El alma se serena

Hoy acabaré con ella, me quita tiempo, me roba vida, aunque ya no me haga compañía, no puedo más.

Sin dudarlo, fue hacia ella. Rápidamente la cogió en sus brazos y, desde el balcón, la lanzó al vacío.

En la calle quedó destrozada. Sin voz... y la pantalla totalmente rota.
Ismael González Martín
Anónimo hasta septiembre

6 comentarios :

  1. Cuantas veces habremos querido hacer lo mismo que tu protagonista, cuanto tiempo nos roba tontamente la televisión.
    Esa imagen de la TV destrozada en medio de la calle y muda me gusta mucho.
    Buen relato amig@, me ha gustado.
    Abrazos.

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  2. Totalmente deacuerdo. A veces hay que liberarse de la tecnología que nos aliena y escuchar tu propia voz interior. Por algo le llaman la caja tonta.

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  3. La verdad es que, con todo y sus beneficios, somos esclavos de la tecnología. Hay que evitar que las nuevas generaciones terminen siendo zombies.
    Para reflexionar.
    Buena historia, anónim@.
    Saludos.

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  4. !plas, plas, plas! Eso es, así se hace. Muy bueno.

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  5. Creo que es algo que muchos desearíamos llegar a hacer pero no nos atrevemos por convenciones sobre la forma de actuar en sociedad, por si le cae a alguien en la cabeza, por si nuestra familia se cabrea, por la pasta que nos costó, etc. Suerte y un saludo.

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  6. Has mantenido oculto a que se referia el protagonista hasta la ūltima frase. Has conseguido mi atención.
    Todo el mundo desprecia la TV, pero todos la ven aunque no lo reconozcan. La verdad es que la mayoría de veces ni le prestamos atención. Trágico final para la caja tonta.
    Bien contado. Enhorabuena.
    Besos

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