Profesionalismo
Salí a buscar una buena moza que quisiera apagar las llamas de mi corazón. Luego de varias calles, topé con Mary Tornes.
—Soy experta en artes amatorias —afirmó sugerente—. Mi currículum es de doscientos dólares por hora.
—Soy experto en artes infamatorias —contesté con las manos en los bolsillos rotos.
—Soy experta en artes amatorias —afirmó sugerente—. Mi currículum es de doscientos dólares por hora.
—Soy experto en artes infamatorias —contesté con las manos en los bolsillos rotos.
Las artes infamatorias esconden palabras secretas que no deben ser pronunciadas por los mortales. Sólo hay que traspasar la puerta de la esperanza para encontrarlas.
ResponderEliminarInteligente relato, quien este libre de artes infamatorias, que tire la primera piedra. Me encanta.
ResponderEliminarIsmael, perdón la intromisión pero que alegría encontrarte por aquí también.
EliminarUn abrazo.
Andrés, magnífico. Esas artes infamatorias han dejado un relato poderoso. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Muy profesionales tus dos protagonistas, está muy bien dejar las cosas claras desde el primer momento.
ResponderEliminarUn beso Andrés.
Malu.