio, cuando hablan de los ojos como "surtidores del sentimiento hecho líquido" no hacen sino confirmar una sensibilidad creativa nada común. Nunca me paro a pensar si escribo de una manera o de otra, sólo sé que tengo dentro una inquietud que me impulsa a no dejar de aprender, y a ser consciente de que en esta escuela nunca termina uno de matricularse. Eso no quita para que, modestamente, sepa apreciar las buenas buenas letras de otros, será por eso por lo que nunca me pierdo las tuyas.
EliminarUn abrazo fuerte, Antonio. Muchas gracias
La alergia que da la tristeza de tener que dejar a un ser querido de cuato patas no hay antiestamínico que la alivie.
ResponderEliminarRelatazo de manual, Ángel. Tiene un título que forma parte de la historia, muestra sutilmente la trama, debate un conflicto y araña el corazón del lector. De 10.
Abrazos.
Sabemos que estamos hechos de materia orgánica más o menos compleja. El soporte que nos sostiene y es nuestra imagen en el mundo se compone de química evolucionada, pero no es posible que estemos limitados a eso, los sentimientos no son materiales ni tangibles, lo que no quita para sean reales y presentes.
EliminarValoro mucho tu amable comentario, Carles.
Mil gracias y muchos abrazos también para ti
Qué tristeza, Angel, nos haces llegar con esa separación de una apreciada mascota. Con ese "no puede dejar de acariciarle" podemos ver también el lagrimeo posterior del protagonista.
ResponderEliminarY es que se hacen querer mucho!
Un beso.
Carme.
Ya sabes aquello de "cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro". Tampoco hay que exagerar ni llegar al extremo que algunos alcanzan, pero pienso que un animal puede aportar y enriquecer mucho a una persona, que no es extraño quererlos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Carme.
Otro beso para ti.
Las grandes tragedias son así, sencillas. Qué capacidad para sacar historias de todo lo que te rodea. Un abrazo, maestro.
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