Loxodromía
El jardín de farolas fernandinas, guijarros bajo sus pies y ese murmullo ininteligible de rostros desconocidos que pretendían desviar su rumbo. Sin dejar de dar vueltas, avanzando vacilante con sus manos firmes en el andador, fijo en el objetivo marcado desde el día de su llegada a la residencia: encontrarla.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro
Farolas fernandinas, guijarros, murmullo... Que bien suenan estas palabras que van marcando el itinerario de tu personaje y del que, aparente, nada ni nadie conseguirá separarlo. Enhorabuena y suerte. saludos.
ResponderEliminarÉl ha marcado su rumbo constante en busca de algo o de alguien que añora desde que llegó a la residencia, tal vez su esposa o su casa.
ResponderEliminarAmig@ has narrado muy bien esa sensación que siente una persona mayor sacada de su entorno habitual, con unas palabras y un modo muy bueno. Y ese final "encontrarla" dice tanto.
Buen relato, me ha gustado.
Un abrazo amig@,
Reconozco amig@ que tuve que buscar en goog-le esa estupenda palabra. A mí me recuerda este relato una frase de Joyce: "Cuidado, la piedra que echó a rodar colina abajo te aplastará si no desvías tu rumbo". Esos guijarros o rollingstones que a veces son como las rocas errantes de un capítulo del Ulysses, con las que siempre chocas, en un mismo ángulo, en una línea curva infinita.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Nos has contado muy bien, que a pesar de todas las comodidades que le ofrece la residencia, el anciano no tiene otra obsesión que buscar la salida que le lleve de vuelta a su hogar, a lo conocido. De ahí la relación con el título, loxodromía.
ResponderEliminarMe ha gustado. Enhorabuena!
Besos
¡Qué bonito!
ResponderEliminar(Yo también he tenido que buscar el título.. )
Me gusta como describes la situación, con las palabras elegidas -que nos envuelven- nos dejas una buena sensación y simpatía hacia ese anciano, de querer acompañarlo en su recorrido por la residencia. Yo he entendido que busca a alguien que cree que está allí, manteniendo el rumbo aunque tenga que dar vueltas, puesto que esa línia los une a ellos.
Me ha gustado.
Un beso.
Carme.
Muy hermosa misión la del anciano y muy bellas palabras.
ResponderEliminarMe ha gustado. Un abrazo.
Belleza en la expresión, tan cuidada, y un mensaje que hace reflexionar... Buen relato. Suerte y saludos.
ResponderEliminarEl itinerario parece que está lleno de obstáculos, pero a él no le frena ni su andador para encontrarla. Muy bonito tu relato de lo que puede ser una última aventura. Besos.
ResponderEliminarPrecioso relato. Al llegar la vejez los objetivos se deben tener bien claros, no sobra el tiempo para cambiar de rumbo.
ResponderEliminarMuy bueno, anónim@.
Enhorabuena.
Entrañable y real, este relato.
ResponderEliminarMagnifica la descripción del jardín y el lugar donde se encuentra.
Suerte con las votaciones.
Un relato para aprender.
ResponderEliminarUn saludo estival.
El personaje del microcuento tiene claro cuál es su objetivo, y no sabemos cuándo comenzó ese viaje loxodrómico en busca, quizá, de un amor que le deslumbró en su juventud y que ha llevado arraigado en la memoria y el corazón durante toda su vida.
ResponderEliminarPero parece que su sueño está a punto de cumplirse, que ha logrado enterarse en qué residencia habita la mujer que ama, y, como un cohete lanzado hacia el espacio con destino a un planeta, apoyado en su andador, quizá con muy escasas fuerzas físicas, pero aún con mucha voluntad, va directo hacia su destino, todo lo que le circunda le es ajeno, sabemos de ello por el narrador, pero el personaje no creo que repare para nada en las farolas fernandinas, ni sienta los guijarros bajo sus pies, ni vea algo más que manchas borrosas en los desconocidos con quienes se va cruzando.
Sugestivo y muy interesante relato, un abrazo.
Gran relato, contado de forma preciosa.
ResponderEliminarSaludos.