No te duermas
¡Despierta, por favor! No tengo sueño. Hablemos sin prisas, veamos esa película, besémonos despacio, hazme cosquillas o demos ese paseo, y trasnochemos juntos... Hoy no me dormiré temprano.
—Señora, lo siento, es la hora. Tenemos que cerrar el féretro.
—Antes era yo la que estaba muerta —sintió ella entre lágrimas.
—Señora, lo siento, es la hora. Tenemos que cerrar el féretro.
—Antes era yo la que estaba muerta —sintió ella entre lágrimas.
Se dice que «Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida». Al parecer esta mujer se ha arrepentido tarde de su comportamiento. Su marido, ahora difunto, ya era viudo aunque ella respirara.
ResponderEliminarSaludos.
Por desgracia, muy a menudo es necesario perder algo para saberlo valorar. La salud es una se esas cosas, pero hay otras muchas. No existe mayor muestra de amor que la de aquel o aquella que ha decidido dedicarnos su tiempo. El problema es darse cuenta tarde de algo tan fundamental.
ResponderEliminarUn saludo
Demasiado tarde se dio ella cuenta, dice que estaba muerta pero tal vez ha resucitado a destiempo, cuando pudo disfrutar de su marido no quiso.
ResponderEliminarBuen relato Atlante.
Un abrazo
A veces no sabemos valorar lo que somos y lo que tenemos, sobre todo a las personas que nos rodean. Por eso aquello de "No hay nada más bello que lo que nunca he tenido, nada más amado que lo que perdí". A ver si aprendemos antes de que sea tarde. Muy interesante, Atlante. Saludos.
ResponderEliminarTerrible el querer compartir con alguien que está imposibilitado de responder a la propuesta. Tu micro hace reflexionar sobre todo aquello que no hemos dicho a los que ya no están y produce un sabor agrio el recordarlo.
ResponderEliminarFelicidades, Atlante.
Un fuerte abrazo.
María José
Atlante, tu micro me hace valorar el "carpe diem" . No hay que perder ni un segundo. La vida pasa a una velocidad vertiginosa y hay que vivir el presente, el futuro es hoy.
ResponderEliminarBien contado.
Besos
En este caso ella se lamenta tarde del tiempo que desperdició estando su marido vivo, pero es algo aplicable a la vida en casi cualquiera de sus facetas. Gracias por recordárnoslo con este relato tan bello y tan bien contado.
ResponderEliminarSaludos, Atlante.
Vivimos como si la vida nuestra y la de los demás fuese eterna y por eso no valoramos lo que, por tenerlo, creemos que siempre será nuestro. Un buen micro, Atlante. Un saludo.
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