Mala cabeza
Allí seguía, en aquella extraña posición, esperando que pronto pasara el peligro. Pensó que no aguantaría mucho, pero era el único método que conocía para eludir problemas. Lo había visto en algún reportaje sobre avestruces en la televisión y ahora no recordaba cuándo debía salir; le dolía tanto la cabeza...
Desvincularse de la realidad refugiándose dentro de la fantasía es uno de los mecanismos de defensa que todos hemos utilizado para no afrontar directamente alguna experiencia traumática. En este interesante relato nos lo dejas muy claro, Mª Jesús.
ResponderEliminarSaludos.
M. Jesús, esconder la cabeza bajo tierra como el avestruz, queda demostrado que no soluciona los problemas, cuando la sacas siguen ahí y encima te duele la cabeza.
ResponderEliminarBuen micro para la reflexión.
Enhorabuena!
Besos
Evadir los problemas no es la solución, actuar escondiendo la cabeza es de cobardes.
ResponderEliminarBuen relato María Jesús.
Besos.
Quizá, al llegarle la sangre a la cabeza, recapacite sobre la tontería que está haciendo, o cuando le duelan las cervicales- La naturaleza es sabia y los animales nos dan buenos ejemplos, pero no siempre.
ResponderEliminarEn los últimos relatos publicados en 50 Palabras parece predominar el buen humor, como es el caso, que siempre es bien recibido.
Un abrazo, María Jesús
De un modo divertido, nos presentas algo muy serio: debemos afrontar las situaciones y no escondernos, tratando de eludirlas. Me ha gustado mucho tu relato, María Jesús.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
María José
Me ha divertido mucho tu relato, María Jesús. Está perfectamente escrito, el título es impecable y la imagen que esboza, muy visual. Para colmo se puede sacar moraleja del relato, pues hay muchos que esconden la cabeza en mal momento. ¿Se puede pedir más en tan solo cincuenta palabras? Yo creo que no.
ResponderEliminarMe encantó, como todo lo que escribes.
Un beso.
Pablo.
Hay muchas cosas que aprender del mundo animal, aunque esta precisamente no parece de las más recomendables. La próxima vez tu protagonista podía probar soltando un chorro de tinta al tiempo que sale corriendo, :).
ResponderEliminarSimpático relato, Mª Jesús. A veces ver documentales puede resultar tan peligroso como leer novelas de caballería.
Un abrazo.
Al método de tu protagonista se le puede poner algún pero, sin embargo, al tuyo para contar la historia, ninguno.
ResponderEliminarMe ha encantado, María Jesús.
Un abrazo
No sé si era tu intención, porque intuyo que hay un trasfondo más grave, pero el modo en que lo has contado me ha provocado una sonrisa.
ResponderEliminarBeso, María Jesús.
A mí también me ha dado la risa, María Jesús, imaginando esa postura tan forzada. El problema es que lejos de evadir el peligro, posiblemente esté todavía más expuesto a este, por lo llamativo de la postura. Muy ocurrente. Besos.
ResponderEliminarMás bien va dirigido a aquellos políticos que rehúyen su responsabilidad, que miran hacia otro lado o que sencillamente cierran los ojos pensando que quizás así pase el problema. Y por extensión a todos aquellos que a veces escondemos la cabeza bajo tierra por miedo, cobardía o dejadez.
ResponderEliminarMuchas gracias, Vicente, Pilar, Javier, Ángel, Mª José, Pablo, Enrique, Margarita, Carles y Juana. Gracias, amigos, por vuestros acertados comentarios. Sigamos escribiendo y disfrutando del verano. Un abrazo colectivo.
Cuando he leído tu micro, he sacado la misma conclusión que explicas en en tu última respuesta. Esperar con la cabeza tapada a que se arreglen las cosas, sin afrontar la realidad.
ResponderEliminarBuena metáfora, tocaya.
Suerte.
Allí seguía..., y allí seguirá, con la cabeza enterrada esperando a que los problemas se solucionen solos. Buen micro, Mª Jesús. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Maria Jesús y Matrioska, por vuestros comentarios. ¿Preparadas para las votaciones? ¡Suerte, a todos! Abrazos.
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