Receta
Poner a cocer los recuerdos más queridos en una olla con abundante agua. En una sartén, dos cucharadas de deseos frustrados y salpimentar con resignación. Regar el ágape con un vino de denominación de origen, con lágrimas en los ojos, por lo perdido y cantado. Escuchar en silencio la soledad.
Dicen que la vida es de los que luchan, pero hay ocasiones, e incluso personas, a las que la suerte no les acompaña hagan lo que hagan, con quienes toda tentativa de ser feliz choca contra un muro. Unos personajes forzados a ser invisibles, con su correlativo en la vida real y por los que siempre he sentido simpatía. Al menos, a partir de ahora tienen tu receta, que en algo les aliviará.
ResponderEliminarUn saludo, Miguel
Muchas gracias por tus palabras, Ángel.
EliminarMe gusta la receta, Miguel. Creo que la prepararé algún día.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
Me alegro de que te guste, Vicente. Saludos.
EliminarMiguel en muchas ocasiones en la vida hay que aplicar tu receta y cocinarla poco a poco para reflexionar de un modo adecuado.
ResponderEliminarMe encanta tu frase final.
Buen relato Miguel.
Un abrazo
Gracias lo tu comentario, Javier
EliminarUn abrazo.
Te salió una receta un poquito amarga, creo que le iría bien una pizca de esperanza y uno o dos gramos de sonrisa bien madura. Un besito.
ResponderEliminarCoincido con Javier en esa frase final. La cuestión aquí está en si esa soledad es dulce o amarga. Creo que ahí dependerá el éxito o fracaso de la receta. Felicidades por tu micro, Miguel. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Un abrazo.
EliminarEs bueno a veces escuchar en silencio la soledad. La receta me parece correcta y el vino, que sea con denominación de origen, claro que sí. Lo que ya no tengo claro es el resultado que dará después de degustarla...
ResponderEliminarMuy buena la receta, un beso Miguel.
Malu.
El resultado es bueno, Malu, no defrauda. Un beso y muchas gracias.
EliminarMiguel, nos has dado una buena receta para la soledad. Espero que tengas una igual de buena para poder curarla.
ResponderEliminarOriginal forma de contarlo.
Besos
Pilar, me pongo a ello. Gracias y besos.
EliminarMe ha gustado tu receta, Miguel. En especial, la frase final: "escuchar en silencio la soledad". Está cargada de simbolismo y belleza poética.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
María José
Parece que ese condimento final de la receta ha gustado a la mayoría. Gracias, Maria José. Besos.
ResponderEliminarEs una buena receta, Miguel, sobre todo cuando el ruido es intenso y el vacío se instala más allá de nuestro estómago.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Margarita por tus palabras.Un saludo.
EliminarEn crudo, desde luego, todos esos ingredientes resultan algo indigestos. Incluso así, cocinados, tampoco debe de ser muy bueno comerlos todos los días, por muy bien que los emplates y por muy pacientemente que después los mastiques.
ResponderEliminarUna manera muy ingeniosa y bella de mostrarnos la triste realidad de mucha gente, Miguel.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarBueno, esa receta me vale para los días de lluvia. Pero para que luzca el sol, no hay nada mejor que un gazpacho de color rojo pasión.
ResponderEliminarSaludos, Miguel
Mejor el gazpacho que este micro, sin duda. Gracias un abrazo.
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