La discreta hija de Icario

Cuando Penélope labraba la gran tela, descubrió que se deshacía sola en cada nueva hilera. Desde entonces, dejó el sentido del deber que todos le conocieron durante veinte años, y se dedicó a tramar engaños para ocultar las causas de su fogosidad permanente por el cerrado asedio de sus pretendientes.
Escrito por Guillermo Arnul Castillo Ruiz - Web
Anónimo hasta septiembre

9 comentarios :

  1. En este caso es el destino el que ha obrado deshilando la tela, aunque para la posteridad se le haya adjudicado a Penélope. Cuanto más conocemos las debilidades de una figura histórica, más podemos identificarnos con ella.
    Muy bueno.
    Saludos, anónim@.

    ResponderEliminar
  2. Nos has dado una nueva versión de la leyenda de Penelope, y ya no es ella la que por las noches descosía lo hecho durante el día, pero aún asi parece como si ella quisiera ocultar que era la propia tela la que se deshacía.
    Buen relato amig@.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  3. Nos llevas, con tu evocación mitológica, a otras épocas y personajes que deberían estar más presentes en nuestras lecturas. Penélope algo trama, si no son telas son artimañas. Muy bueno. Saludos y suerte.

    ResponderEliminar
  4. Toda historia puede tener muchas versiones, de hecho, las tiene, y la verdad de lo que ocurrió la saben sus protagonistas, y, a veces, ni eso, pues conocido es que nos engañamos a nosotros mismos y que, con el paso del tiempo, nuestra propia memoria nos engaña –a los políticos de un día para otro, oye-, en tal caso, la verdad sólo estaría al alcance de un ser omnisciente, si es que ese ser existe.
    Así que lo que hizo Penélope durante esos veinte años en los que Ulises estuvo guerreando y corriendo toda suerte de aventuras, entre las que se incluyen también las amorosas, bien hecho estuvo. Y si ha quedado como esposa modelo mejor para ella.
    Quizá, en sus años de madurez, al mirarse en el espejo, y mientras Ulises roncaba en el lecho conyugal, se sonriese de forma sarcástica y pensase que aquel superhéroe que tenía en su habitación era un panoli.
    Así que si la Penélope real fue una antecesora de Mesalina, como sugiere el microcuento –pero lo suficientemente inteligente para que nada se supiese de sus amoríos-, y cató a los pretendientes que le apetecieron, si supo nadar y guardar la ropa en un mundo donde no hay más que chismosos, envidias, mentiras, traiciones, crueldades y no sé cuántas cosas más, pues es digna de admiración, lo mismo que lo es el autor de este microcuento. Enhorabuena y un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Una nueva versión de la Penélope mitológica, aunque en este caso más cercana y humana en sus virtudes y defectos. Buena historia. Felicidades

    ResponderEliminar
  6. Una vuelta de tuerca a los mitos, siempre viene bien. En este caso, le ha tocado el turno a Penélope. Es que resultaba muy inverosímil la versión "oficial". Esta me gusta más.
    Felicidades. Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Mucho más humana esta Penélope que no espera al esposo encerrada en su soledad.
    Me ha gustado. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Pues sí, más humana, me gusta mucho más este giro de la versión.

    ResponderEliminar
  9. Nos presentas una nueva versión de la historia de Penélope mucho más creible que la que todos conocemos. Entiendo mejor a esta Penélope.
    Me ha gustado.
    Besos

    ResponderEliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!