Por un momento contigo (Relato beodo #3)
Ser beodo no es un crimen, porque es la única forma de poder sumergirme dentro de una botella de vino para llegar a nuestros recuerdos, exprimirlos con mis manos hasta que goteen las palabras con las que hacerte poemas; y leerlos en los lugares a los que nunca te llevé.
Ayer Marotti se quedaba en la cuerda floja y hoy, una pluma de la que rebosa poesía, nos deja palabras de un enamorado no correspondido que son una delicia para los sentidos.
ResponderEliminar¡Pedazo de relato beodo, Miguel!
Que te diga que me ha encantado es quedarme corto.
¡Bravo!
Claro que no es un crimen ser beodo. Hay quien asegura que hasta puede resultar inspirador, como lo demuestra tu enamorado protagonista, el problema es cuando se pretende utilizar como suturador de males. Hace unos años un camarero me dijo que las penas en alcohol no se ahogan, simplemente flotan. Digo todo esto porque la última frase parece dejar claro que se trata de un amor desdichado, o puede que incluso nunca se haya producido.
ResponderEliminarFelicidades por este buen eslabón en esta cadena de la que cuelgan ilustres plumas beodas.
Un abrazo fuerte, Miguel
En ocasiones el alcohol es lo único que da fuerzas a un enamorado para declarar su amor.
ResponderEliminarBuen relato Miguel.
Un abraxo.
Miguel, en el caso de tu protagonista ser beodo le facilita recordar a la persona amada, suelta su pluma y las palabras para ella, le dan el valor que necesita.
ResponderEliminarBuena lírica.
Besos
Ser beodo no puede ser un crimen cuando lo que se busca es ese momento que no puede volver. ¡Qué bonito, Miguel! Pero, ¡cuidado! Así empezó Edgar Allan y acabó perdiendo la cabeza...
ResponderEliminarCon un cuervo en mi hombro y poseída por el espíritu de Annabel Lee, me quito la chistera y me la llevo al corazón con mi mejor reverencia.
Cuentas, a través de un razonamiento o una justificación, una triste historia de amor acabada, al tiempo que muestras las negativas consecuencias de esa ruptura sobre el presente del narrador. Aunque tras la observación que hace Ángel sobre la última frase del relato mis conclusiones no son tan claras. Sea como sea, tu historia rezuma sensibilidad y poesía. Magnífica, poderosa, esa imagen de unas manos exprimiendo recuerdos.
ResponderEliminarEnhorabuena, Miguel, y gracias a ti también por la invitación este entrañable "Club de los poetas beodos".
Ojalá las penas fueran solubles en alcohol y pudieran ser descritas con poemas que reconquistarán aquellos recuerdos maltrechos por el infortunio y acorazados por el tiempo.
ResponderEliminarA partir de una sola frase, has sido capaz de encontrar poesía en el fondo de una botella para lanzarla al infinito océano de las 50 palabras.
Precioso micro, Miguel. Enhorabuena.
Un abrazo.
Cuántas veces los náufragos sentimentales acaban buscando respuestas en una copa de alcohol cuando ellos mismos las tienen todas, como tu protagonista. Un gran micro con mucha carga emocional y muy bellamente escrito. Enhorabuena, Miguel. Un beso grande.
ResponderEliminarParece, Miguel, que el alcohol atrae a las musas.. Por suerte, no en todos los casos. Aunque sí es cierto que en la historia de la literatura ha habido beodos brillantes, sin duda. Tú, beodo o no, has hecho un gran relato.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Con la ayuda de una simple botella de vino, dejas imágenes muy bellas, Miguel. No puedo imaginar lo que harás cuando entre las manos tengas un pincel.
ResponderEliminarInteresante reto el que os habéis propuesto. He empezado por el final y aún no he leído el segundo relato, pero ya puedo decir que a Asun y a ti esa frase os ha inspirado historias bien distintas.
Un saludo
Del alcohol han salido imágenes muy bellas. Es un relato poético de amor frustrado.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Enhorabuena y un abrazo, Miguel.
Cada quien conoce los efectos que el alcohol provoca en su persona. En este caso el resultado es delicioso.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel.
Convertir una botella de vino en un pasaje de ida a recuerdos inexistentes.
ResponderEliminarDestilar versos mediante la autoafirmación, como única salida al desamor.
¡Ay,Miguel! Los brindis solitarios pueden hacer añicos el corazón.
Abrazo.
Enhorabuena, Miguel. Me encanta la imagen del enamorado beodo exprimiendo los recuerdos con las manos para hacer poesías. Y el título, genial.
ResponderEliminarUn beso.
¡Que relato tan triste y romántico!
ResponderEliminarCada beodo es un mundo, y éste es de los que se pone nostálgico, y escribe poemas en las servilletas de los bares, por lo que leo.
Un saludo,
A veces pasa, tal que así.
ResponderEliminarAbrazos
Cómo es el vino, aparte de sus muchas propiedades y características, asocia bien con los estados de ánimo y los potencia, o bien, como en el caso, los envuelve en melancolía y cada beodo hace su personal panegírico de amor. Y si amar no es un crimen, cómo lo va a ser beber para amar. Jugo etílico has sabido sacarle a este momento. Saludos, Miguel
ResponderEliminar¿Beber para olvidar o beber para recordar?
ResponderEliminarMagnífico Miguel, pues que beba y así pueda estar un momento con esa persona.
Un beso grande, enhorabuena.
Malu.
Hola. Muchas gracias por vuestros comentarios; como me encuentro de vacaciones y no dispongo ni del tiempo, ni de la tecnología para poder contestaros uno a uno, aprovecho este fugaz momento de soledad y megas para deciros que habéis sido muy amables todos y cada uno de vosotros al dejar unos segundos de vuestro tiempo en hablarle a este borracho enamorado y perdedor.
ResponderEliminarPor otro lado, me ha encantado participar en esta mangífica idea, salida de la maquiavélica y brillante mente de Carles, y secundada por la desbordante imginación de Pablo y el elegante talento de Asun. Por supuesto un proyecto así tenía que tener una estrella invitada que le diera empaque; de ahí la inclusión del maestro Enrique. También desde estas líneas resaltar la buena disposición y la cintura de Àlex, que no solo aceptó la idea de buen grado, sino que también aportó la mejor manera de plasmarla en la página.
Miguel Ibáñez.
No tienes crimen tú ni ná, Miguel :).
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