Insolencia programada
Mi computadora está cada vez más caprichosa. Además de controlar mis contactos, vigila mis mensajes y me corrige cada vez que escribo algo inadecuado.
Esta noche, después de nuestra obligada sesión de sexo virtual, intentaré desconectarla. Temo que antes tendré que sobornar al maldito celular, para que no me delate.
Escrito por Daniel Castillo
Esta noche, después de nuestra obligada sesión de sexo virtual, intentaré desconectarla. Temo que antes tendré que sobornar al maldito celular, para que no me delate.
Cada vez estamos más controlados por todos los aparatos informáticos que nos rodean, y en el caso de tu relato parece que la computadora ha salido algo celosa y más controladora de lo normal. Espero que el móvil no sea un chivato.
ResponderEliminar01-01 Buen relato, abrazos.
Nos controlan hasta el infinito. No podemos vivir con ellos y tampoco sin ellos!!! Muy bueno el relato. Besitos
ResponderEliminar¡Nos ha salido celosa la computadora!Estamos totalmente a la merced de ese gran hermano que son los controles de la red y las famosas cookies.
ResponderEliminarHabrá que buscar la manera de escapar a su control.
Bien contado.
Besos
Lo que veo, en tu relato, es la posibilidad de que computadora y celular se la están pegando al pobre del protagonista. Aunque, vete tu a saber, hasta podrían intentar un trío. Tanto sexo virtual...
ResponderEliminarPues sí. Cada vez nos esclavizamos más con la los aparatos que nos rodean. Y lo de corregir mensajes, no veas lo mal que te deja algunas veces los malditos autocorrectores, y aún así, los seguimos usando.
ResponderEliminarMuy ingenioso.
Saludos.
Pablo.
Una fantástica historia de ciencia ficción moderna.
ResponderEliminarHay muchas personas de mente técnica que piensan que esto puede ocurrir y se le ocurren soluciones... aún sabiendo que es técnicamente imposible. Ellos pueden encontrar la solución a tu enigma...jajaja. Tenemos docenas de miles de computadoras alrededor, todas conectadas por una red interna increíblemente veloz... Ahí lo dejo.
Me ha gustado mucho. BEsos.
Jajaja, las máquinas nos controlan y tenemos que pedirles por favor que nos dejen ser personas. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se supone que las máquinas deben estar a nuestro servicio, pero creo que ya empezamos a ser sus auténticos esclavos. Muy interesante. Saludos.
ResponderEliminarVas a tener que cambiar de sistema operativo y ejecutar nuevos comandos, o al menos limpiar el historial, aumentar tu capacidad de memoria, desconectar el GPS y sincronizar con otros programas libres de virus.
ResponderEliminarEstupendo para comenzar el mes con una sonrisa.
Saludos desde mi celular ;)
Anteriormente eran los ordenadores quienes tenían una «obsolescencia programada» (imagino que de ahí viene el título), me temo que ahora somos los humanos los que la hemos alcanzado.
ResponderEliminarBuen relato, anónim@.
Saludos.
Buen relato. Cada vez mantenemos más intimidad con estos aparatos. No es de extrañar que surjan celos. Son muy posesivos.
ResponderEliminarSaludos.
Y por fín la máquina se impuso al hombre, controlando su dependencia de ella. Es terrorífico pensar que podría ser verdad, pero si se nos peta el ordenador, o el teléfono no funciona, creemos morir y ahogarnos en un pozo sin fondo. Tanta dependencia no es buena. Antes viviamos sin ellas y haciamos mucha cosas. Me gusta el micro. Bien expuesto y el tema me parece acertadísimo. Abrazos.
ResponderEliminarYo primero desconectaría el teléfono, y justo después de esa sesión de sexo, aprovechando que será el momento en el que tu computadora se sienta más segura, la formateaba sin piedad. Un buen micro que te deja una doble sensación de humor y espanto. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarYo le explicaría a la computadora todas las virtudes del celular, a ver si se encapricha de él y eso del sexo virtual lo hacen ya ellos solitos, y cuando se despisten, les borro mi rastro y me marcho al monte!!
ResponderEliminarVaya, demasiada dependencia tenemos, es verdad, pero sin ellos, no podríamos estar tan al corriente de 50 palabras ;-)
Saludos!
Carme.
Ayer me sorprendí pidiendo perdón (por molestar) al robot aspirador. La verdad es que soy bastante despistado, pero es que a veces parecen tan "humanos"...
ResponderEliminarMuy simpática tu historia, con un punto clarividente, además, que inquieta.
Saludos.
EliminarYo, para no ser menos, te mando un besito virtual, por tu trabajo idem.
ResponderEliminarBienvenido al mundo Robótico.