Insumisa
Él deja flotando en el aire unos amenazantes puntos suspensivos. Espera que ella entienda, analice y valore lo que llevan implícito pero que sus labios no han mencionado. Y así es, ella comprende, medita, evalúa... y a continuación, explícitamente, le planta en la cara un punto final y pasa página.
Escrito por Rafa Olivares - Web
Nos alegramos de que ella haya sido capaz de dejar atrás esos puntos suspensivos que hasta nos dan miedo a los que estamos leyendo tu relato. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarElla dio con la respuesta adecuada.
EliminarGracias, Jesús.
Me gusta como juegas con los signos de puntuación para contarnos este relato, en el cual encontramos una mujer que planta, con valor, cara a las insinuantes amenazas del "machito" de turno. En estos casos siempre hay que poner punto final,pasar página y comenzar una nueva historia.
ResponderEliminarBuen relato amig@, me ha gustado.
Abrazos.
Un honor que le haya gustado a un campeonísimo.
EliminarGracias, Javier.
Olé por ese punto final! Que se lo hubiera pensado mejor antes de ir por ahí amenazando con puntos suspensivos. Muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
Nuestro idioma es tan rico que tiene un signo de puntuación adecuado para cada situación.
EliminarGracias, Ana.
Describes muy bien una relación que uno deja en puntos suspensivos hasta que otro pone el fatídico final que tanto cuesta.
ResponderEliminarA veces los finales son buenos comienzos.
Un beso.
Sin duda este final solo puede dar lugar a un buen comienzo.
EliminarUn beso, Olga.
Hay que aprender a poner por escrito nuestras emociones, las palabras habladas se las lleva el viento. Mejor la más tenue de las tintas que una memoria avezada.
ResponderEliminarMuy bueno, anónim@.
Saludos.
Celebro que te guste, Vicente.
EliminarGracias por comentar.
¡Toma! Me encanta ese punto final y más todavía pasar página, muy bien contado.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Un punto final oportuno y bien puesto soluciona muchos problemas.
EliminarGracias y besos, Malu.
Me ha gustado mucho. Yo tengo serios problemas con la puntuacion y este micro las maneja muy bien y es instructivo a la vez.
ResponderEliminarFelicidades.
Sobre el manejo de los signos de puntuación siempre queda algo por aprender, por eso no hay que dejar de practicar.
EliminarGracias, José.
Los puntos suspensivos están hechos para degustarlos y relamerse como si fueran caramelos, pero si saben amargos como una amenaza, no queda otra que escupirlos y tomarse un buen punto final mentolado para quitarse el mal sabor de boca.
ResponderEliminarBien narrado.
Un saludo
Siempre hay un signo de puntuación con el tono y sabor adecuado para cada situación.
EliminarGracias, Margarita. Saludos.
Me parece una genialidad que usando los signos de puntuación metafóricamente, nos hayas presentado esta historia con ese final que aplaudo enfervorizadamente.
ResponderEliminarMe encantó.
Un saludo.
Pablo
Gracias, Pablo. Toda una satisfacción que te haya encantado.
EliminarSaludos.
Yo, que hago uso (y abuso) de los puntos suspensivos, no puedo dejar de ensalzar este micro. Me ha encantado. Desde luego, el punto final es el que realmente debe contar en esta historia, sin duda.
ResponderEliminarUn saludo.
Nada como un buen punto final para acabar con la ambigüedad de unos puntos suspensivos.
EliminarGracias, María José.
Beos.
Hay que ver lo socorridos que son los puntos suspensivos, dejan un final abierto a múltiples interpretaciones y en este caso no presagiaban nada bueno. Me alegro que ella haya sabido poner punto final y pasar página.
ResponderEliminarMuy original la utilización de los signos de puntuación para contarnos la historia.
Besos