El pollo que soñaba ser faisán
Soñaba con su plumaje de bellísimos colores, alas de color púrpura, con el ámbar de sus plumas del cuello, con el tornasolado de su cola. Cómo se pavoneaba cantando al amanecer después de una apasionada noche.
Despertó colgado con un profundo tajo en el cuello con diez mil congéneres más.
Escrito por Santiago
Despertó colgado con un profundo tajo en el cuello con diez mil congéneres más.
Nos pasamos la vida soñando, son tan baratos. Luego, cuando llega la hora postrera, despertamos unos segundos antes de la hora final para certificar la triste realidad.
ResponderEliminarHermosos anhelos los de nuestro amigo que se malogran al toparse, inmisericorde, con la brutal realidad y sus tristes consecuencias. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarHola, anónim@,
ResponderEliminarDicen que «El hombre es un animal que sueña como un dios». Me ha gustado tu historia de este pollo que soñaba como faisán. Aunque a esta ave le queda una esperanza, el famoso sueño de Chuang Tzu:
«Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu».
Tal vez, en este caso, se trate de un faisán que soñó ser pollo.
Saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué bonito es soñar, mientras dura... lo malo es volver a la cruda realidad...
ResponderEliminarBien contado. El final sorprende!
Besos
Bello sueño, pero el despertar fue una verdadera pesadilla y tal vez muy real.
ResponderEliminarBuen relato amig@.
Abrazos.
¿Qué sería de nosotros sin los sueños? Persistimos en ellos aunque la realidad los cercene de un solo tajo.
ResponderEliminarMe ha gustado. Un abrazo.